viernes, marzo 28, 2008

Septuagésima sexta - Viajando -

Salutations mon cher et théorique lecteur.

Estoy aquí para postear animadamente otra de las aventuras que te deshacen de emoción.
Como todos sabemos y disfrutamos, la semana santa trae consigo muchas bendiciones. Representa los últimos días de Cristo en la tierra y afirma su poderío en la panacea de los milagros: “El domingo de resurrección”. Pero para los que somos ateos, representa más, mucho más: representa que tendremos dos días de hueva. Representa un puente de vacaciones que nos alegrará la vida permitiéndonos faltar al trabajo durante cuatro días.

Estos cuatro días los utilizamos normalmente para tirar barra, holgazanear, dormir y demás actividades que aumentan nuestra opulencia de holgazanería. Algunas otras personas aprovechan que sus hijos están también de huevones y se alejan de la ciudad para tomar unas merecidas vacaciones. Normalmente se van a alguna playa o a los escondidos rincones de la huasteca potosina (o la huasteca del lugar dónde vivas querido y teórico lector). Además, normalmente la Semana Santa cae en posteriores días a la entrada de la primavera por lo que estos destinos turísticos son perfectos para eliminar el calor que nos agobia. Los padres de familia salen con sus hijos pequeños a los balnearios, los amigos salen de paseo y deciden llegar a alguna cascada o algún río en el que puedan mostrar sus apoliyados cuerpos. Esas son las vacaciones de semana santa, curiosamente muy parecidas a las vacaciones de verano.

En el trabajo a la hora de la comida, se me cuestionó de a qué lugar iba a salir de vacaciones. Yo contesté indiferentemente que a ningún lado. A mi no me gusta viajar. Me encanta conocer lugares nuevos y atractivos que aumenten mi cultura o me distraigan de mi aburrida vida citadina. Pero el hecho de transportarme hasta aquellos lugares me produce una hueva dinosáurica. ¡Qué cabrón salí! Me gusta ir de viaje pero no me gusta transportarme hasta mi destino. PSA’huevo, qué conveniente.

El punto es que mi jefe y demás ingenieros estuvieron castrándome diciendo que con esa mentalidad nunca conocería ningún lado y que siempre estaría en mi casa y demás. En lo personal no me molestaría. Me gusta la idea de pasar vacaciones holgazaneando en mi casa entregado completamente a mi hobby mediático pajero. Pero ese no es el punto.

Mucho más tarde ese día, un cuate, amigo, pana, compadre o como gustes decirle querido y teórico lector - al que para proteger su identidad le llamaré G. Olvera… no, es muy obvio… le llamaré Gil O. - llama a mi casa y me informa que el cumpleaños de uno de sus antepasados está por llevarse a cabo al día siguiente en un paradisíaco lugar llamado “Lagunillas”. Y cordialmente me invita a que vayamos, prometiendo diversión y lo mejor de todo, abundante y deliciosa comida. Con toda la emoción que puede caber en mi cuerpo (nótese el sarcasmo), le pregunto:

Teh Dib - ¿A cuántas horas queda?

Gil - Tres horas veinte minutos, tres horas y media máximo.

Fuuuuuck!!!

Tres horas y media desperdiciadas en un automóvil. No mamar. No estoy diseñado para esa clase de actividades. Me da hueva transportarme de mi casa al centro de la ciudad y eso que me queda a 20 minutos (en camión). Estaba a punto de mandarlo sonoramente a la verga cuando recordé la conversación con mis compañeros de trabajo y me dije a mí mismo: ¡Pu’s órale, chingue su madre!

Y así se lo hice saber al invitador:

Teh Dib: - ¡Pu’s órale, chingue su madre!

Gil - Eso es todo. Chido, además, también va a ir el Juan. (Su nombre fue alterado para mantener el anonimato).

Así comienza, querido y teórico lector:

Lagunillas
Y cuando andábamos cortando rábanos.


Son las 14:00 hrs del miércoles y acabo de llegar a la casa de Gil. Llevo una pequeña maleta en la que se acomodan hábilmente tres pantalones, dos pants, un short, cinco playeras varios pares de calcetines, algunos calzoncillos y demás ítems indispensables para el buen llevar de unas vacaciones. Y todo esto, para pasar únicamente dos días y medio.

La salida sería posterior a las 17:00, pero pues necesitábamos tiempo para “echar las retas”. Ya saben, agarrarnos a golpes virtualmente.

Fue algo así

Teh Dib: ¿Qué onda?

Gil: ¡Bofo! ¿Qué tantas madres traes en la maleta?

Teh Dib: ¿A qué te refieres? No llevo ningún cadáver.

Los minutos pasaron al igual que las retas. Posteriormente llegó Juan y las cosas sucedieron de la misma manera.

Entre las retas y las ofensas mutuas, Gil nos comenzó a hablar del pueblito al que nos dirigiríamos.

Gil: Sssss… Es basura. Es un pueblito pequeño, sin tecnología, sin señal del celular. Un apestoso rancho que tiene una laguna muy cerca y que solía tener un río atravesando el pueblo.

Faltando 20 minutos para las 17:00 decidimos que era una buena idea adquirir algo de materia esencial para la vida en forma de frituras. Así que fuimos al expendio de frituras más cercano, y compramos más o menos medio kilo de frituras. Al ver la obscena cantidad de frituras que compramos, el amable tendero nos preguntó si queríamos limones y salsa en una bolsa o preferíamos mezclarlas de una vez.

Preferimos llevarnos la salsa en una bolsa.

Cualquier parecido con unos intestinos, es mera coincidencia

Así, el amable tendero nos proporcionó nuestra gigantesca bolsa de frituras, que contenía además de las mencionadas botanas, una bolsa con mucha salsa y limones en abundancia. Al hacer una inspección más minuciosa de los limones, observamos que aunque eran en efecto bastantes, NO estaban partidos.

¡Putísima y se casó de blanco!

¿Cómo nos da unos limones sin partir?

Me cae que la amabilidad del sujeto es únicamente comparable con su estupidez.

Pero bueno, a las 17:00 comenzó el viaje.

Llegamos a la gasolinería y pedimos $300.00 pesos de la verde. Y algo de gasolina también. El viaje estuvo lleno de las clásicas bromas castrosas de viaje. Los molestos y milenarios: ¿Ya llegamos? ¡Quiero ir al baño! ¿Podemos comprar helado? ¿Ya llegamos? ¡Quiero ir al baño! ¿Podemos subir a ese vagabundo? ¿Ya llegamos? ¡Quiero ir al baño! ¿Podemos comprar helado?

Y aunque las bromas, la mierda que nos tirábamos y la evocación de inútiles compañeros de preparatoria eran entretenidos como una comedia de situación que tanto me gustan, las curvas realizaron abrumadoramente su misión y atacaron mi estómago. Comencé a marearme. No era algo brutal como si me acabara de bajar de las “tazas locas” o similares, pero me sentí un poco indispuesto del estómago. Así que para evitar posibles malestares que terminaran en la exposición de mis jugos gástricos desde un vehículo en movimiento, decidí que era mejor recostarme, cerrar los ojos, poner mi celular con las canciones de Molotov que tanto me gustan y tratar de dormir.


Cuando llegamos a Río Verde (más o menos a la mitad del camino) bajamos a comprar elotes. Según me decían, los mejores del rumbo. Al final todos concordaron que el lugar en el que los adquirieron no era ni de cerca el óptimo ya que había omitido importantes elementos en la preparación de tan deliciosa gramínea.

Muestra inequívoca de que en Río Verde también hay judíos.

Cerca de las 20:00 hrs. Nos acercábamos a nuestro destino. Con el camino completamente oscuro y lleno de matorrales a los lados, parecía como la tercera parte de “El proyecto de la Bruja de Blair”. Cruces y vírgenes de mármol en posiciones de ataque y con semblante amenazador adornaban el camino que nos llevó hasta la casa que nos serviría de posada.

¿A poco no está como de Leyenda Potosina?

Al llegar, observé con asombro lo inclinada que estaba la calle principal. Los postes de luz eléctrica iluminaban tenuemente la calzada dejándonos ver una hilera de casas con el típico aspecto de las casas en un pequeño pueblo: casas enormes, terrenos aún más grandes, y alrededor de la casa animales de granja, vacas, toros, perros, gallinas, etc. Una amable señora abrió la puerta y nos atendió con celeridad y paciencia. Era la tía de Gil.

Al mostrarnos la casa, llegamos a una de las más importantes: El baño.

Aquí, fue donde Gil nos dio una noticia que nos perturbó de tal manera que incrédulos tuvimos que comprobarlo.

Gil: No hay agua. Para lavarse las manos, bañarse y “bajarle” al baño deben utilizar cubetas.

¡Mergas!

No mamar. ¿Qué es eso de utilizar cubetas para el baño?

Recelosos de la noticia, velozmente nos acercamos al inodoro y con cuidado y se podría decir que hasta un poco de miedo, estiramos nuestro dedo índice y empujamos la palanca hacia abajo, como normalmente se haría. Repetimos el movimiento varias veces y sorprendidos observamos como simplemente no pasaba nada. La mágica palanquita que se encarga de vaciar el retrete no estaba realizando función alguna.

NOOOOOOO

Gritamos al unísono Juan y yo, visiblemente perturbados al notar que todo en lo que creíamos y que para nosotros solía tan común como respirar, era tomado por la cara y violado con lujuria demoníaca.

Pero llegó la parte importante. La cena.

Afortunadamente para nosotros, la familia de Gil cocina estupendamente. Todas las comidas estuvieron deliciosas y abundantes.

Así que al terminar de cenar (y tendiendo problemas para respirar por lo llenos que estábamos), pasamos a la habitación que hace las veces de sala y encontramos lo mejor de todo: sus tías tienen sky. PSa’huevo. Inmediatamente, tomé el control y busqué con la guía toda la programación de MTV, hasta que apareció, mirándonos desdeñosamente desde lo alto de su grandeza, el nombre más sexy que haya leído en una guía de televisión satelital: Daria. A las 13:30 del día siguiente saldría un episodio de Daria. Olvidando todas las reglas de comportamiento y valiéndome menos de media madre las buenas costumbres, aparté el programa, sin saber si a esa hora sus tías ven algún programa.

La noche prosiguió y nosotros seguíamos viendo la TV. Gozando de los beneficios de la televisión satelital. A las 02:00 nos fuimos a dormir.

Pero esto no podía ser tan sencillo. ¡Oh, no! Para comenzar, al entrar a la habitación, vemos como tiene una especie de “techo falso” que estaba perturbadoramente dispuesto para ocultar el ataque de una serpiente, una cucaracha o una de esas arañas mortales que andan viviendo por ahí. Así que comenzamos a cuestionar al anfitrión:

- Goey, no mamar. ¿De ahí no salen serpientes, escorpiones o fantasmas?

Gil: Yo tenía ese mismo miedo hasta los 15 años. Pero después se me quitó… nunca ha sucedido nada… hasta ahora.


Este es el techo... si no nos atacó ningún animal fue pura suerte...

No tan convencidos como nos hubiera gustado, y con cuidado de no hacer ningún ruido, decidimos que era hora de descansar… pero obviamente, no íbamos a dormir con la ropa que llevábamos. Era imperioso el cambiarnos de ropa por, al menos, un pants.

La habitación.

Sabiendo qué iba a suceder, los tres nos quedamos mirando fijamente. Era obvio que necesitábamos cambiarnos, pero la presencia de las otras dos personas ahí nos incomodaba de sobremanera. Entonces, Gil trata de tomar el mando:

Gil: Mkay! Yo me cambio aquí y ustedes se van a baño

The Dib: ¡ni mergas!

Después de una sucesiva discusión de quién se iba al baño a cambiar y hastiado por todo decidí que si queríamos dormir, alguien debería comenzar a cambiarse. Entonces decidí que era ahora o nunca.

Saqué el pants de mi maleta mientras con incredulidad me observaban los dos perturbados sujetos. Me desabroché el pantalón y les dije:

- Voy a hacerlo. Me voy a cambiar en este momento. Si no salen, es bajo su responsabilidad.

Gil: No lo harás, no tienes el valor. (En ese momento, Juan se voltea)

Teh Dib (bajándome el cierre)… es la última oportunidad.

Gil: No te atreverías. Juan míralo, si ambos lo miramos no lo hará. No tiene el valor.

Estaba a punto de hacerlo cuando se nos ocurrió que todo sería más fácil si mientras uno se cambiaba, los otros dos esperaban afuera. De hecho, era casi lo mismo que si nos cambiáramos en el baño, pero eso se convirtió en una cuestión de honor. No era por ver quién se cambiaba primero, sino por ver quién se quedaba a cambiar en el cuarto.

Las bromas completamente sin sentido no se hicieron esperar:

- Oye, “Mancha en el gluteo izquierdo

- ¿Qué quieres, lampiño?

- ¡Cállense los dos, “pequeños”!

Al amanecer del día siguiente, al fin pudimos constatar el tamaño del “patio trasero” de la casa. En verdad enorme y con espacio suficiente para que maniobren a placer gallinas y otros animales.

Pero bueno, habíamos ido a ese lugar para una cosa en específico y es lo que íbamos a hacer. Así que desde temprano, decidimos realizar nuestro propósito: nos pusimos a jugar Play Station.

Así estuvimos hasta que llegó la hora de Daria y disfrutamos de un excelente episodio de Daria. Después, seguimos jugando. Horas y horas de retas nos permitieron olvidarnos de que había todo un pueblo por explorar. Hasta que se nos “sugirió amable pero firmemente ir a dar una vuelta por el pueblo, para conocerlo y admirar la laguna que le da nombre al pueblo.

Así que pues para aprovechar el viaje, decidimos salir. Caminamos algunos metros hasta llegar al que denominan como “el centro del pueblo”. Un apestoso kiosco con unas banquitas en el perímetro y eso es todo. ¡No me imagino lo emocionante que se ha de poner el día de la independencia! A continuación, seguimos caminando y observábamos curiosamente que todas las casas eran en concepto iguales. No era nada más un lugar para vivir. Eran delimitaciones congruentes suficientes para sembrar y cosechar algunos vegetales, criar ganado, y claro cómo no, para vivir cómodamente. Eso si tuvieran agua corriente y drenaje, pero según se nos comentó, esos eran lujos con los que aún no contaban. Finalmente llegamos a un lugar llamado “El sótano”. Era ni más ni menos un valle gigantesco en el que antes solía pasar agua. Eso era todo. Una especie de hoyo gigantesco que hasta parecía creado por un meteoro hace millones de años. Cubierto de matorrales y piedras peligrosamente filosas, si lanzas un cadáver ahí, nadie se preocuparía por intentar rescatarlo. Sería demasiado complicado como para intentarlo y no valdría la pena ni aunque fuera el cadáver del asesino de J. F. K.

El sótano.

El centro del pueblo

Regresamos sobre nuestros pasos y dimos vuelta en una de las “calles principales” (únicamente tiene dos) y fuimos descendiendo por la carretera. Caminamos cerca de 20 minutos cuando llegamos a la máxima muestra de orgullo del pueblo: La laguna colorada.

Teh Dib: - Disculpe señor... ¿En dónde queda la laguna colorada?
Pueblerino: - Allá, por donde se ve la bolota amarilla.

Era como un enorme charco, rodeado de piedras blancas, lleno de agua particularmente verdosa a la mitad de la nada. Y eso era todo. No había vegetación exótica ni animales peculiares que habitan en la laguna. Digo, no esperaba ver a “Nessy”, pero algunos peces hubieran sido agradables. Cuando llegamos, unas personas se sordeaban hábilmente para que no notáramos que estaban extrayendo agua con una bomba. Según se nos informó posteriormente, el extraer agua de la laguna está prohibido, puesto que hace algunos años se secó por primera vez en toda la historia del pueblo.

Se rumora que el mismo Dios bajó y la llenó con una bomba.

Y eso era todo.

Ese fue el pueblo.

Únicamente ganado, perros, y terrenos considerablemente grandes.

Para el regreso, tomamos un atajo. Un atajo que me pateó las bolas considerablemente. Era subir una ladera que nos llevaba directo al panteón. Pero la puta ladera estaba más inclinada que la chingada. Ya ven que la chingada está inclinada, pues esta ladera estaba peor. Prácticamente parecíamos los goeyes de límite vertical de lo empinado que estaba. Casi vomitando los pulmones por el esfuerzo y con los tendones tiesos al fin subimos la ladera. Observábamos desde arriba la colina que subimos y dijimos:

PSA’huevo, qué cabrones somos.

¿Cuál Everest? Esta es "el ascenso"

Regresamos a jugar Play Station de nuevo. Burlándonos de los ataques increíblemente bizarros que salen en el juego de Melty Blood o muriéndonos miserablemente en los pantanos del Metal Gear Solid 3.

Así estuvimos hasta la hora de la cena, en la que los anfitriones nos consintieron con una copiosa cena cuya descripción más acertada sería “deliciosa”. Posteriormente volvimos a jugar y así llegó la madrugada.

Repitiendo el procedimiento anterior, estábamos en toda la disposición de dormir cuando de la nada, comenzaron las clásicas preguntas que pueden hacerse tres hombres a mitad de la nada:

¿Con cuántas? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué?

Y por si no te lo imaginabas querido y teórico lector, todas esas preguntas eran relacionadas con mujeres. La primera, la última, la más especial, etc. Comentando anécdotas y experiencias agradables, dolorosas, graciosas, etc. en una conversación que se formó de la nada y se prolongó casi hasta el amanecer. Promesas hechas, desamores y los efímeros traumas de una niñez peculiarmente solitaria salieron a la luz, bajo la sombra pálida de la luna.

Finalmente el último día llegó. Repetimos todas las secuencias ya descritas y poco después del medio día salimos. Cansados, ojerosos, sin ilusiones, con la idea feliz de que regresaríamos a la civilización y con elemental parsimonia abordamos la camioneta; tres horas con treinta minutos después llegamos a la ciudad. Tal vez no más amigos, tal vez no con un mayor conocimiento de nosotros mismos, pero ciertamente con un tema para postear en nuestros blogs. Afortunadamente, yo soy el único que tiene blog. ^_ ^

En verdad debo agradecer a la cordial familia de Gil ya que nos atendieron muy bien todo el tiempo que estuvimos invadiendo su casa. Su abuelita es en verdad generosa y por momentos me recordó a la mía. Sus tías son en efecto, muy amables y eficientes.


Desde aquí quiero mandar una felicitación a Dio porque su cumpleaños es el día 30 y el año pasado no lo felicité. U_U

domingo, marzo 09, 2008

Septuagésimo Sexto - Ignorancia -

Saludos querido y teórico lector. Vengo a calmar tus ansias de conocimiento de mis experiencias personales. No tenía tema, pero pues visitando algunas páginas de Internet, mi ego bajó a niveles que no había visto desde hace mucho tiempo y es lo que vengo a relatar aquí hoy.

Antes que nada, comenzaré por relatarles como es que principió esta racha de “El día de hagan sentir como basura a Teh Dib”. Como muchos de ustedes saben, uno de los blogs que más disfruto visitar es el blog de la Señora (con todas sus letras) Elia Martínez Rodarte. Mejor conocida por estar en la lista de los blogs que visito con chabacana alegría e imperiosa necesidad con el acrónimo de “Ivaginaria”. Pues bien, uno de esos días en los que me agobiaba en el trabajo, sin aviso ni alharaca me llegó un mail de noreplay@blogger.com. Eso indicaba que alguien acababa de dejar un comentario en mi blog. Al ver el clásico y estandarizado mail, me llevé una sorpresa tan grata que pareció ser orgásmica. Decía más o menos así:

Elia Martínez Rodarte ha dejado un comentario en la entrada: “septuagésimo quinto - historias -”.

Lo único que pude decir después de ver tal comienzo del mail fue:

¡Mergas!

Con voraz ansiedad, veo el comentario que dejó:

saludos...¡que largote post!

Eso me dejó helado. El niño que tenía dentro lleno de esperanza murió de una congestión alcohólica después de leer el comentario y ponerse a beber tequila por la decepción. Prácticamente plasmé pedazos de mi alma en ese post y me esforcé durante días para hacer un post medianamente interesante. Y entonces, una de mis musas (si es que le puedo llamar así), una de las pocas personas a las que quiero emular tiene la amabilidad de leer el post y lo único bueno que puede decir de mi escrito es que es muy largo. Fue rápido y brutal. Recordé fugazmente que el corazón se rompe cuando después de haberse dilatado en demasía por el tibio aliento de la esperanza, tropieza con la dura realidad.

Ciertamente no soy Fernando Vallejo o Carlos Monsiváis o ya de perdido El Autor. Pero siempre había pensado que escribía “más o menos”. Ahora a lo más que puedo aspirar es a escribir como - Dios me libre - Carlos Cuauhtémoc Sánchez.

Pero bueno, prosigamos con la historia de cómo cada vez me doy cuenta de que soy apenas poco más que basura. ¡Agh, qué emo sonó eso!

Uno de esos días que se agolpan en mi cabeza un montón de conocimientos al mismo tiempo, recordé una frase que dijo Julio César allá por el 47 aC. Veni Vidi Vici. O para los que están medio mal en latín: Vine, Ví, Vencí.

Hasta aquí, todo bien. Pero en mi curiosidad felina se me antojó investigar un poco más de tal lacónica frase. Así que entré a wikipedia y encontré una frase que me pateó la glándula de la curiosidad. Decía algo similar a esto:

Veni, vidi y vici son la primera persona del pretérito perfecto simple de los verbos en latín venire, videre y vincere.

Cuando ví primera persona del pretérito perfecto simple, inmediatamente entendí de que se trataba. Pero el notar que tenía un hipervínculo me hizo llegar a una parte en la que dije: ¡No mamar!

La sucesiva acción de “clickear” en algunos hipervínculos, me llevó a esta página:

Y fue aquí en donde volvía decir ¡Mergas!

Era toda una página de los tiempos verbales del español. Y lo que me hizo sentir de la merga, fue que no conocía muchos de los que aparecen ahí. ¿Cómo putas iba yo a saber que el aoristo se refiere a la acción como suceso momentáneo? ¿O qué este tiempo indica que las acciones están prohibidas en cualquier momento o tiempo dado? ¿Cómo iba a saber que al tiempo que yo conocía como antecopretérito también se le conoce como pretérito pluscuamperfecto?

En efecto, conocía algunos tiempos como los clásicos de la primaria: Presente, pretérito, futuro, copretérito (pretérito imperfecto), pospretérito, antepresente, antecopretérito, antepretérito, antepospretérito, antefuturo y por supuesto, los de la secundaria: Presente, pretérito, futuro, antepresente, antepretérito, y antefuturo, todos ellos del modo subjuntivo. Pero en serio, la frase pretérito perfecto compuesto me agarró de las bolas completamente desprevenido.

En serio, el pendejo que diga que el inglés es igual o más difícil que el español no tiene idea de lo que habla.

Luego, para sentirme aun peor, llegué a una página en donde pude descargar un manual de “Ortografía de la lengua española” (qué pueden bajar de aquí ). Y ahí, me di cuenta de que la Ch y la Ll son letras. O sea que sí deben de ser mencionadas en el abecedario: A, B, C, Ch… J,K, L, Ll, …Z.

¡Putísima y se casó de blanco!

Me cae que siempre pensé que la Ch y Ll no eran letras por sí mismas.

En ese mismo manual, me encontré con que la C ante A, O, U representa un sonido oclusivo velar sordo. Pero ante E, I puede representar una de dos cosas: Un fricativo interdental sordo o un fricativo sordo de articulación mayormente predorsal.

La cara que tienes en este momento, querido y teórico lector, fue la misma cara que puse al leer esas mismas líneas. Así es, una cara de “no valgo madre”.

Prosiguiendo con el post, decidí que como tengo un poco de dinero extra que me quema las manos, era hora de probar mis habilidades intelectuales. Como ya había puesto en un post pasado, considero que mi IQ está por encima de los 136 puntos (con desviación estándar de 16) necesarios para entrar a la organización Mensa Internacional. (Tal como lo mostró un test de Internet con desviación estándar 15). Para los que no sepan qué es mensa, revisen este link.

Pues bien, para ver lo del examen, decidí hacer un poco de investigación. Y encontré cosas que me hicieron sentir miserable:

Para empezar, yo creía que la única organización de alto IQ era Mensa Internacional (con sus respectivas filiales en diferentes países). Pero me di cuenta de que hay muchas más: The High IQ Society, Mensa, Top One Percent Society, Cerebrals, One in a Thousand society, Triple Nine Society, IQuadrivium, Prometheus, Ultranet, Mega Society y Giga Society.

Así pues, decidí ver cuál era a la que quería entrar. Al fin, básicamente, todas son lo mismo.

Eso era lo que pensaba, querido y teórico lector, hasta que me di cuenta de que a los geniecillos no solo les gusta ser reconocidos como geniecillos, sino también disfrutan recordarles a las demás personas que ellas no son geniecillos. Para que te des un ejemplo, querido y teórico lector, Te pongo esta tablita:

Sociedad / IQ necesario (SD 16)

============== / ================

High IQ Society / 124

------------------- / ----------------------------

Mensa / 136

------------------- / -----------------------------

Top One Percent / 137

------------------ / ------------------------------

Cerebrals / 144

------------------ / ------------------------------

One in a T. S. / 150

------------------ / ------------------------------

Triple Nine / 150

----------------- / ------------------------------

IQuadrivium / 150

------------------/ ------------------------------

Prometheus / 164

----------------- / .-------------------------------

Mega Society / 176

----------------- / ------------------------------

Giga Society / 196

========== = / =================

Ahora sí que “Éramos un chingo y parió la abuela”. ¡¿Qué pedo?!

Según esto, en Giga Society únicamente hay 6 miembros.

No vengas.

Primero me sentía muy salsa por poder entrar a Mensa. Ahora, viendo todas esas sociedades y los obscenos IQs necesarios para entrar se me quitaron las ganas hasta de hacer el examen de admisión. Me imagino a los goeyes de las últimas sociedades:

- ¡Ja! Otro perdedor retrasado con IQ de 140. Seguramente no puede distinguir un número primo de un número natural después de un millón.

Si todo lo anterior, me hizo sentir idiota, esto me hizo sentir “de la merga”.

Por cierto, si no saben porque digo merga en lugar de verga, vean este video

lunes, marzo 03, 2008

Septuagésimo quinto - Historias -

Saludos querido y teórico lector.

Ya es hora de actualizar este blog que ha andado muy solito últimamente. Como se está haciendo costumbre, se debía a que básicamente, no tenía ningún tema para escribir. Digo, una o dos cosas sucedieron en el trabajo, mi casa o algún lugar similar, pero nada seductor que pudiera relatar que te mantuviera más o menos interesado.
Afortunadamente, ya tengo tema. Digo, no es un tema muy explotable, pero pues al menos es algo diferente, aunque ciertamente similar a otro que ya expuse con anterioridad.

Pasemos pues al punto central de este post.

Con pedestre alegría y altanera necesidad te presento:

Teatro

Rómpete una pierna… como el goey del Arsenal.

Un día como hoy, pero ciertamente más parecido al día 19 de Febrero de 2008, vino a San Luis Potosí la obra te teatro Closer. Y siendo tan fan como soy de la película, no me quedó más remedio que asistir a verla. La presentación se llevaría a cabo en el - tal y como lo presume el gobierno del estado - “Majestuoso Teatro de la Paz”. A las 19:00 hrs.

Dejando esto en claro, llegué al teatro con más o menos 30 minutos de prelación. Mientras esperaba a la amable señorita que tuve el honor de acompañar, decidí sentarme en los escalones del teatro (una práctica muy común en San Luis Potosí, querido y teórico lector foráneo) y me puse a observar con curiosidad el comportamiento de los asistentes al teatro. Llegaban de todas partes, con celeridad pero con decisión a comprar sus respectivos boletos. Señoras más o menos maduras, señores más o menos viejos, todos ellos con el estereotipo de ser personas acomodadas afectas al teatro, más por considerarlo para gente “nice” que por su valor artístico. Algunos jóvenes con el típico aspecto desgarbado de estudiante de letras o filosofía, que de nueva cuenta, en lugar de ir al teatro por esparcimiento, van a buscar la relación existente entre la obra y la yuxtaposición de la filosofía kantiana emulada en la película.

Y ciertamente, algunas personas se veían muy normales. Señores, señoras, chavos, chavas que no caen en ningún estereotipo y que hasta parecía que solo iban - como yo - porque les gustó la película.

Y es que siendo sinceros, - al menos en San Luis - no puedes ir al teatro tan seguido como te gustaría. A diferencia de las luchas en el que siempre hay “precios populares” o en el cine, en el que el boleto te sale en $50.00 y tu lugar depende de la hora que llegues, el teatro es mucho más selectivo con quién va. Para comenzar, al ser un teatro tan grande e imponente, requiere mucho mantenimiento, por lo que el precio del boleto comienza a subir. Normalmente, las obras que se presentan, son obras con actores renombrados, haciendo que el precio del boleto suba exponencialmente. Y nunca hay dos por uno. Además, el boleto más económico te condena a permanecer kilométricamente lejos del escenario, por lo que si tu visión es mala, ya pasaste al departamento. Ergo, no puedes ir al teatro con $50.00. Mejor te vas al cine y te compras tu entrada y tu refresco.

Digo, claro que hay otros teatros un poco más “independientes” en los que se presentan obras también muy buenas pero con un precio mucho más asequible. Desafortunadamente querido y teórico lector, no son mayoría…

Pero regresemos al punto central de este post.

Ya que terminé mi inspección sociológica, estuve apreciando la plaza del Carmen. Es ciertamente una plaza muy bonita, llena de jardines pequeños, una fuente, una iglesia, un museo, y muchas, pero en serio, muchas palomas. Mientras que me preguntaba que se estarían preguntando las palomas, recibí un mensaje de celular completamente vacío y finalmente llegó la mencionada señorita.

Al acercarnos a la taquilla, vimos nuevamente de todo. Más señoras y señores con incontrolables deseos de presumir que adquirieron un boleto tan cerca del escenario que podían oler el sudor de los actores, taquilleras tan indiferentes que harían vomitar de envidia al más flojo de los burócratas, y claro como no, el clásico señor que compró dos boletos de los más costosos para ver la función con su esposa y dos minutos después de adquirirlos, le llama por teléfono la mencionada para decirle que no podrá asistir.

Llegamos a la taquilla y pedimos - por motivos que aun no comprendo del todo – boletos de los más económicos.

Al ver que solo faltaban 10 minutos para que comenzara la función, apuradamente corrimos a la entrada del teatro y con una zanganería épica de mi parte subimos todos y cada uno de los escalones que nos separaban de nuestros asientos. Con premura y por lo tanto con prisa, llegamos hasta nuestros respectivos lugares. Agobiado por la incalculable cantidad de escalones, me dejé caer pesadamente sobre la butaca y veo con sorpresa que el teatro es un poco demasiado más grande de lo que esperaba… de hecho, es bastante grande, puesto que estábamos considerablemente lejos del escenario. Digo, no se veían como hormigas ni nada parecido, pero sí estábamos un poquito lejos.

Al sentarnos, noté con cierta desconfianza, que no tenía espacio suficiente para maniobrar con mis piernas. Mis 1.85m me molestaron al no poder estirar las piernas adecuadamente, ya que el espacio existente entre la butaca y la bardita de protección era muy pequeño… al menos, para mi altura.

Antes de comenzar la función, una pareja llegó intempestivamente a sentarse en la misma butaca. Amablemente nos pidieron permiso y al no quedarme de otra, me levanté y los dejé pasar. Se sentaron, se acomodaron y entonces uno de los jóvenes (para mi desgracia, el chavo), tuvo la imperiosa necesidad de “ir al tocador”; como sutilmente se lo dijo a su fémina acompañante. Regresando sobre sus pasos, nos obligó de nueva cuenta a ponernos de pie.

Con puntualidad casi suiza, a las 19:00 hrs. Se nos anuncia la tercera llamada y se nos recuerda muy imperiosamente apagar el celular y que está explícitamente prohibido tomar fotografías o video de cualquier tipo. Así comenzó la función.

Primeramente, todas las luces se apagan, excepto claro, una juguetona luz azul que iluminaba el escenario. Tranquila, pero eficientemente, se va abriendo el telón y se deja ver una banca que simulaba una banca de hospital. Los actores comenzaron a hablar. En ese momento, llegó castrosamente el sujeto que había ido al tocador, con el clásico “Con permiso, perdón, gracias” repetidas más por instinto que por educación.

Pasaron muchos minutos y la obra proseguía. Tenía muchos momentos divertidos y cerca del final, la panacea de lo incorrecto, de lo patético y lo “naco” (perdón querido y teórico lector, pero no encuentro otra palabra que se adecue tan bien como naco) se mostró en toda su voluptuosidad cuando en la fila detrás de nosotros, sucedió algo así:

- ¡!!Riiiiiiiiinnnnnngggggg!!! ¡!!Riiiiiiinnnnnngggg!!!

PUTÍSIMA Y SE CASÓ DE BLANCO

No mamar… aquí también es como en el cine… me cae que no mamar. Todos hacen caso omiso de la instrucción primigenia “APAGUE SU CELULAR”. O sea, no jodas. Fue algo tan obsceno… Me cae que estoy rodeado de chimpancés.

Pero bueno igual y simplemente se le olvidó apagarlo. A cualquiera le puede suceder. O al menos eso me hubiera gustado creer, hasta que entonces…

- Es Toña. Márcale.

ASOPOOTAMADRE!

No hay mejor palabra para definir lo valemadrista del comentario. Dejando a un lado todas las reglas de cortesía, atención, empatía y hasta un poco de sentido común, la castrosísima señora, considera que es más educado NO contestarle a Toña, sino marcarle para que Toña no gaste saldo y lo peor, valiéndole un cuarto de madre todas las demás personas, decide comenzar con una conversación más o menos así:

Castrosísima señora - ¿Qué pasó?

Castrosísima señora - No, ¿Qué pasó?

Castrosísima señora… Sí, siempre sí venimos al teatro.

Castrosisima señora… Hey… hey.

Es como si todo lo que la voz en off dijo al principio de la función fuera inexorablemente cambiado por “Por favor, encienda su celular y no se olvide de hablar a media función con Toña”.

En ese momento, hasta sentí envidia de la cantidad tan abrumadora de indiferencia que mostró la señora. Hablando y hablando de trivialidades a media función, sin bajar ni medio decibel el tono de su castrosa voz. Riendo soezmente de lo que sea que Toña le haya dicho. Y aunque la obra seguía con apremio y sin inmutarse por el molesto vómito de lenguaje que salía por el tubo de ruido de la señora, esta proseguía.

Después de varios segundos de patearnos las bolas, y de que incontables personas comenzaran con el proverbial “Sh” “shhh” la señora como que agarró la onda y decidió colgar. Claro, no sin antes hacernos notar que se molestó mucho por nuestra “falta de educación” al estar callándola. Eso no se le hace a una dama.

Para esa clase de personas, en lugar de tener una atenta voz que resuene por todo el lugar, deberían de proyectar en una pantalla gigante algo como “APAGUE SU PUTO CELULAR O LO CASTRAREMOS CON UNA CUCHARA”. Y aunque algo así hacen en el cine, tampoco parece funcionar bien.

Sin nada tan interesante como para resumir aquí, sucedieron varios minutos. En ese momento, agradecí a las deidades el estar tan lejos del escenario. Una escena de desnudo… y no era precisamente una mujer la que se desnudaba… ¡Oh no! Era un hombre. Y eso, en efecto, no fue agradable. Así es querido y teórico lector. No se como le hizo Mariana Gajá para poder hablarle al chile al Bichir, porque en efecto querido y teórico lector, le dijo la neta.

La función terminó y el público ovacionó atentamente a los actores que tan buen trabajo hicieron. Salimos, bajamos todos los escalones que subimos y salimos del teatro, para ver con incredulidad que había mucha gente formada para ver la siguiente función… ciertamente esta vez, si se iba a llenar.

Aprovechando este post, voy a retomar uno de los temas que solía hacer: las críticas. Pero esta vez, no voy a criticar películas. Querido y teórico lector, esta vez, voy a criticar la obra de teatro “Closer”.

Para comenzar, debo decir que soy fan de la película. Me encantó, simplemente, me encantó. Hasta la compré en original (ciertamente algo muy extraño, querido y teórico lector). Por tal motivo, fui con imperiosa necesidad a ver la obra.

La obra está protagonizada por: Odiseo Bichir, Alejandra Barrios, Mariana Gajá y Bruno Bichir.

La obra, sencillamente, es buena. El guión es simplemente genial, el humor es un humor ácido, en ocasiones sarcástico. Los actores son muy buenos y hacen que la historia sea fluida. No obstante, la traducción me pareció pobre. En especial porque la obra tiene muchas (pero en serio, muchas) connotaciones sexuales, principalmente a “fornicar” y a los orgasmos femeninos. Y en lugar de hacer lo que el Marqués de Sade solía hacer en sus novelas y buscar eufemismos y sinónimos para sus obras (en la que es difícil encontrar palabras repetidas, aunque se refiera al mismo órgano una y otra vez) el traductor simplemente lo dejó como “coger”.

Frases como ¿Te la cogiste? ¿Te cogió? ¡Me la cogí! ¡Estuve cogiendo! Y ¿Te veniste? ¡Me vine! ¿Cuántas veces te veniste? Y similares, se repiten abrumadoramente toda la obra. Y siempre la misma palabra: Coger.

Habiendo tantas y tantas palabras que podían elegir: “joder”, “fornicar”, “follar”, “ponerle”, “cochar” (esa es de Cd. Mante), “hacer el amor” (LOL!), “culiar”, “fuckear” (esa me la acabo de inventar yo, pero… ¿a poco no está chida?).

Y para el orgasmo femenino… pues pudieron utilizar frases como: “¿Llegaste?” “¿Orgasmeaste”?, “¿Te corriste”? Y otras similares.

Dejando a un lado eso, pasemos a las actuaciones.

Ciertamente, son buenas. Excepto la de Mariana Gajá (que actúa como Alice). A mi parecer estuvo un poquito fingido. Es una buena actriz, pero no siento que haya estado al nivel de los demás actores. A diferencia de Alejandra Barros, que simplemente estuvo magnífica.

Desafortunadamente, al haber visto la película anteriormente, no podía dejar de compararlos con sus contrapartes americanas. Digo, Natalie Portman claramente nació para ese papel y no pude dejar de comparar a Mariana con ella. Y concluyentemente, Natalie la pateó brutalmente. De los hombres, pues… Clive Owen y Jude Law también estuvieron siendo comparados con los Bichir, pero afortunadamente, la actuación sobresaliente de ambos los niveló. Y Alejandra Barros… por alguna razón, siento que quedó mejor en el papel de Ana que la misma Julia Roberts.

La historia es en realidad muy simple. Un hombre común y corriente conoce a Alice, una chava muy liberal que solía trabajar como “teibolera” cuando la atropellan. De aquí nace una relación muy intensa, hasta que el chavo conoce a Ana, en una sesión fotográfica. Él se enamora de ella, y al no ser correspondido, decide jugarle una broma, en la que todo le sale mal y Ana conoce a alguien más con el que comienza una relación. Después de varios acontecimientos, las parejas cambian y hasta se puede decir que en un sentido abstracto, la hacen hasta de “swingers”.

Para finalizar… ciertamente valió el boleto. La obra es entretenida, los actores son buenos, hay un desnudo (igual y a alguna querida y teórica lectora puede interesarle) y si no han visto la película, se la pasarán extremadamente bien. Si ya la vieron, se la pasarán “bien”.

Y ya que estoy en eso de contar mis anécdotas, voy a relatar una que ciertamente me sorprendió. Y no precisamente porque no la esperaba, sino porque fue una experiencia que nunca antes había tenido. Casi me perturba lo que hubiera sucedido.

Pues pasó algo más o menos así:

El sábado pasado, fui a ver la película de Sweney Todd (A.K.A. “El barbero demoniaco de la calle Fleet”, película que recomiendo ampliamente por cierto, aunque sea un musical). Eran cerca de las 21:30 hrs. Cuando iba caminando singularmente, con ningún pensamiento en particular en mi mente, tarareando algunas de las tantas canciones de la película, cuando a lo lejos, veo un tipo tirado en la calle.

Delante de mí, caminaba un señor en chanclas y short que yo reconocí como un oficial de seguridad privada –vecino mío - que con parsimonioso paso que se acercaba también, al mencionado individuo.

Con indiferencia, el señor le dio la vuelta y siguió su camino, sin siquiera molestarse a ver al infeliz que estaba tirado.

Al acercarme al sujeto, veo con repulsión que se encontraba inconciente, encima de un líquido cuyo color no distinguí por la poca luz que en la calle había. Al notar tan patética escena, vinieron a mi mente escenarios tan variados como el tipo desmayándose por la cantidad tan brutal de alcohol en su sangre; o el tipo perdiendo el equilibrio por la misma razón y eligiendo dormir en ese lugar. Digo, no sería la primera vez que sucediera algo así en la colonia.

Seguí avanzando a mi casa cuando intempestivamente noté algo que me perturbó… no olía a alcohol. No es que esperaba que me llegara el aroma de cien botellas de tequila fermentadas, pero al menos esperaba notar el aroma característico del mezcal o algo así a lo lejos. Sin darle más importancia, rodeé al infortunado sujeto y llegué a mi casa algunos minutos después.

Sin saber porque, imagino que quería hacer una broma ácida o algo así, le comunico a mi familia que hay un hombre tirado en el estacionamiento y que parece estar completamente ebrio, ya que hasta su botella de licor terminó tirando en el suelo. No obstante, también hice el comentario de “Pero lo extraño es que no huele a nada”.

Mi padre, impulsado por una curiosidad casi morbosa, me pidió que le indicara el lugar de los hechos; con una flojera tan grande como la que más, salimos de la casa y lo llevé al lugar. El individuo seguía tirado. Mi padre, como notando algo extraño (que yo atribuyo a que no olía a alcohol), decidió darle la vuelta al tipo. Al voltearlo, veo con sorpresa, que el tipo tenía -por lo menos – tres heridas graves en el cráneo. El líquido que yo asumí que era licor, en realidad era sangre que emanó a cantidades considerables de la cabeza del subyugado miserable. El mencionado, aunque sangrando profusamente, estaba medianamente conciente y tuvo la fortuna de que mi padre lo reconociera y de que sabía donde vivía.

Mi progenitor me pidió que lo ayudara a levantarlo y entre los dos fuimos a llevarlo a su casa. El padre del en ese momento desangrado tipo se deshacía en gracias y bendiciones para mi persona. Según él, si no hubiera pasado por ahí, su hijo se hubiera desangrado hasta la muerte.

Es esto lo que me perturba en demasía.

Digo, no soy un héroe. Yo accidentalmente mencioné (debo aceptarlo, más con ímpetu de ofender y molestar que con el de ayudar o siquiera comentar) que el sujeto estaba en la acera. Nunca tuve el pensamiento de ayudarlo. Si hubo un héroe aquí fue mi padre. El tuvo las ganas, la curiosidad y la bondad de llevar al sujeto a su casa.

En cambio, si yo no lo hubiera mencionado, tal vez el tipo estuviera muerto ahora. Y ahí, por alguna razón, sí hubiera sentido que fue mi culpa. Me hubiera culpado a mi mismo por dejar que el tipo muriera desangrado lentamente. Digo, creo que por mi omisión me hubiera ganado el infierno. Lo bueno es que no creo en ese interesante lugar. Con todo, me hubiera quedado con esa sensación de que pude hacer algo.

Afortunadamente, todo salió bien.

Aun nadie sabe la razón de quién golpeó al tipo y por qué. Lo único que se es que todas estas cosas, son señales. Señales de que Maussan tiene razón y el mundo se va a acabar en el 2012. Hay que estar preparados.

P.S. Para el querido y teórico lector despistado… ese último párrafo, fue sarcasmo. Excepto la parte de que no se quién golpeó al tipo y por qué. O_o


Y para variar, voy a escribir un tercer post. Así es querido y teórico lector. En esta ocasión, voy como no, a postear tres por uno. Hasta parezco Costco o alguna tienda departamental similar.

Para completar esta entrada, voy a presentarte, querido y teórico lector:

Titulación
Firma aquí… ingeniero

PSA’huevo.

Después de considerables aventuras, mucho tiempo, y aun más papeleo finalmente soy todo un Ingeniero en Mecatrónica titulado.

Y ahora que soy todo un ingeniero, tengo otra visión de las cosas. El aire tiene un aroma diferente, me siento más alto y siento que tengo una enorme responsabilidad con la sociedad. Eso es lo que diría si el aire tuviera un aroma diferente, si me sitiera más alto o si sintiera que tengo una enorme responsabilidad con la sociedad.

Pero no. No me siento diferente a antes de ser ingeniero. No me siento diferente a ser solo un pasante o un estudiante. Me siento de la misma manera. Tal vez con un poco más de sueño, pero eso fue porque me desvelé viendo una de esas películas que salen en The Film Zone alrededor de la media noche. Pero nada más. No soy la egocéntrica criatura que muchos apostaron que me convertiría en cuanto me titulara. Tampoco soy esa persona que finge con hipocresía que el título no importa. Claro que me importa. Ya soy un ingeniero. Y en efecto lo digo con gusto: soy el primer ingeniero en mecatrónica titulado del Instituto Tecnológico de San Luis Potosí.

Y aunque a muchos no les guste y a otros no les importe, siempre lo seré.

Tal vez en alguna acta aparezca ese dato, tal vez no. Pero al menos se que es cierto.

Mi ceremonia de titulación fue ciertamente emotiva, pero no por eso menos entretenida al querido y teórico lector. Y eso es lo que voy a relatar.

Primeramente, voy a numerar a los sinodales que me hicieron el favor de estar presentes en la ceremonia protocolaria:

Como presidenta, la Maestra Rebeca. Ella sin duda fue la maestra que más me ayudó durante toda la carrera. Y eso que únicamente me impartió una materia.

Como secretaria: La Maestra Villalpando. Una de las muy pocas personas en el ITSLP que sabe y disfruta hacer su trabajo.

Como Vocal Titular: El ing. Ponce. AKA: el muerto. Pero por alguna razón que desconozco, pusieron a la Maestra Elizabeth como vocal y al muerto como vocal suplente.

Vocal Suplente: Ing. Elizabeth. Por alguna razón cambiaron de posiciones… hasta eso no fue algo tan malo.

Comenzaré diciendo que llegamos al lugar adecuado (mis familiares y yo) como unos 20 minutos antes del evento. Asistiendo estaban: Mis padres, mi hermano, dos de mis innumerables tías, Marcel y Rosalba. (A quienes agradezco el haber estado presentes en mi titulación).

Los minutos pasaban angustiantemente y ninguno de mis sinodales llegaba. Si no estaban al menos tres de ellos, pasaría automáticamente al departamento de pelaciones a realizarme a mi mismo la más sonora y remembrada pelada de todos los tiempos.

Afortunadamente, faltando 10 minutos para la ceremonia, la Mtra. Villalpando llegó, nos saludó y comenzó eficientemente con los preparativos que su puesto demandaba. Posteriormente, llegó la maestra Rebeca. A continuación la ing. Elizabeth.

Todos ellos con algunos minutos de ventaja antes de las 09:00 hrs. La hora elegida para titularme. Afortunadamente, ya tenía a los tres sinodales necesarios para la titulación. Algunos minutos pasaron y los preparativos todavía no estaban listos. En eso, veo llegar a lo lejos, el mítico VolksWagen verde que el Muerto utiliza como transporte. El último acababa de llegar.

Algo curioso es que la elección del muerto como mi sinodal fue sin meditarlo. Necesitaba poner a alguien más y salió su nombre de mi esófago tan inconscientemente como un ronquido mientras duermes. No tengo idea de por qué lo elegí. Únicamente nos dio una materia: Electricidad y Magnetismo. Y eso fue en tercer semestre. Ya no lo volví a ver después. Simplemente se me ordenó elegir rápidamente a un profesor que me gustaría que estuviera como sinodal. A uno que representara a los mejores de todos mis profesores. Y pues… ciertamente no fue un mal profesor. Aprendí bastante de él.

Pero pasemos a lo que nos importa. La ceremonia de titulación.

Comenzaré diciendo que los profesores que elegí son de áreas tan dispares que ni siquiera se conocían.

La maestra Rebeca era de Ciencias Básicas, pero posteriormente se convirtió exitosamente en la coordinadora de Ing. mecánica. La maestra Elizabeth es la jefa del laboratorio de Ing. Electrónica y la única maestra que imparte la materia de robótica. La mtra. Villalpando es la más temida profesora de todas las licenciaturas. Y el muerto es un profesor que únicamente se dedica a impartir Electricidad y Magnetismo a electrónica y mecatrónica.

Entonces, al no conocerse, sucedieron cosas como estas:

Mtra. Rebeca: - Bueno, estamos aquí para celebrar el protocolo de titulación de Teh Dib. Como vocal suplente tenemos al ingeniero…

Todos - …

Mtra. Rebeca: - …

El muerto reaccionando - … Jorge XXXX

Mtra. Rebeca- … como vocal titular a la ingeniera…

Mtra. Rebeca - … …

Mtra. Elizabeth, reaccionando: - Elizabeth XXXX.

Mtra. Rebeca - … Y como secretaria, a la licenciada… …

Mtra. Villalpando- … XXXX Villalpando

A continuación, se me explicó claramente lo que debía hacer en el protocolo. Leer claramente el código de ética que me proporcionarían y luego firmarlo. Comencé a leer y al terminar, se me proporcionó una pluma fuente (muy bonita por cierto) para que firmara.

Ulteriormente, la protesta. La secretaria del presídium leería en voz alta una protesta en la que debía contestar afirmativamente. Fue algo más o menos así:

Mtra. Villalpando: - ¿Protestas…

de ahora en adelante?

Teh Dib (levantando la mano) (Sabes que sí. PSA’huevo) ¡Sí, protesto!

Luego sucedieron una serie de cosas en las que todos firmaron algunas hojas y se me entregó una carpeta conteniendo algunas actas, ninguna particularmente importante.

La presidenta me dio la mano y me confirmó que a partir de ese momento, ya era un ingeniero en mecatrónica.

Después, siguió la parte de los mensajes que los sinodales me dirigieron. Luego, la parte en la que yo decía algo y luego la parte en la que algún familiar decía algo. Por respeto a todo lo que se dijo y lo que no, eso no lo pondré aquí.

Posteriormente siguió la parte en la que todos me abrazaban y yo los abrazaba.

Al finalizar, pasé con la licenciada encargada de las titulaciones y me confirmó que debía esperar entre seis y doce meses para recibir mi título. Eso en efecto, es una mamada.

Pero claro, como no, no podía faltar la fiesta posterior a la titulación. Contrario a todo lo que les pedí expresamente a mis padres, actuaron como si fueran sordos a mis peticiones y lloriqueos y organizaron una pequeña “parrillada” fuera de mi casa. La primera parrillada que hayan organizado mis padres desde que tengo memoria.

Por motivos laborales (o sea, que si no iba, me quedaba sin chamba), tuve que ausentarme algunas horas de la fiesta, por lo que cuando llegué, ya todos habían comido y estaban animadamente platicando entre ellos.

Invitados estaban, mis vecinos de enfrente (con su potable hija, por supuesto), y el resto de mis vecinos, algunas tías, algun@s prim@s y algunos amigos (con todo y su padres, PSA’huevo). Al llegar, y sentarme a comer, me doy cuenta de lo peligroso que es dejar a mi padre hablando con varias personas habiendo bebidas alcohólicas de por medio. Él no se pone violento, pero comienza a ser un poquito más “amigable” de lo que es. Hace bromas - más soeces que de costumbre, por cierto - habla con menos propiedad de la que es habitual y tiene la horrible tendencia a presumir de sus hijos mientras realiza todo lo anterior.

- Al fin se tituló. Me salió muy bueno, muy centrado. Muy listo

Decía orgullosamente al calor de las cervezas refiriéndose a mí.

- Es muy noble, muy trabajador. Siempre anda chambeando.

Balbuceaba cada vez menos perceptiblemente para mencionar a mi hermano y presumirlo a los vecinos.

Ofreciendo inmisericordemente alcohol a menores de edad para que “entren en ambiente”, utilizando a los invitados como meseros u ofendiendo sutil y graciosamente a los demás, era en efecto nada agradable, al menos para mí, ya que el que cargará el estigma de todo eso seré yo.

Ya saben como son esas reuniones. Primero, todos hablando de temas completamente ajenos a cualquier cosa civilizada. Hablando de plantas desérticas, de conocidos que tuvieron problemas con algunos pandilleros. Después de algunas cervezas más, comienzan a preguntar con curiosidad morbosa el trabajo tan poco ortodoxo que tiene mi hermano. Él trabaja en una funeraria. Así que los invitados le preguntan fingiendo inocencia, los pormenores de sus aventuras y siempre preguntando lo mismo:

Vecino genérico número 2 - ¿Y no te da miedo?

Mi hermano, ya aburrido de la misma pregunta, no le queda más que contestar con un amable y seco… No.

Después se pasan a las pláticas de fenómenos sobrenaturales.

Mi padre toma la dirección de la conversación platicando de todas esas leyendas que se cuentan entre los taxistas… ya saben, la mítica “Dama enlutada” y sus imaginativas versiones. Así se la pasan varios minutos hasta que algún otro vecino decide que él también leyó alguna vez el libro de leyendas potosinas o siguió con atención la conferencia que Carlos Trejo vino a ofrecer a SLP y también pone su granito de arena contando su versión de otra historia también conocida por todos, pero, según él, si la vivió personalmente.

Al avanzar el paso del tiempo, y quedando menos vecinos, pero cada vez más ebrios, el animado sujeto se la pasa hablando de lo loable que es que lográramos titularnos, ya que es una carrera difícil, y él sabe lo difícil que es titularse, ya que el es Lic. En comunicaciones y su hermano es Ing. en sistemas y también a ellos les costó sangre, sudor, lágrimas y claro como no, muchos huevos el titularse. Así que el desorientado individuo se desvive en halagos, no solo para los titulados, sino también para los padres de los titulados.

La reunión sigue. Los invitados cada vez son menos, al igual que el tequila y las cervezas. El ambiente disminuyó y se redujo a una plática simple, sin más pretensiones que el pasar el tiempo.

Para terminar definitivamente este post, quiero agradecer a Marcel y a Rosalba por estar presentes en mi titulación. Quiero felicitar a Marcel y a Carlito por haberse titulado posteriormente ese día como Ing. Mecatrónicos. También quiero felicitar a las otras 10 personas que se graduaron de Ing. Mecatrónica el mismo día. Échenle ganas para que pronto sean ingenieros.

También quiero pedir una disculpa a Liliana y a Carlos por no asistir a su graduación, pero mis motivos tenía (o tal vez solo no quise ir), como sea, les pido una disculpa.

Por cierto, muchas personas me estuvieron castrando para que fuera a la graduación. Les agradezco su preocupación y se que lo hicieron tratando de que fuera una buena acción. Pero tuve mis razones para no asistir. Unas muy personales, ególatras y si quieren hasta ignominiosas y fatuas. Pero eran mis razones.

Querido y teórico lector, tu puedes pensar que no asistí porque no tenía un traje que ponerme, o porque tenía uno de esos ataques de diarrea explosiva o porque a la hora de la graduación se estaba llevando a cabo mi operación para cambiar de sexo. Me da lo mismo. Aunque después de mucho pensarlo, decidí que ciertamente es muy egoísta de mi parte conservar en secreto mis motivos; por tal razón, me siento obligado a postearlos aquí, utilizando el anonimato como escudo.

Pero pensándolo bien, no tengo porque explicarle nada a nadie. No quise ir porque una abeja pasó, la molesté, me picó y se me hincharon los huevos. ¿Cómo ves?

Ya para terminar, me despido con una frase sacada de una canción de molotov:

Si alguna vez te herí… fue sin quererte.