miércoles, febrero 20, 2013

Centésimo sexagésimo primero - Entrevista -

Ayer tuve una entrevista para un posible trabajo. Un trabajo excelente, demandante, interesante, en el que aprendería muchísimo y sobre todo, me desempeñaría en una de las áreas de mi carrera que más me gustan. Un área que ciertamente no muchos ingenieros podrían desarrollar bien.

Y me fue pésimo.
Pero en serio pésimo.

La entrevista ni siquiera fue técnica, pero yo estaba distraído, nervioso, divagando. Respondía con rapidez, pero con indecisión. Respondí con sinceridad si no sabía pero mostré sin quererlo una seriedad que más parecía indiferencia.

Conceptos sencillos chocaban en mi mente preocupándome por decidir si querían la respuesta sencilla, la respuesta difícil, la respuesta de un ingeniero o de un M. C. No sabía si querían que lo explicara como a un niño o como a un experto.

Yo estaba preparado para preguntas técnicas, para preguntas que hicieran sobresalir al mejor ingeniero. Y si las hubieran hecho, seguramente yo habría destacado. Sin embargo, perdí en las preguntas que destacan a la mejor persona.