Primero que nada, quiero que vayas a la página de Byte y escuches el podcast de esta semana, y votes por la chica geek que aparecerá en las siguientes emisiones. Aunque mi favorita era Bárbara (en especial porque soy un lector asiduo de su blog), después de escuchar a Alexandra, cambié de opinión. Sea como sea, no seas holgazán y ve a votar… igual y hasta te gusta el podcast y te haces fanz.
Pero ahora regresemos al punto primordial de este post… Hace algunos días se presentó la oportunidad de asistir a un curso de Relaciones Humanas y Mercadotecnia. Como algunos de mis queridos y teóricos lectores, esos cursos me cagan, me patean la entrepierna, pero sobre todo, los considero inútiles. ¿Relaciones Humanas? WTF.
Sea como sea, decidí darle una oportunidad al mentado curso, no tanto por la enseñanza que se supone que me daría (que dudo que hubiera alguna), sino para aumentar mi currículum, que buena falta me hace. Así fue que me dije “chingue su madre” le voy a entrar. Afortunadamente para mí, no tenía costo. Este fue el último aliciente que necesitaba para entrarle. El día indicado como el comienzo del curso llegué dos minutos antes de la hora convenida y observé con desagrado que éramos muchas personas en el mentado curso. Noventa y siete según me enteré después.
Como veinticinco minutos después de la hora concertada, entra un señor medio joven. Tendría unos… treinta y dos años, más o menos. Creo que sí mencionó su edad, pero el hastío del curso me impidió poner atención a nada de lo que decía. Llegó y en lugar de disculparse por habernos hecho esperar tanto tiempo, se excusó diciendo que lo hizo para que la gente que llegó tarde tuviera oportunidad de acoplarse antes de comenzar.
Habiendo dicho esto, comenzó diciendo su nombre, un nombre que ciertamente no recuerdo, por lo que imagino que no tiene nada de especial. Prosiguió dándonos las instrucciones básicas del curso y los objetivos del mismo. Básicamente, nos dijo que si terminábamos el curso, seríamos unos cabrones bien hechos en el arte de la mercadotecnia y en las relaciones humanas; que nos desprenderíamos de nuestras limitantes y principiaríamos a ser nuevos y mejores seres humanos.
Después de todo esto, abordó la técnica patentada para impartir cursos:
1.- Hacer participar a la gente.
PSA’huevo. Antes que cualquier cosa, tiene que intentar hacer participar a la gente, para romper la indiferencia de las personas y lograr que las personas se sientan identificadas. Para lograr hacer esto, el goey comenzó diciendo muchas bromas, cada una más pendeja que la anterior, pero la amable audiencia que tenía un IQ promedio más bajo que el número de hojas de una libreta Scribe de 100 hojas, reía como poseída.
- El otro día tuve diarrea – dijo el expositor – Deja tú la diarrea, la salpicada.
Pútisima y se casó de blanco. Todo el pinche salón retumbó en una sonora carcajada. Uno o dos cabrones estaban prácticamente orinándose en sus pantalones de mezclilla. El goey sonrió para sí mismo en señal de complicidad… sabía que ya los tenía en sus manos.
2.- Usar la técnica del “Ya me vi”.
En efecto. Ya después de hacer sus bromas pendejas trató de ponerse más serio. Quiso darnos a entender que si le poníamos atención y si hacíamos caso de todo lo que nos dijera, lograríamos ser ricos en poco tiempo… bueno, no ricos, pero sí acomodados… como lo es él. Ya sabes querido y teórico lector… comenzó con un: Ya que terminen el curso, ganen buen dinero, ahorran unos… no sé, unos $500.00 a la semana, que al año ya son como $24 000.00 y eso te alcanza para pagar el enganche de una casa o de un terreno. Al siguiente año, ahorrando lo mismo, sacas otra y al tercer año, sacas otra y ya la hiciste. Las rentas y te libras de pedos… se van pagando solitas, mientras que tú sigues trabajando y te retiras a los cuarenta años a tirar barra el resto de tu vida. Lo que no menciona el goey es que tienes que pagar mensualidades el resto de tu vida para pagar las casas, que la inflación te va a subir los huevos hasta la garganta y que HAY CRISIS.
Para este momento, todos los presentes se encontraban asintiendo con la cabeza, diciendo mentalmente “Ya me vi”. Sí, este cabrón tiene mucha razón…
3.- Aprovechar que todos “ya se vieron” para lograr moldearlos.
Bueno, ya sabes. Ya que todos se vieron dueños de tres casas de interés social, y ganando $120 000.00 al mes, ahora quiere que todos hagan lo que él diga:
- Pero si quieren ganar tanta lana, deben demostrarme que están dispuestos, que tienen ganas, porque es lo único que tienen. Muchos de ustedes ya están mayores, muchos otros no tienen experiencia, la única forma de demostrarme que son bien cabrones es que participen. ¿Puedo contar contigo?
Nuevamente, toda la gente ovacionando, gritando, demostrando sus ganas como si su vida dependiera de ello:
- ¡Sí! - Dice una. - ¡Hazme un hijo! - Grita otro.
4.- Dejarlos interesados para la siguiente sesión
- Bueno, si tienes ganas, si quieres hacer dinero, y quieres mejorar como persona, sólo tienes que pedirme que te enseñe.
- ¡Enséñanos! – Gritan todos al únísono. - Eso los vemos mañana. Habían pasado más de cuatro horas que habíamos estado ahí, escuchando bromas para retrasados, gritando pendejadas y soportando el hedor que noventa y siete personas (más el expositor) generan y el hijo de la séptima chingada nos dice que mañana nos va a dar el secreto del éxito y la verga de ocho patas (¡muy importante en este curso!).
Pero antes de eso, nos iba a presentar al otro expositor. Otro cabrón que hablaría sin parar durante las siguientes cuatro horas. Pero según se nos avisó, el goey era más mamón, él no toleraba la indiferencia y le cagaba la gente que no participaba, así que si el goey veía a uno con esas características, lo correría ipso facto.
El goey llegó, se presentó y salió con sus mamadas de:
- El otro día tuve diarrea – dijo el expositor – Deja tú la diarrea, la salpicada.
¡No mamar! Otra vez toda la pinche audiencia vomitando de risa por esa broma escatológica que ya habían escuchado.
- Yo soy bien diferente al otro expositor. Yo soy un hijo de la chingada (en eso estamos de acuerdo) y a mí me gusta sacar gente, porque para eso me pagan. En cuanto vea a un cabrón que no me hace caso, que está indiferente o que no participa, ahí mismo lo mando a la chingada. Yo ya esperaba salir de un momento a otro, pero desafortunadamente o no fui lo suficientemente indiferente, o el goey estaba blofeando. Entonces llega el goey y escribe algo en el pizarrón.
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Nota aclaratoria. En los siguientes párrafos escribiré una serie de frases o palabras que no tendrán ningún sentido si tratas de leerlas en un idioma diferente al español. Por lo que te pido que cada que veas un asterisco (*) antes de alguna palabra, por favor la leas como se ve.
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*(Cuid pro cua). Nos dice el goey mientras escribe en el pizarrón Quid pro Quo. ¿Alguien sabe qué significa? Ya que nadie dice nada, el goey nos sale con la mamada de:
- *(Cuid pro cua). Es Francés. ¿Nadie de aquí habla francés? Significa que nadie hace nada por ti.
ANDA LA PUTA OSA.
Perdón, pero ahora sí, por los sagrados calzones de Juana de Arco: Ahora resulta que la frase Quid pro Quo es francés. Y no contento con eso, hasta la pronuncia como si fuera francés. EN PRIMERA, ES LATÍN. Y en francés, ni siquiera existe la palabra Quo.
Digo, no puedo traducir el Quijote al francés, pero al menos sé preguntar en dónde está el baño y me cae que me dejo mamar la reata si eso es francés. El cabrón, todo decepcionado de que no sepamos tanto francés como él, sigue haciendo algunas preguntas de conocimiento general nada más para ver si estamos a su altura.
- ¿Qué significa ADN?, ¿Cuál es la velocidad de la luz? Después de un maratón de preguntas tan complicadas como las de “A la Cachi Cachi Porra” en las que nadie contestó, no sé si por indiferencia o por ignorancia (bueno, la de ADN sí la contestaron), el expositor nos hizo saber lo decepcionado que estaba de nosotros porque no sabíamos nada y al parecer nadie había leído un libro en su vida… Mmm… si supiera el goey.
Después de varias bromas sexuales más, llego a una parte que me sacó mucho de onda.
- El otro día fui a un hotel en Veracruz y ahí tenían *guailes. ¿Saben lo que es *guailes?
– A chingá’. *Gualies… me cae que ahora sí me sacó de onda. El goey sabía algo que yo no… eso me hizo tener esperanza en el curso.
¿Sabes tú, querido y teórico lector, lo que es un *guailes? Yo pensaba que era una especie de insectos comestibles o algo así, pero no… resulta que según él, *guailes es:
- El *guailes es una forma de conectarte a Internet sin cables.
O_O’
El cabrón hijo de Kamisama ya no sólo hablaba francés, también habla inglés del ghetto, fusionado con el del Bronx y de Jamaica.
Él se refería al Wireless, pero pues es que el chavo es de mundo y él sí sabe cómo se dice, no como tú y como yo que somos ignorantes del idioma.
Pasaron otras cuatro horas en las que nos siguió diciendo que éramos unos pendejos, que él era bien cabrón, y contándonos bromas. Para finalizar con que mañana comenzaremos el verdadero curso. Esto fue suficiente para mandar a todos a la séptima chingada, por supuesto, a chingar a su madre adentro de un bote para que suene, y en abonos para que le dure como un crédito del INFONAVIT. Al siguiente día ya no regresé, pero según se me comentó, estuvo igual de la verga. Eso me saco por entrar a esos cursos… pero a ver cuándo lo vuelvo a hacer.
Por cierto, después de más de cinco meses de espera, por fin me llegó mi calendario de Lucy Pinder 2009 AUTOGRAFIADO. Luego que consiga un scanner posteo las fotos, porque las que están en Internet son marca registrada de popstar y no puedo postearlas aquí.
3 Personas con IQ alto han comentado:
Tssssssss... el guailes!!! A.K.A. Wireless!!!
Si hubiera ido... hubiera contestado la del ADN... lástima!!!
No puedes negar que el chiste del bote ruleó!!! (con todas las de la ley)...
Y tampoco podemos negar que el tipo es un Pendejo!!!... perdón, los tipoS!!!
Sobras!!!
Deja las bromas escatológicas, el "Frances" y las redes inalámbricas, lo preocupante (?) está en que hay gente que si les cree a estos cabrones...
El mundo va para atras tras tras...
En fin, por lo mientras, ya voy a empezar a ahorrar mi quinientón semanal, ajua!!
Muy buen post jajaja.
Me ha hecho reír...
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