jueves, octubre 29, 2015

Centésimo sexagésimo sexto - Ingeniería -

Cuando estaba estudiando la carrera de ingeniería en mecatrónica, estuve siempre rodeado de compañeros que cuestionaban la necesidad de aprender cálculo, que juraban que "en la industria nunca se usa nada de eso".
Compañeros que justificaban sus bajas calificaciones en las materias más demandantes diciendo que todo eso ya lo hace un software.

Hace un par de meses, en el trabajo, unos ingenieros estaban literalmente tratando de recordar lo que dice el teorema de Stokes para poder dar una estimación de un flujo que cambiaría la densidad de otra cosa, cambiando el gradiente de temperatura. La simulación numérica tomaría días en programar y horas en converger. Ellos necesitaban la aproximación ya.

Eso me gustó. Me hizo recordar todo lo que decían mis compañeros y finalmente pude probarlos equivocados. En las aplicaciones correctas, en el nivel correcto, la ingeniería requiere más que solo conectar cables y soldar placas. Requiere más que leer tablas o seguir manuales.

En las últimas semanas diseñé un filtro digital. Para hacer eso tuve que recordar mis clases de control. Tuve que obtener la transformada de Laplace de una función, obtener su función de transferencia, usar un filtro pasa bajas analógico, usar la transformada Z, y verificar su estabilidad.
Ver esas crucecitas dentro del círculo unitario (lo que indica que el filtro es estable) me causó una sonrisa que no pude disimular.

Implementé el filtro en un código computacional. Lo simulé y evalué su estabilidad en frecuencia.

Lo presenté con un montón de expertos. Me hicieron preguntas, me pidieron un montón de simulaciones en lazo cerrado, en lazo abierto, me pidieron que revisara un montón de documentos y finalmente lo aceptaron.

Ese filtrito que salió usando todo eso que mis compañeros dijeron que no se usa en la industria estará en unos meses montado en un avión. Volando. Llevando personas de un lugar a otro.

Seguramente mis compañeros están en otras empresas, haciendo dibujos en la computadora, o haciendo itinerarios o arreando técnicos para que solden placas en tarjetas electrónicas o midiendo piezas. Seguramente sin usar todo eso que vimos en la carrera. Seguramente ganando más que yo. Pero hoy soy un ingeniero. Uno de verdad. Eso me hace feliz.