sábado, agosto 25, 2012

Centésimo quincuagésimo séptimo - For All Mankind -

Hoy falleció Neil Armstrong. Tal vez el último gran héroe.
Falleció aquella persona inteligente, sobria, discreta. Que reconoció no solamente la labor de todos aquellos ingenieros, científicos y técnicos que lo llevaron a la luna, sino a toda la humanidad. Que fue siempre un ingeniero, un profesor.
Que a pesar de ser un esfuerzo primordialmente realizado por los Estados Unidos para ganar una guerra de honor, lo reconoció como un avance de la humanidad. Un gran salto, según sus palabras.

Hoy el mundo derramará pocas lágrimas por él. Pero toda una generación sufrirá su pérdida. Su increíble aporte a la humanidad fue muchos años antes de que yo naciera y sigue retumbando en los anales de la historia. Lo que logró no podrá ser superado nunca. Siglos más adelante, cuando alguien sea el primero en pisar Marte o inclusive el primero en pisar Kobol, sabrá que todo comenzó con Armstrong.

Espero vivir lo suficiente para ver que algún valiente inspirado por aquella misma valerosa acción pise marte. Y espero que al igual que Armstrong, reconozca el esfuerzo realizado por el mundo entero y no un país. Espero ver que reconozca con humildad que fueron los ingenieros, los científicos, los técnicos, los contribuyentes los que lo llevaron ahí.

Ninguna pompa haría justicia a la proeza de Armstrong. Cualquier monumento y reconocimiento se qudaría corto. Ya en twitter se propone mandarlo a descansar a la luna. En el Mar de la Tranquilidad. El lugar que le pertenecerá por siempre. No sé si sea lo más adecuado, pero ciertamente es lo más romántico.

Como dijo Wil Wheaton:

Rest in peace, Neil. Because of your bravery and your courage, an entire species will forever look into the night sky and see not a mystery, but a destination.

Señor Neil Armstrong, lo saludo.