sábado, abril 28, 2012

Centésimo quincuagésimo quinto - Torneo -

Hoy fui a un torneo de Ultimate Marvel vs Capcom 3 aquí en San Luis Potosí. Ese es un juego que ni me gusta. Un juego que desde mi punto de vista carece de muchas de las cosas que hicieron un juego épico a su predecesor, Marvel vs Capcom 2. Sin embargo, asistí al torneo por el hecho de que quiero apoyar a la incipiente comunidad de Figthing Arcade Gamers (FAGs con todo el doble sentido incluído). 
El torneo fue más bien una reunión casual de varios amigos en un local de la plaza de la tecnología, que trató de incluir a la mayor cantidad de desconocidos, principalmente para promover un local de videojuegos, pero así mismo para hacer una pequeña comunidad no tan pequeña.

La comunidad FAG en San Luis Potosí es pequeña, dispersa y definitivamente desorganizada. Eso se debe principalmente a que a diferencia de los lugares más importantes de peleadores (como California, Nueva York o Japón) no hay ni un lugar en que se centralicen las retas y puedas conocer a potenciales rivales, ni un personaje reconocido que sea un enlace respetado entre todos, como lo es Alex Valle en Estados Unidos. 
En la Ciudad de México tienen "La Cueva". Un pequeño lugar que sin embargo se ha sabido ganar su lugar entre los pocos lugares de Arcades del Distrito Federal. Tal vez sea por la fuerte presencia en medios sociales y foros de videojuegos mexicanos, pero es innegable que los adeptos al lugar tienen una entereza envidiable. Hacen torneos, promueven la cultura FAG y sobre todo, tienen nivel. Discutiblemente el más alto de la Ciudad, pero ciertamente elevan el promedio. 

En San Luis Potosí (capital) no había un lugar así. Durante años Galáctica era el centro de Arcadias más popular, e inclusive se hacían torneos más o menos seguido. Sin embargo, sus elevados precios eran un problema, sobre todo para los que en ese entonces todavía estábamos en edad escolar. Hace poco menos, El Planeta se alzó como una mejor opción: tenía muchas máquinas, todas a $1.00 el token y estaba en el centro de la ciudad. Era obvio que ese lugar tendría un excelente futuro. Y así fue como sucedió: rápidamente tenía muchos adeptos, jugando todo el día. 
El dueño apostó por nuevos juegos que no se encontraban en la ciudad por su elevado precio: Marvel vs Capcom 1 y 2, Rival Schools e inclusive se consiguió una placa Atomiswave y puso The Rumble Fish. Unos años más se necesitaban para ser el lugar que necesitamos en San Luis Potosí. Sin embargo, apareció el más grande de los males en las Arcadias: The King of Fighters 2002 Plus

The King of Fighters es un juego con mucha tradición para los jugadores de arcades. Las primeras versiones tenían muchas cosas novedosas para su tiempo. Sin embargo, la versión 2012 salió más por obligación que por gusto. Y se nota: frames feos, hitboxes peores, personajes rotos, especiales que no pueden bloquearse, infinitos tan fáciles que dan asco: justo lo que buscan los jugadores novatos. 
Gracias a ese juego, los principantes comprendían rápidamente la mecánica de los juegos de pelea. El problema es que es tan fácil la mecánica que después de dominarla el aprender otro juego parece demasiado esfuerzo y si somos sinceros, cada que pierdes en las maquinitas pierdes dinero. 

Entonces los jugadores ya no prueban otros juegos. Se quedan con ese y no avanzan. Y lo peor de todo es que no quieren avanzar. Están felices logrando combos de 30 golpes sin necesidad de más de una "U" y dos botones. 
Cuando dominan eso tratan de demostrar que es suficiente para vencer a los más experimentados. Pero los más experimentados conocen bien las prioridades (dañadas o no) y son más hábiles con los pokes así que vencen sin mucha dificultad a los novatos. Y los novatos en lugar de tratar de aprender y mejorar y crecer como jugadores, deciden ir a la maquinita de al lado y jugar exactamente el mismo juego. ¿Por qué perder un peso en una reta cuando puedes durar 8 retas contra la máquina?

Y ese fenómeno se extendió mucho. Hoy en el Planeta puedes contar quince maquinitas de The King of Fighters 2002 Plus, cada una con su respectivo monito jugando solo. Quince desconocidos jugando en quince distintas máquinas el mismo juego, con los mismos personajes, haciendo los mismos combos. 

Las retas se han perdido, señores. Ya no puedes encontrar un lugar de arcadias en San Luis Potosí que no tenga más de cinco máquinas de KOF 2002 Plus. Ya no puedes llegar a retar a alguien porque para comenzar está jugando un juego malo. Y si decides jugar sin importar lo malo del juego, si le ganas al chavo, no pasa nada: se cambia de maquinita y comienza a jugar de nuevo. Ya no hay competencia, ya no quieren aprender ni mejorar. 

El torneo de hoy fue importante por varias razones. La más importante, creo yo, es que demuestra que la comunidad FAG de la ciudad no está desaparecida, sino dispersa. Habemos varios jugadores que queremos jugar otros juegos, otros jugadores que si bien no somos buenos, estamos deseosos de aprender, de subir el nivel y de disfrutar el juego como una experiencia de competencia entre rivales, no enemigos. 
Ya se puede jugar en línea desde la comodidad de tu casa. Y dejando a un lado el hecho de que hay algunos problemas: lag, ping alto, rage quit, etc. el juego en línea le quita muchas de las cosas que los jugadores "old school" añoramos: la convivencia, el aprendizaje, la reta de verdad. Cosas tan simples como depositar tu moneda de forma que "apartes tu lugar en la fila de retas", el taunt a media reta y ver la cara de tu oponente. Reirte con errores tuyos o de tu rival, asombrarte con Amazing Comebacks o un combo nunca antes visto. Darle la mano a un rival desconocido después de que te vapulea. 

Ya lo dijeron en un increible reportaje de Kotaku:

Play online if you want to practice, play in arcades if you want to fight.

El torneo de hoy (en el que por cierto, fui pateado brutalmente en la primera ronda) no fue únicamente para ver quién era el mejor. De hecho, ese fue el último deseo en el torneo. Fue más bien una reunión, una prueba, una muestra de que existimos FAGs todavía y que no estamos solos. Es tal vez, el comienzo de una comunidad verdadera. Todavía está muy muy lejos, pero habemos personas con ganas de ver algo así. 

Quiero concluir con una reflexión para todos aquellos que han llegado hasta aquí y que no están ni interesados en los juegos de pelea ni en los videojuegos en general:

Yo conocí a mi mejor amigo, al que no tengo problema en llamar mi hermano, jugando maquinitas hace ya casi 10 años. Él jugaba The King of Fighters 2000 y yo Marvel vs Capcom 1. Ámbos éramos los mejores en nuestros respectivos juegos en las maquinitas cercanas a la escuela. Fue el deseo de aprender lo que nos llevó a jugar la maquinita del otro. Fue el respeto a las habilidades mutuas lo que nos reconoció como rivales. Y fue la rivalidad en los videojuegos de pelea la que nos hizo amigos.

domingo, marzo 11, 2012

Centésimo quincuagésimo cuarto - Aburrimiento -


Desde que regresé de la Ciudad de México, me he aburrido mucho. Y no digo esto como el clásico mamón que se va de su rancho y regresa años después hablando fresa y diciendo "es que en este rancho no hay nada que hacer" y que se cree cosmopolita. En realidad ni sé si hay o no cosas qué hacer en esta ciudad. Digo, San Luis Potosí no es un rancho, así que imagino que hay muchas cosas que hacer y lugares qué visitar. Sin embargo, no me refiero a eso. 

Aquí no tengo desafío intelectual. En la Ciudad de México estaba en la maestría. Cosa nada fácil. Todos los días tienes que ir temprano sin saber a qué hora saldrás. Todos los días tenía que hacer un programa o calcular una trayectoria o demostrar estabilidad o experimentar hasta el hastío con robots. Tenía que discutir con mis compañeros sobre sus trabajos y los míos. Tenía que leer artículos por montones. Tenía que pensar. 
Aquí, estoy trabajando como profesor en una universidad y en una prepa. En realidad no me molesta ser profesor. En el nivel superior es bien fácil, porque los alumnos me ponen atención y soy bastante bueno en las materias que imparto. En la prepa no es tan fácil: los alumnos no quieren aprender (no todos) sólo van a la prepa porque tienen que ir. Se la pasan platicando, escupiendo gritando improperios. No son muy diferentes a un montón de simios. 

Participo en uno o dos proyectos con algunos compañeros. Eso es interesante porque pone a prueba mi imaginación, más no mis habilidades. Es disfrutable el pensar cómo resolver un problema (relativamente sencillo) pero cuando ya tienes la respuesta ya se acaba la magia: el hacerlo ya no requiere inteligencia. Un técnico podría implementar las soluciones después de que se plantean. Lo que nos ha detenido por ahora es la falta de dinero y el hecho de que somos empleados sometidos a un riguroso horario. 

Regresando a mi punto original: no tengo desafío intelectual. Me aburro. Dar clases no es fácil, pero en definitiva no es tan complicado como los profesores quieren hacernos pensar. Se genera mucho trabajo al tener que revisar tareas y exámenes y en ocasiones pierdes todo un fin de semana, pero no es difícil. Entonces no tengo que pensar mucho. O más exactamente, casi nada. Había imaginado que para este momento ya habría escrito al menos tres artículos más para someterlos a un congreso y que uno de revista estaría en camino. Pero no he podido. Llego muy cansado de las clases, no mentalmente, pero físicamente exahusto. El callar a los alumnos a cada momento, el pasearme incesantemente escribiendo por el pizarrón, me cansa. Preparar clases para los chavos de prepa es considerablemente difícil, no tanto porque las materias lo sean, sino porque las cosas que ahora me parecen obvias para ellos son extremadamente complejas. A veces siento que son como retrasados. Sé que no es su culpa, pero no puedo dejar de pensarlo. 
Entonces llego a mi casa y leo medio artículo o algo así y ya no me quedan ganas ni para estudiar a fondo el artículo, ni para proseguir con la redacción de los míos ni mucho menos para programar una simulación. 

Finalmente, hasta hace un par de días, apoyado por mi ex-asesor y basándome en un paper que escribí hace unos meses, logré escribir un artículo para un congreso internacional. Quedó muy bien, debo admitir. No sé si lo acepten o no y siendo sinceros creo que no me importa. Si lo aceptan, yo no podría ir a Portugal a presentar el artículo, ya que no tengo dinero para hacer ese viaje y no creo que la escuela quiera pagarlo, ya que no soy empleado de planta. Si no lo aceptan, pues ya lo escribí. Y creo que eso es lo que me importa, porque fue lo más emocionante que he hecho en meses. Me mantuvo interesado, entretenido y desafiado. 

Mientras encuentro otra cosa igual de interesante, aquí seguiré, muriendo lentamente por dentro. Por que si soy sincero, la lana que estoy ganando (que no es mucha, ni de cerca) está haciendo mucho paro en la casa. Y por lo pronto, eso es lo que importa.

viernes, febrero 03, 2012

Centésimo quincuagésimo tercero - Se fue la luz -

Hace una semana más o menos estába en la flojera en mi casa cuando repentinamente menguó la energía eléctrica hasta que finalmente cesó. Eso generalmente pasa cuando hay mucho aire, ya que mi casa se encuentra en una colonia en la que la mayoría de las casas tienen árboles muy grandes y estos rompen cables con sus ramas. 
Después de esperar un par de horas sin energía eléctrica, completamente aburridos y hastiados, nos percatamos de que la energía eléctrica ya estaba normalizada, principalmente porque un vecino puso su música a un nivel suficiente para patearme las bolas. Sin embargo, aunque todos los vecinos parecían tener electricidad, mi casa seguía en la penumbra. Eso ya se me hizo raro. Primero pensé que eran los tapones (elementos muy viejitos antepasados de las ahora muy comunes pastillas termoeléctricas). Pero como ingeniero que soy, las revisé y resulta que estaban a toda madre. Para verificar que no fueran, tomé mi multímetro y medí el voltaje que en teoría nos estaba entregando CFE: 0 V. La falta de mis 127 V de Corriente Alterna me perturbó, sobre todo porque todos los demás vecinos sí los tenían.

Haciendo una inspección minuciosa, logramos descubrir que el culpable de que no tuviera energía eléctrica era una rama que rompió el cable que va desde el cableado de CFE a exactamente mi casa. Ningún otro cable fue afectado. ¡Eso es una puta suerte!

A partir de ese momento se sucitaron una serie de hechos que relataré aquí en forma de bitácora. Ya que no tenía energía eléctrica, no había forma posible de entretenerme: no tenía TV, no tenía computadora ni Internet y no tengo uno de esos SmartPhones que tienen 3G y que seguramente en su siguiente versión podrán compartir 127 V así como comparten el 3G, así que redacté una bitácora en papel y la transcribo aquí.

Sin más que agregar, querido y teórico lector te presento:

Reputísima CFE
No volvamos a pelear, chiquita.


Hora 0.- Se fue la energía eléctrica. Ok, está haciendo aire no es raro. En un par de horas se arreglará.
Hora 2.- Todavía no llega la energía eléctrica. No deben tardar.
Hora 3.- Mi madre no puede cocinar lo que planeó. No hay licuadora. Se tiene que improvisar algo sencillo. 
Hora 4.- Todavía no llega la luz. Seguramente los huevones de mis vecinos no han reportado la falta de luz, así que hablo por teléfono para reportarlo. Efectivamente me dicen que es el primer reporte. Tiempo de espera para que vayan los técnicos: de 1 a 10 horas.
Hora 5.- Gasto los últimos 10 minutos de batería de mi laptop haciéndole saber al mundo mi status. Me entero que efectivamente, mi casa es la única sin energía eléctrica.
Hora 6.- La lectura se vuelve tortuosa sin electricidad. Ya está oscureciendo.
Hora 6.5.- Realizo la segunda llamada a CFE. Me dicen lo mismo: tiempo de espera, de 1 a 10 horas.
Hora 7.- Ya está oscuro. Encendemos velas.
Hora 9.- Comienzo a sentir los estragos del síndrome de abstinencia: No Internet, no TV, no libros. Me veo en la necesidad de platicar con mis padres.
Hora 10.- El aburrimiento nos vence. Vamos a dormir.
Hora 16.- Despierto. Todavía sin energía eléctrica. Desorientado trato de mingir. 
Hora 19.- Tercera llamada. Se disculpan en CFE. No es normal, dicen. Tiempo de espera de 1 a 10 horas. Me siento mal. Tengo gripe. Bastante.
Hora 24.- La luz solar hace llevaderas las cosas: puedo leer y desayunar. Me pregunto cuántos mails sin leer tengo. Imagino que son alrededor de 10. No saberlo mi incomoda sobremanera. Mi madre improvisa comida con lo que hay en el refrigerador, de lo contrario, pronto comenzará la putrefacción.
Hora 25.- Mi padre piensa que son los tapones. Verifico con multímetro que no sea así. Él no me cree. El hastío y la desesperación hace que él dude de mis conocimientos.
Termino de armar un cubo de Rubik de 4x4x4. La paridad me tomó las últimas horas y creo que es lo que me mantuvo cuerdo. Comenzamos a mostrar síntomas de paranoia: cada pequeño ruido, cada sombra que vislumbramos a través de la puerta nos parece un escuadrón de la CFE. Repetidos fallos deberían enseñarnos, pero al contrario, magnifican la expectativa.
Hora 27.- Nueva llamada. Nos dicen que el reporte fue pasado a la supervisora y no deberían tardar mucho. Mucho es un término ambiguo. En esta misma hora llamamos desde la casa de un vecino. Nos estamos convirtiendo en un dolor en el trasero para la persona que nos responde.  Me preocupa mi novia. No he podido comunicarme más allá de un escueto mail hace más de un día
Hora 30.- Estoy en estado catatónico. Respondo como autómata a lo que dice mi padre: sí, no. La oscuridad ya es total. No puedo hacer otra cosa más que ver pasar el tiempo. ¿Es que realmente dependo tanto de la electricidad? Nuevamente me pregunto por mis correos. ¿Cuántos serán? ¿De quienes? ¿Habrá alguien que me escribió necesitando una respuesta inmediata? Prometí entregar unas gráficas hoy. ¿Entenderán mi situación? Eran realmente urgentes.
Hora 32.- Mi madre platica sobre la muerte de mi abuelita. He escuchado esa historia varias veces, sin embargo, parece de alguna manera a ayudar a mi madre a sobrellevar la imposibilidad de hacer algo por las noches.
Hora 45.- Despierto. Veo un resplandor entrando por mi puerta ¡Debe ser energía eléctrica! Me levanto como niño en Navidad y enciendo la luz. Sólo el sonido de mi mandíbula rumiando mi decepción se activa. El resplandor era simple luz solar.
Hora 48.- Nueva llamada. Nos aseguran que ya no tardan, en una o dos horas llegan. Nos indican que alguien debe estar en la casa en todo momento para recibir a los de CFE. La comida en el refrigerador comienza a mostrar signos de descomposición. Tenemos esperanza, pero nos mostramos escépticos.
Hora 49.- Mi celular se queda sin batería. Ahora sí estoy preocupado. No sólo no me he comunicado con nadie, ahora tampoco podrán comunicarse conmigo. 
Hora 50.- Nueva llamada. ¡50 horas! Me pasan con el supervisor. "Hoy mismo se arregla", me asegura. Ya llamaron al centro operativo y no deben tardar. Mi madre hierve lo que puede del refrigerador para evitar su putrefacción.
Hora 53.- Otra llamada. Si no llegan en las próximas horas oscurecerá y no vendrán hasta el siguiente día. El aburrimiento comienza a convertirse en ira.
Hora 69.- Una llamada más. El reporte ya lo tiene la cuadrilla, deberían llegar pronto. Lo mismo de siempre. Lo único que sobrevivió a la putrefacción son unos frijoles que mi madre hirvió. Se convirtieron en un buen desayuno. Consideramos ir a las oficinas de CFE, pero dudo que ayude. No creo que tengan un "Centro de atención a quejas de más de 60 horas". Mi madre ya muestra signos de desesperación. Ella no es buena escondiendo que está nerviosa. Mi novia ya debe estar enojada. No me he comunicado con ella en más de tres días. Seguramente me ha escrito mails, enviado SMS o inclusive tal vez me habló por teléfono. Debe pensar que estoy enojado con ella. He gastado todo mi dinero en antibióticos y no me sobró ni $6.00 para un cyber. Además, no tengo ganas de salir. Me lloran mis ojitos.
Hora 72.- Ya tres días. Uno supondría que te acostumbras con el tiempo, pero cada vez se hace más pesado.
Hora 76- ¡Llegaron! Finalmente llegó el técnico. Le toma 10 minutos evaluar la situación, traer una escalera, cortar unos cables por aquí, pegar unos cables por allá y finalmente tenemos energía nuevamente. Esperamos 76 horas para que un técnico arreglara el problema en 10 minutos. Y sólo tuvo que suspender la energía de la calle por más o menos 30 segundos. 


miércoles, diciembre 21, 2011

Centésimo quincuagésimo segundo - Tercera parte -

Hace un par de días, fui con un amigo a jugar maquinitas (sí, maquinitas ¿te vale madre, no?). Al salir del lugar nos quedamos platicando algún tiempo cerca de ahí. Unos minutos después de comenzar nuestra plática, una señora no muy vieja se nos acerca con cara de preocupación y al tiempo que nos muestra un celular nos dice que su hijo está enfermo y que no tiene dinero para la consulta médica ni para el tratamiento, que nos vende su celular por lo que trajéramos, que ella sólo necesitaba para la consulta y los medicamentos. 
Mi primera reacción, casi como un reflejo, fue acercar la mano a mi bolsillo para asegurarme que mi cartera estuviera ahí y que la señora no fuera una distracción para ser cartereado. Lo siguiente que pensé fue que el teléfono era robado y que la señora pertenecía a una pequeña banda de asaltantes que querían efectivo para comprar alcohol o drogas. Lo tercero que pensé fue que en cuanto sacara el dinero de mi cartera (que por cierto traía nada más como $50.00) un tipo llegaría por detrás para apuñalarme en el hígado con el fin de llevarse el poco dinero que llevaba. 
Finalmente reaccioné y le dije "no traigo dinero, perdón". Mi cuate, casi al mismo tiempo, le preguntó cuánto cuesta la consulta médica y la señora le respondió inmediatamente que $35.00 (hay un Dr. Simi cerca de donde estábamos). Él sacó $40.00 de su cartera y se los entregó a la señora, que respondió extendiéndole el teléfono a mi cuate y que él rechazó de manera cortés. Después de dos minutos en los que mi amigo me decía que "con la salud no se juega", pasó nuevamente la señora, a paso veloz, cargando a un niño de no más de un año envuelto en una cobija verde. Nuevamente le dio las gracias, esta vez sin detenerse y se perdió dentro del consultorio médico. 

Viví 2.5 años en la Ciudad de México. Creí que había regresado sin muchos cambios a San Luis Potosí, pero veo con desilusión que no ha sido así. El vivir tanto tiempo en una ciudad tan agresiva me cambió. Me hizo desconfiar de la gente, me hizo inmune a sus necesidades más básicas. Vi a una señora a la que le faltaba poco para deshacerse en lágrimas sabedora de que la salud de su pequeño hijo estaba menguando y no hice nada más que preocuparme por pinches cincuenta pesos que traía en la cartera. 
En el DF fui asaltado una vez caminando y una vez en un pesero chafa. Una vez se metieron a robar en el depa en el que vivía (afortunadamente no había nadie) y escuché incontables historias de cómo varios compañeros habían sido asaltados o robados o estafados. Todo eso me hizo ser una persona vigilante, desconfiada, que inventa toda clase de teorías paranóicas con tal de que la desconfianza sea justificable. 

Tampoco puedo decir que antes de irme al Distrito Federal era una mejor persona y que hubiera ayudado a la señora. Pero creo que no hubiera sido indiferente ante su solicitud. Creo sinceramente que si no me hubiera ido la hubiera auxiliado. En efecto, la Ciudad de México me cambió. Esa es una de las cosas que no me gustaron de la capital del país. Muchas personas cuentan orgullosas - entre ellos mis propios padres - lo increíblemente  atentos que son los chilangos cuando hay un terremoto y como se ayudaron unos a otros en el temblor del 85. Sin embargo, eso no me tocó verlo. Sólo mis compañeros en la maestría eran atentos y muy amables. El resto de la ciudad te ve con desconfianza. Si no te conocen, asumen que eres un peligro potencial. No eres un ciudadano, eres un posible delincuente. 

La Ciudad de México es muy bonita. Tiene calles muy grandes, edificios muy altos, monumentos muy chidos, museos a granel, etc. Plazas, jardines, parques, todo eso que las grandes ciudades necesitan para ser chingonas entre sus pares. Sin embargo, dicen - y dicen bien - que lo único malo del DF es que está lleno de chilangos. ¿Y cómo lo niegas? 
¿De qué sirve que tengas unas calles bien vergas si están llenas de vendedores ambulantes? ¿De qué sirve que tengas una plaza bien chida si está llena de basura? ¿De que sirve que tengas uno de los transportes más eficientes del mundo (el metro) si no le ceden el asiento a una viejita que no puede ni con su bastón? 

La Ciudad de México tiene muchas cosas buenas, pero por cada cosa buena que tiene, aparecen dos malas. No me gustó que cada persona en la Ciudad cree que es más importante que el resto. No me gustó que cada persona en la Ciudad se aprovecharía de ti si le das la oportunidad. Y lo peor es que la misma ciudad te va formando de esa manera. No me gustó que hay cabrones que se van drogando en el metro y no pasa nada, pero si intentas tomar una fotografía los policías te caen como si fueras terrorista. No me gustó que haces tres horas para ir de una parte de la ciudad a otra, porque hay más pinches carros que familias y ni un cabrón te cede el paso. 

Pero sobre todo, no me gustó el racismo. Si vienes de provincia, eres estiércol. Así de fácil. Para los capitalinos, los de provincia no sabemos nada, no aguantamos nada. Si nos quedamos viendo un edificio de un chilión de pisos nos acusan de nacos. Si nos asaltan, nos dicen que fue porque tenemos cara de pendejos y se nota a leguas que somos turistas. No importa lo que hagas, en la Ciudad de México siempre serán más cabrones que tú, porque estudiaron en una escuela del IPN o de la UNAM. Vimos las mismas materias, tuvimos los mismos planes de estudio pero por alguna razón, no valemos verga según el criterio de los chilangos. Tus pedos apestan más que los de ellos, tu acento es el gracioso y putísima y se casó de blanco ¡Todo lo malo pasa por culpa de los de provincia! Por supuesto, no todas las personas piensan de esa manera, pero la mayoría sí.

Y como dije, les ofrezco galletas:



sábado, diciembre 03, 2011

Centésimo quincuagésimo primero - M.C. parte 2 -

Aunque ya me gradué, fui las últimas dos semanas a la escuela. Tenía el pretexto perfecto: esperar el trámite burocrático para que me entregaran el acta de examen y todas esas mamadas. Sea como sea, aunque ya no tenía absolutamente nada que hacer en la escuela más allá de limpiar mi escritorio, estuve asistiendo casi con religiosidad. 
Y sin temor a equivocarme puedo asegurar que fueron las dos mejores semanas de la maestría. 

La primer semana me la pasé leyendo artículos de un tema que me interesa y del que quería saber más. También leí algunos capítulos de las tesis de algunos de mis compañeros (y amigos) de la maestría que me confiaron la responsabilidad de hacerla de "editor". En general era encontrar errores ortográficos o gramaticales puesto que no tengo ni el conocimiento ni la habilidad para juzgar sus ecuaciones o sus resultados (todavía). 

Durante la última semana pernocté varias veces en la escuela. Otros días más, aunque no me quedé en la escuela salí a horas muy avanzadas de la noche. Me desvelé bastante, sufrí frío y hambre, me atacó una frustración que llegó a parecer una patada en la entrepierna porque uno o varios robots no hacían lo que quería. Y sin embargo no dejaba de sonreír. Tal vez haya sido el hecho de que yo estaba ahí para tratar de ayudar y que me sentía útil o por el hecho de que me encontraba hacien do lo que me gusta sin presión alguna o que estaba con grandes amigos, pero el desvelarme, el analizar gráfica tras gráfica y verificando línea por línea de un interminable código me hizo feliz. Me sentía contento. Me gustó como nunca me había gustado algo. Para mí no era un proyecto escolar que había que entregar so pena de reprobar. No existía esa presión. No era una obligación. Estaba ahí porque me gustaba. Porque yo quería. Siempre he querido ser investigador. Principalmente para saciar una necesidad de aprendizaje y conocimiento que no parece tener fin. Y de alguna manera mientras leía los capítulos de las tesis o programaba y fallaba miserablemente la compilación de un programa o sugería aumentar o disminuir una ganancia me sentí como investigador. Y me sentí bien. Creo que no me equivoqué al escoger ser investigador. 

Como dije anteriormente, tal vez lo que haya hecho que lo disfrutara tanto fue que compartía con amigos. Y eso me lleva a hablar de las personas que tuve como compañeros y que gradualmente se convirtieron en mis amigos. Bueno, no todos, pero sí varios. Inclusive más que los de la carrera, con los que conviví cinco años.

Cuando salí del ITSLP como el segundo promedio más alto, pensé que eso significaría algo en la maestría. Tal vez que llegaría a ser el chingón entre los chingones de mi generación, que tendría el respeto y admiración de todos. Que obtendría, como dice Sarah Silverman "All the pussy". Y pues resulta que no. Que no era ni el más listo, ni el más chingón. Putísima y se casó de blanco, ni siquiera era el más alto. El más mamón tal vez, pero bueno, a menos que seas actor porno gay, el ser mamón no es un cumplido. 
No sé si fue porque éramos un grupo más o menos homogéneo, o porque la maestría crea una hermandad que sólo los que hemos pasado por eso conocemos, pero en general nos llevamos muy bien. Los queridos y teóricos lectores que me siguen desde el ITSLP sabrán que no siento ni respeto ni admiración por mis compañeros - con una o dos excepciones - y que si los comparé con simios no era por mala onda sino por ser descriptivo.
Todo lo contrario para la maestría. Esta vez por mis compañeros no tengo otra cosa que una interminable admiración y un respeto perenne. No sólo son listos (tal vez más listos que yo), sino también son responsables y disciplinados. De cada uno de ellos admiro una cualidad y los envidio porque no la tengo. 

La pregunta más recurrente de las últimas dos semanas ha sido el ¿Qué voy a hacer? ¿Qué sigue para Dib? Casi en todas las situaciones en las que me hacen esa pregunta respondo parodiando a How I Met Your Mother. "Dejaré que Dib del futuro se encargue de eso". Sin embargo realmente no sé qué sucederá. Tengo claro que deseo hacer un doctorado. Y que deseo que sea pronto. Pero ya no tengo dinero. Deberé entonces trabajar algún tiempo para conseguir el suficiente dinero para comenzar el doctorado. Tengo la esperanza (y nada más que la esperanza) de poder incorporarme a la docencia en mi alma mater, para además de por supuesto trabajar, tratar de subir el nivel porque según lo viví, es bajo. Además, espero seguir publicando. Porque aunque no lo he posteado, sabrás querido y teórico lector que he publicado dos artículos de congreso internacional y tengo dos más en revisión. 
Por ahora, tengo el material para publicar un artículo de congreso, aunque sea nacional. Trabajaré con mi ex-asesor y uno de mis sinodales para intentar publicar un artículo de revista. No será fácil. No será pronto. Pero estoy motivado. 

En la próxima entrega hablaré de mi vida en el DF, lo que extrañaré y lo que no. Hablaré de mi triste y patético regreso a SLP y ofreceré galletas. 

jueves, noviembre 17, 2011

Centésimo quincuagésimo - M.C. -



Saludos, querido y teórico lector. 
Como ya se hizo costumbre, hacía mucho tiempo que no posteo nada. Mayoritariamente porque no tengo nada que postear, lo poco que tengo es bastante aburrido y ni siquiera es lo suficientemente largo como para hacer un post que valga la pena. Sin embargo, hoy tengo algo que postear. 

Finalmente, el lunes 14 de noviembre, después de 805 días de comenzar mis estudios de posgrado, me he convertido en Maestro en Ciencias de la Ingeniería Eléctrica con especialidad en Mecatrónica. Han sido dos años y medio muy pesados, muy entretenidos y muy satisfactorios. Muchas cosas pasaron en ese tiempo, tanto dentro como fuera de la escuela que me hicieron crecer no sólo como ingeniero, sino también como ser humano. 

Finalmente puedo hacer un post con mis impresiones de la maestría. Así que sin más preámbulo que las siguientes palabras, te presento:

Maestría
We could have had it all

Al salir de la carrera de ingeniería - sobre todo con un promedio tan elevado como el mío - crees que lo sabes todo. Crees que puedes resolver cualquier problema que se te presente, crees que si no sabes algo, puedes ir a un libro y encontrar las fórmulas y las teorías necesarias para que el mundo te la pele. En general es así porque los que deciden que la industria es lo de ellos, no tienen mayores problemas que hacer algunos layouts, algo de geometría o un CAD por aquí y por allá. Sin embargo, cuando llegas a la maestría, te das cuenta de todo lo que no sabes. Y es un puterísimo, por cierto. Según tú sabes matemáticas y resulta que sabes pura verga. Todo lo que llevas en la carrera es como la parte para dummies. Todo lo que llevaste en la carrera está bien chingón porque son ecuaciones lineales, pero llegas a la maestría y resulta que el mundo funciona con ecuaciones no lineales. 
Para no hacerte el cuento largo, y para no meterme con definiciones matemáticas que la neta no vas a entender, te diré que llegas sin saber ni madres. Poco menos que ni madres, para no verme tan exagerado.
Por tal motivo, es bastante pesado. El primer año de maestría, que es en el que llevas materias te desvelas tanto que es ridículo. Una tarea que debe entregarse en una semana resulta más complicada de lo que creías y lo que tú pensabas era un día de trabajo y seis de flojera se transforma en seis días sin encontrar cómo hacerla y un día de desvelada. Y así para todas las materias. Ahora ya no es importante que resuelvas 100 problemas para un examen. En su lugar, los Doctores asumen que ya sabes cómo resolver esos problemas y mejor te encargan demostrar teoremas o lemas o proposiciones. Luego, para asegurarse de que en realidad entiendes el concepto, te piden simular el modelo. Horas de programación que finalmente verás recompensadas al ver que la gráfica se mantiene en cero son tan comunes que parece irrisorio. 

Al menos en donde yo estudié mi maestría (CINVESTAV Zacatenco), los doctores son unos cabrones. En esta maestría tuve la fortuna de poder recibir clases de un Doctor egresado del MIT. Y tal Doctor es un cabrón. Sabe tantas madres que te cagas. Es tan condenadamente bueno que haría que Santa Claus vomitara de envidia. Querido y teórico lector, cuando estudias un posgrado en Ciencias con la intención de dedicarte a la investigación, lo que sueñas es que escribirás papers que revolucionarán los paradigmas actuales, que te presentarás en un congreso y tus pares se aglomerarán en tu conferencia. Y bueno, él es una de esas personas que logró tal sueño. En los congresos, cuando él expone, no hay asientos libres, las salas se llenan de personas de pie, poniendo atención a las diapositivas llenas de ecuaciones.
Es bastante raro saber que tus profesores han escrito libros que ahora son referencia obligada en ciertos temas actuales. Y sin embargo, muchos de los Doctores que me dieron clase tienen uno o varios libros en sus currículums. Es aún más raro ver cómo los libros de otras eminencias están llenos de referencias a artículos escritos por las mismas personas que están frente a ti, escribiendo una ecuación o apuntando con un láser al pizarrón. 

Cuando finalmente tienes la oportunidad de escoger tema de tesis, es más relajado. Al menos por una parte. Ya tú eres una especie de tu propio jefe, te mueves a tu ritmo y ya no hay tareas. Sin embargo, en la tesis ya estás sólo. Antes, la tarea era para todos. Si no entendías algo, le preguntas a un compañero y listo. Ahora, tú tienes que especializarte en tu tema, y a menos que uno de tus compañeros haga algo muy similar, nadie sabrá más de tu tema que tú y tu asesor. Y tu asesor está ahí para asesorarte, no para resolverte los problemas. Además, ese problema al que te estás enfrentando es en teoría, relativamente nuevo y no hay forma de que lo encuentres en un libro. Ya pasó el tiempo en que los libros eran tu referencia. Eso sirve hasta cierto punto, pero después tienes que basarte en artículos. Los artículos representan lo más novedoso de lo novedoso. Tienes que buscar artículos que se relacionen con lo que tú quieres hacer. Tomar lo que te sirva,  aprovechar las referencias y repetir el procedimiento. El problema con los artículos es que son piezas muy concentradas de información. No encontrarás nada específico, no encontrarás instrucciones y en definitiva, no encontrarás nada más que una ecuación o una demostración. Lo peor es que en general, los mejores artículos están hechos por eruditos que describen el mundo en matemáticas que te tomará meses comprender, para luego darte cuenta de que otro autor usa otras cosas, igual de complicadas. 

Sin embargo, con todo eso, encuentras increíblemente motivante todo eso. 
Al menos yo, tuve que basarme en las ecuaciones de alguien más, adecuarlas para que sirvieran a mis propósitos, DEMOSTRAR que mi trabajo era correcto, no sólo con simulaciones y experimentos, sino con matemáticas que sirvan no sólo para - como en mi caso - tres robots, sino para un número indeterminado de ellos. Te peleas con las ecuaciones que no quedan como esperabas, encuentras resultados que no tienen sentido y luego buscas incansablemente un resultado que te sirva para demostrar que estás bien. Y al no encontrarlo, debes matarte para desarrollarlo. Pasas meses dormitando mientras en tu mente aparecen las ecuaciones y las gráficas, los programas que no hacen lo que quieres y el código que te causa problemas. Finalmente, en un chispazo de genialidad o en una lectura a un teorema de hace doscientos años olvidado en los libros recientes o en una plática con un compañero la respuesta aparece ante ti. Pasas los siguientes días probando la teoría hasta que encuentras que estás en lo correcto. Y ya que resolviste ese problema, ya puedes proseguir con tu investigación.

Curiosamente, cuando más orgulloso te sientes de tus resultados, cuando las gráficas son justo como las querías, cuando el mecanismo o el robot o el control hacen lo que tú quieres y te sabes sus pros, sus contras, sus problemas y la teoría de todo lo que hiciste te la pela, debes escribir tu tesis. Y el escribir la tesis es una actividad muy desagradecida. Todo lo que hiciste, todo lo que investigaste, todas las horas que te desvelaste, los días que no cogiste por estar programando o simulando, las noches que te quedaste en la escuela para terminar un circuito, deben pasarse a un documento. Un documento de alrededor de 100 páginas que muestra los resultados más sobresalientes. Un documento que tiene lo que hasta ese momento es el estado del arte de tu área, tus resultados y tus demostraciones... y nada más. En ese documento no aparece cómo te cortaste la mano ajustando unas hélices o cortando un material. No aparece el dolor de nalgas que tienes después de dos semanas de estar programando una interfaz que no es importante para el tema, pero que sin ella no podrías haber hecho nada. No aparecen las interminables horas que platicaste con tu asesor, mostrándole paso por paso tus ecuaciones, o las horas de discusión con los compañeros que amablemente te dan un consejo. No aparece más que las gráficas que dicen que todo lo que hiciste está bien. Cuando tienes tu tesis en la mano y sabes que ese pequeño montón de papeles representa los últimos 1.5 años de tu vida te sientes bien. No es la sensación orgásmica que todos creerían, pero es una sensación de bienestar cuando la lees. Hasta que comienzas a sentir que podías hacer algo más. Si hubieras tenido más tiempo hubieras podido agregar tal cosa o explicar mejor esto o aquello. O tal vez generalizar para otra cosa o poner una prueba más. Ese trabajo que te tomó tanto tiempo es bueno, es tal vez muy bueno. Pero no es perfecto. Y esa sensación no te abandona del todo.

Próximamente la segunda parte.

viernes, septiembre 30, 2011

Centésimo cuadragésimo noveno - Avergonzado de ser potosino -

Querido y teórico lector. Hoy vengo a postear triste. Con vergüenza. Durante los 2.5 años que llevo viviendo en la Ciudad de México, decía casi con orgullo que soy potosino. Aunque yo nací aquí, en el Distrito Federal, llevaba viviendo más de 20 años en San Luis Potosí. Y me sentía mucho más identificado con lo que era ser potosino que con lo que es ser capitalino. Hoy sin embargo, me encuentro sin patria. 

Los días anteriores han sucedido acontecimientos tanto en Baja California como en San Luis Potosí que me han hecho preguntarme si realmente deseo ser parte de una sociedad tan cerrada y tan mezquina. En días pasados, en esas dos ciudades se ha votado a favor de negar la inconstitucionalidad de la ley que prohibe aborto. O en palabras para los que no somos los protagonistas de legalmente rubia, básicamente, en San Luis Potosí está prohibido abortar.
No importa si eres una mujer de 40 años cuyo anticonceptivo falló o una niña de 12 años que acaba de ser violada. Abortar ya no es opción en San Luis Potosí.

Much@s de mis queridos y teóricos lectores dirán que eso es excelente, que la vida es primero y que la verga de ocho patas. Yo, sin embargo, creo que es una puñalada en la ingle para todas aquellas parejas (o mujeres) que verán transtornadas sus vidas por cosas que se salieron de su control. El derecho a decidir cuántos hijos quieren, cuándo y con quién, está en juego. Niñas que fueron violadas ahora serán obligadas a parir a un bebé que sólo será una remembranza perenne de aquel fatuo día en que fueron atacadas.

Iba a poner todo un post larguísimo acerca del derecho a decidir y cómo los grupos conservadores (entiéndase los putos grupos religiosos) fueron los que tuvieron que ver en este pedo, pero David Moreno hizo un excelente texto y me ahorró la chamba. Vayan a leer su post en chinga y regresan.

Como estoy seguro de que hay dos o tres huevones que no fueron a leer su post, me tomaré la libertad de citar algunos de los puntos que más interesantes me parecieron de su texto:

Cada quien tendrá la libertad de formarse una opinión sobre el tema. Lo hará con base en los principios, creencias - o la ausencia de ellas - y certezas que cada quien posea. La opinión se formará de manera individual y - en la mayoría de los casos - sin que nadie tenga injerencia en lo que cada uno de nosotros llevaremos en nuestras mentes sobre el tema. Tenemos el derecho a tener una opinión y nadie no los puede quitar...hasta ahora. La decisión de la corte tiene precisamente que ver con ese derecho: con el derecho de los individuos a actuar y a pensar conforme a su propia voluntad (...)
Las iglesias, o cualquier otro grupo conservador tienen en la negación de la capacidad de decisión a su mayor fortaleza. Por eso les asusta un tema como la libertad de la mujer de decidir por si misma sobre su propio cuerpo. Por ello las estigmatizan como pecadoras y culpables: porque son personas que se atreven a cuestionar a los fundamentos mismos de la autoridad dogmática (...)
La pretensión de imponernos un criterio en un tema en el que la ciencia misma no ha podido ponerse del todo de acuerdo, resulta ante una violación a ese derecho y una violación a los principios básicos de la democracia y del Estado laico (...)
Vendrá una lucha determinante, una lucha por nuestra libertad individual. No ha ganado el triunfo de una legislación por la vida, sino ha sido el triunfo de una restricción para vivir una vida en libertad.
Las negritas y el subrayado del último párrafo son míos.
Y los puse ahí para enfatizar ese último punto. Lo que ganó fue una idea a todas luces equivocada desde el punto de vista científico y ético, pero moralmente cuestionable. Moralmente porque al menos en San Luis Potosí si no eres católico eres estiércol. Y si eres católico no apoyas el aborto.

No he revisado estos días, pero la última vez que chequé, San Luis Potosí era el estado con más divorcios a nivel nacional. Un estado abrumado por la cantidad de infidelidades. Los niños no deseados se dan como verduras. Las madres solteras son bastante comunes y según rumores de una o dos vecinas que vienen de la Huasteca Potosina, los abortos hechos por curanderas y brujos no son raros. 
Con la prohibición del aborto, las estadísticas de divorcios, padres solteros y abortos clandestinos no disminuirá. Al contrario, habrá más niños sufriendo de tristeza y desatención. Las parejas ya no son como antes. Un hijo no las une más si ya están en el abismo de la separación. 

@wikiramos presentó en Animal Político una crónica de lo que fue el día en que la corte avaló los derechos desde la concepción. De nueva cuenta, te invito a que vayas y lo leas. Hay una parte que me parece particularmente importante. 

—Este asunto tiene una gran trascendencia para millones de mexicanos, pero más trascendencia aún para millones de mujeres. Sobre todo porque siempre son las que al final pierden en estos casos. Las más pobres, las más humildes, las que no tienen cultura. Lo que no es solamente profundamente injusto, sino abiertamente discriminatorio y, por tanto, inconstitucional.
 En este caso, las negritas no son mías. 

 Muchos de los grupos antiabortistas, dicen que el aborto debe ser ilegal porque atenta contra una vida humana. Ese es el argumento que lanzan una y otra y otra vez. Sin embargo, no sostienen nada con evidencia científica sustentable. Todo lo que tienen son creencias, dogmas y una mente cerrada. El doctor Antonio Lazcano hizo un texto bastante legible sobre cuándo comienza la vida
Rescato este pequeño pedacito de su texto, que de nueva cuenta, te invito a leer.

En un mundo laico y cada vez más secular, el problema del aborto es un problema de salud pública que debe ser visto como la solución última y menos deseable
De nueva cuenta, las negritas no son mías.

Los cientificos también sostienen que "en lo científico (las reformas significan) una incompatibilidad flagrante entre el concepto moderno, multifacético y complejo de lo que es un ser humano y la simplista, arbitraria y poco informada definición de la vida en que se basan las reformas".
El organismo también señala que las reformas son "en lo práctico una maniobra insidiosa con potencial para penalizar de modo tajante y obtuso a las mujeres de México y los médicos involucrados, con propósitos subyacentes: establecer un método de legislar que no considere los avances de la ciencia"

Las personas que más saben de este pedo de biología y genética y madres así todavía están indecisos sobre cuándo comienza la vida. No obstante, todos están de acuerdo en que los cigotos NO son seres humanos. Y sin embargo, el resto de las personas "provida" como se denominan, creen que tienen el conocimiento de cuándo comienza la vida. No sólo lo saben, sino que son tan cabrones que lo saben "por qué sí". No hay que probarlo, sólo hay que creerlo.

Y hablando de creencias resulta que es probable que el mismísimo Papa haya sido el que causó que todo este pedo de que la lay antiaborto fuera aprobada.

Antes de que termine este post, quiero aclarar mi punto de vista sobre el aborto.

El aborto es un último recurso. Es lo último a lo que recurres. Nunca debe ser usado como método anticonceptivo. Es simplemente un elemento final que debe ser usado únicamente en los casos en la que todos los anticonceptivos comunes han fallado. Al apoyar al aborto no digo que te la pases cogiendo sin protección al fin que "abortamos, mi reina". Digo que planees tu vida, cojas como si no existiera el infierno pero chinga' protégete. Ponte un forro, trágate una pastilla, inyéctate no sé qué madres o pégate un parche. Y si todo eso falla, y no estás lista para tener un hijo, entonces y sólo entonces aborta. 
Pero si vas a abortar debería ser en un lugar limpio, estéril, con personas preparadas y comprensivas, no en una bodega sucia o en una choza con velas aromáticas, siendo perseguida por la ley.

La ley ya no protege a las personas, protege a los intereses dogmáticos de alguien más. Por razones así, me siento avergonzado de decirme potosino. Los chilangos nos ven como simios retrógrados y desde ayer, ya no estamos tan lejos de serlo.

miércoles, septiembre 07, 2011

Centésimo cuadragésimo octavo - Se nos fue el agua -

Como ya muchos de mis queridos y teóricos lectores saben, las incesantes lluvias de esta horrible ciudad han hecho que algún lugar importante se inunde, lo que causó que alguna cosa importante se rompiera y para terminar rápido, media ciudad no tiene agua.
En general, la carencia de agua en la Ciudad de México no es nuevo y hasta cierto punto las personas han aprendido a vivir con eso. Sin embargo, cuando de la nada rompes la monotonía y así de huevos te quitan el agua sin avisarte, las cosas cambian radicalmente.

Cuando se va el agua por algunas horas, encuentras que es particularmente incómodo. No puedes lavarte las manos, no puedes lavar la ropa, los trastes, o algo tan simple como descargar el inodoro. Básicamente, durante algunas horas regresas a la edad media.
La diferencia de las personas que vivían en la edad media con las que viven en la edad actual, es que las personas de la edad media no eran huevonas. Ellas cargaban sus cubetas de agua por medio pueblo. Ahora, además de que no hay un puto río con agua potable en cientos de kilómetros a la redonda, las personas no cargan ni un sweater. Entonces, cuando no tienes agua por algunas horas, te encabronas, tal vez maldices un poco y dejas el inodoro con una generosa sorpresa para el siguiente en usarlo. Pero cuando la ausencia de agua dura más que unas pocas horas y sobre todo, cuando sabes que no habrá en algún tiempo, la ausencia de agua es poco más que una patada en las bolas y poco menos que una tragedia.

Afortunadamente, nuestro eficiente gobierno, conocedor de que sin agua a todos nos carga la verga de ocho patas, decidió que era buena idea el enviar pipas llenas con agua potable para repartir en todos aquellos lugares que no tienen agua, pero sí muchos huevos para exigirla. Y eso es lo que hoy vengo a comentarte, querido y teórico lector. Hoy fui testigo de cómo la histeria colectiva puede ser más peligrosa que un montón de narcos disparando al aire.

Por eso hoy te presento

¡Aguas!
Mi querido y teórico lector será capaz de perdonar mi poco imaginativo título

Acabo de ir a comer con Doña Gorda, y fue increíble ver como los vecinos se peleaban por el agua. Vecinos que antes solía ver tomando juntos o platicando cómodamente ahora casi se agarraban a golpes por decidir de quién era el primer turno en recibir agua de las pipas que envió el gobierno de la Ciudad de México. Como si los primeros chorros vinieran de la mismísima fuente de la juventud y los demás chorros fueran una mezcla de orines. Esos vecinos que antes compartían un churro de marihuana ahora se lanzaban improperios mientras sus esposas se ponían a la mitad del camino deteniéndolos y sintiéndose moralmente superior a su similares. Las mujeres que no tenían a un esposo o hermano para defenderlas se unían como una fuerza gritona que jalaba con intensidad la manguera de las pipas, mientras ignoraban el reclamo generalizado. 

Personajes que antes se saludaban con cordialidad se transformaron en gritones y exigentes monstruos que demandaban ser los primeros en recibir el agua. Mientras tanto, las ancianitas solas, apenas llevaban una o dos cubetas que cargaban con dificultad mientras los más jóvenes se empujaban en orden de sacar a los demás de la fila usando amenazas y amedrentando a las personas. La amabilidad y la caballerosidad pasaron a un chingar a su madre, nadie se ofrecía a llevar las cubetas de las señoras por miedo a perder su lugar en la fila. ¿Cómo iban las madres de familia a permitir que uno de sus hijos ayudara a la viejita con su cubeta cuando ellas mismas tenían 10 cubetas que cargar y por las cuales preocuparse? No vaya a ser que alguien le robe su cubeta y ¿Cómo identificarla entre ese mar de recipientes? Otra señora no muestra interés en que su hija embarazada está fumando marihuana, pero no pierde detalle de las personas que quieren meterse en la fila.


Incontables cubetas se formaban una tras otra mientras sus dueños las vigilaban celosamente. Cada uno veía con recelo al vecino que iba antes que él. Las pipas de agua soltaban con generosidad el líquido, pero por enorme que pudiera parecer la pipa, las cubetas nunca se acababan. Lo que antes hacía las veces de botes de basura, ahora eran utilizados para almacenar agua. Espero yo que con la idea de usarla en alguna actividad que no requiera pureza, como tal vez el usarla para la descarga del inodoro. La lluvia que causó todo esto, mientras antes era odiada por todos, ahora es implorada para poder recolectarla y utilizarla sin perder sus valiosas reservas de agua potable. Con el sol cayendo pesadamente sobre la Ciudad a la hora de la comida, el ver el cuantioso caudal de transparente agua hace que un trago se me antoje. No sé cuántos días lleven sin agua, pero dos o tres personas parecen más sedientas que yo. Debe ser porque según me dijeron, llevaban casi dos horas formados y no habían avanzado nada significativo.

Todos quejándose de que no podrán lavar, el tipo de la lavandería iracundo porque su negocio estará cerrado un tiempo indeterminado, varios niños felices porque no se han bañado en dos días, y los conductores de las pipas, armados con lo que yo imagino es experiencia, se muestran impasibles al estacionar el vehículo y abrir la llave del contenedor, mientras las personas son las que batallan por dividirla. 

Las personas que antes me saludaban alegremente ahora tienen una mirada llena de ira y desesperación. No crucé palabra con ellos, pero pude ver en sus ojos que estaban mordiéndose un huevo para no apuñalar a las personas que sin miramientos secuestraban las mangueras, o a los que traían más botes de no sé dónde.
Conatos de bronca se vislumbraban por todos lados. Casi esperaba que alguien sacara un arma de fuego y disparara a los que se le acercaran y luego saliera en las noticias que la guerra contra el narco había causado una balacera en una pacífica reunión de personas que iban civilizadamente a conseguir agua.

Muchas veces he leído que la tercera guerra mundial se dará no por conseguir petróleo ni oro, sino por agua. Y al ver a esas personas que antes eran apacibles y felices pelearse sin control ni tregua, no tengo razón para dudarlo.

Tal vez sonará a cliché, pero cabrones, cuiden el agua. Afortunadamente aquí mandaron pipas y no hay pedo, pero ¿Qué pasará cuando deje de haber agua? Ahí sí, nos cargó la verga.

martes, agosto 16, 2011

Centésimo cuadragésimo séptimo - A solicitud -

El Cinvestav te invita a su Jornada de Posgrados 2011 que se llevará a cabo los días 25 y 26 de agosto de 10:00 a 17:00 hrs en Cinvestav Zacatenco (México D.F.) con dirección Avenida Instituto Politécnico Nacional 2508, Colonia San Pedro Zacatenco. Entérate de la oferta académica conformada por 28 Maestrías en Ciencias y 28 Doctorados en Ciencias en la red nacional del Cinvestav, con reconocimiento en el Programa Nacional de Posgrados (PNP) del Conacyt. Se contará con la presencia de ANUIES y Conacyt, organismos dedicados al desarrollo académico mediante becas. El CINVESTAV (Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional) es un centro de investigación y posgrado líder en México y el mundo. Los objetivos fundamentales que el Cinvestav persigue son: preparar investigadores y profesores especializados que promuevan la constante superación de la enseñanza y generar las condiciones para la realización de investigaciones originales en diversas áreas científicas y tecnológicas que permitan elevar los niveles de vida e impulsar el desarrollo del país.

Si están interesados en una maestría en ciencias, becas y demás. Vayan o den click aquí.

domingo, julio 17, 2011

Centésimo cuadragésimo sexto - Impresora -

Querido y teórico lector, como sabes soy un estudiante de maestría. Y como estudiante de maestría de tiempo completo, la beca de CONACyT ayuda mucho. No te dan una cantidad particularmente elevada, pero te permite darte algunos lujitos: ir al cine de vez en cuando, comprar un libro de Benedetti, ir a cenar a Chili's una vez al mes, y cosas así. Sin embargo, tampoco es particularmente generosa. Es entonces cuando duele ver que necesitas un libro de USD $200.00. O comprar ¡Un paper! por USD $40.00. Y luego resulta que necesitas otro libro muy parecido al que ya compraste, pero diferente. Y ahí van otros USD $150.00. Después de repetir consistentemente la necesidad de adquirir libros y papers que no encuentras en la biblioteca es cuando decides que -como dice el comercial - te vale y recurres a la piratería. No voy a discutir en este post el hecho de que las editoriales ganan una cantidad obscenísima de dinero, mientras que el autor sólo ve un atisbo de eso. La piratería está mal y en la medida de lo posible trato de evitarla, pero cuando te venden un libro a USD $30.00 por capítulo, los mandas a chingar a su madre y lo buscas como e-book.

El problema de tener un libro como E-book es que a menos que tengas un Kindle (o su equivalente) leerlo es una patada en la entrepierna. Sí, puedes usarlo como referencia rápida, pero para estudiar concienzudamente, para leer en el camión o para nivelar la cama, te sirve para pura chingada. Es ahí cuando dices: ¡No pinches mames, necesito imprimir esta madre! Y aunque puedes usar la impresora de laboratorio, tarde o temprano alguien notará que hay como 1500 páginas menos de toner. Como a muchos del laboratorio nos pasa lo mismo, decidimos comprar una impresora entre todos. Una impresora de esas baratas, con sistema de tinta continua y un litro de tinta negra, además de 2 cajas de hojas. Todo con la intención de imprimir todos esos libros que se nos niegan valiéndoles poco menos que una madre nuestra necesidad de conocimiento.

Por tal razón, querido y teórico lector, hoy tengo la oportunidad de presentarte:


¡La puta impresora!
Los cartuchos no son originales... dé click aquí para corregir ese problema


El día primero de mes, que es el único que tenemos dinero, nos lanzamos al único lugar que conocíamos en el que venden impresoras con sistema de tinta continua: La plaza de la computación. Como buenos pueblerinos que somos la mayoría de los que fuimos, aceptamos un aventón de un compañero que se dirigía para ese rumbo. ¡A la verga! Hicimos como hora y media gracias al tráfico. ¿Cómo perras haces hora y media en un tramo como de 20 Kilómetros? Muchas gracias Ciudad de la Esperanza.

Ya por allá, estuvimos viendo varios precios en distintas impresoras. La mayoría tenía escáner, cosa que a nosotros no nos importaba, porque hay uno de excelente calidad en el laboratorio. Sólo queríamos una impresora que aguante chingazos. ¡8 horas de estar imprimiendo sin que haya pedos! Así se lo hicimos saber a todos los vendedores, y curiosamente todos nos ofrecían la solución adecuada a nuestro problema.

- No te vas a acabar esta impresora - Decía uno, - Chingo de impresiones, amigo - juraba el otro, como si "chingo" me dijera un buen. - Cómprame o Róbame, pero llévate una - Decía uno más gracioso. Finalmente nos encontrábamos en la disyuntiva de si comprar una Epson o una Canon. Ambos por el mismo precio, el sistema de tinta continua incluído y con garantía de 3 meses sobre el sistema y un año sobre la impresora. Ninguno de nosotros sabe un carajo sobre impresoras, más allá de que tienen un hamster mágico que tira tinta según le digas, así que al no poder elegir por calidad lo dejamos a la suerte: un volado.
¡Y que compramos la Epson!

Llegamos al laboratorio y todo era felicidad: un libro de unas 950 páginas ya estaba siendo impreso (con tres copias, por cierto), putísima y se casó de blanco, ni los mineros trabajan tanto como lo hizo esa impresora. Y un buen día, como una semana después de que la compramos, se negó a imprimir. Aparecía un mensaje de "Error General, Retire todos los obstáculos, resetée la impresora, baile bajo la sangre de una gallina negra, y espere a que al menos 4 de los nueve planetas se alineen para corregir el error". Lo único que sacamos de esa información fue darnos cuenta de que la impresora había sido manufacturada antes de que quitaran a Plutón la categoría de planeta, porque por lo demás, nos sirvió para pura chingada.

Tan encabronados como lo puede estar cualquiera que pagó la tercera parte de una impresora defectuosa, nos lanzamos a hacer válida la garantía al lugar donde la compramos.
- Su chingadera no jala.
- ¿Cómo crees?
- Pues así. No jala.

Después de repetir a conciencia todo lo que decía el manual que hicieras (básicamente, tirar tinta como pulpo orgasmeando) el encargado decidió que la neta el problema superaba sus capacidades de ingeniero en sistemas y la mandó a soporte técnico.

- Regresen en una hora. - Nos dijo con una hueva que haría vomitar de envidia a un koala.

Mientras el servicio técnico se encargaba de revisar, arreglar y regresar nuestra impresora nos fuimos a comprar unos tacos que se nos prometieron épicos: Lo único épico en ellos era el nivel de cólera que podían contagiarte, porque la verdad muy buenos no estaban.
Con dos tacos y un agua de fresa más en el estómago regresamos como 70 minutos después.

- Que va a estar hasta mañana, dice el técnico. - Mmm'ta madre... la puta que lo parió. Me hizo perder una hora de mi vida que nunca regresará.

Pero bueno, luego de batallar para subir al trolebús (porque al parecer, los ancianos creen que las filas de abordaje sólo son para jóvenes rebosantes de energía) y como un chingo de tiempo después, llegamos al CINVESTAV.

Al día siguiente, bien chingones nosotros, hablamos por teléfono y nos informan que ya está la impresora. Valiéndonos queso otra vez el tráfico, llegamos a la tienda y nos muestran que la impresora ya funciona. Felices como duendes llegamos a la escuela y ponemos a imprimir lo que falta del libro. Ni una hoja imprimió cuando volvió a marcar el error. ¡No me toques los cojones!

Vamos al día siguiente y como solía decir el Autor - con una mano en la cintura y un dedo en el culo - exigimos que nuevamente la repararan.

- ¡Pero cómo si ayer funcionaba bien!
- Sí, pero bueno... ya no.
- ¿Pues qué le hacen?
- La ponemos a imprimir. Nada más. Si se hubiera descompuesto por hacerme un sandwich no estaría aquí.

El chiste es que nos dijeron que fuéramos al día siguiente. Ya más hábiles en este pedo de exigir nuestros derechos como compradores, hablamos por teléfono y preguntamos por el status de la impresora.

- Es que no ha llegado el técnico. Mejor habla mañana.

Al día siguiente, se nos dio la misma excusa, pero ahora el técnico sí había ido, sólo que tuvo que salir temprano. Otro día más y nuevamente, el técnico no estaba porque tenía su examen rectal semanal.

Ya estábamos hasta la madre. Digo, habíamos comprado una impresora para imprimir, no para librarnos de dinero que no queríamos. Varios compañeros nos decían que ya fuéramos, que demandáramos nuestro dinero con energía e ímpetu, que les dijéramos que "a huevo nos la dan jalando, o me das una nueva" y no sé qué otros consejos más nos daban. Querido y teórico lector, quiero que te imagines a tres estudiantes de la escuela para nerds más grande del país, levantando la voz con energía y casi con fuego en los ojos exigiendo el reembolso de nuestro dinero. Bueno, pues por más aterrador que pudiera o no haber sido, no funcionó de ni madres. Nos dijeron que mejor hasta dentro de una semana, que porque iban a llevarla al centro de servicio Epson.

Ya hasta pensando en comprar otra impresora, el día indicado hablamos más por patearles las bolas a los que nos vendieron la impresora que por interés. Sin embargo, nos dijeron que ya podíamos pasar por la impresora. Llegamos a la plaza y vimos con gusto que ahora nos estaban dando una impresora nueva, porque al parecer no pudieron reparar la anterior (o al menos la impresora parecía nueva, que no es lo mismo). Llegamos a la escuela y hasta ahora esa impresora ha chambeado bastante. Lleva más de 6000 impresiones y no se ha rajado ni una sóla vez.

Contra todo lo que yo creía, no todos los que trabajan en la plaza de la computación son tranzas. O tal vez fue que les pateamos demasiado las bolas. O tal vez sí funcionó lo del fuego en los ojos y levantar la voz y parecer rudos. Además, alguno de ellos nos escuchó decir "el doctor se va a cagar". Tal vez pensó que "El doctor" era el apodo de algún narco y por eso se arregló todo.

¡A huevo!

martes, junio 28, 2011

Centésimo cuadragésimo quinto - Como niño de kinder -

Saludos, querido y teórico lector. Hace un par de días estaba bien a toda madre, ya casi terminando todos mis experimentos y preparándome para comenzar la redacción de mi memoria de tesis, cuando de repente una serie de circunstancias me hicieron sentir de la verga. Poned atención para que puedas burlarte a placer:

Una de las cosas sobre las que mucho se ha escrito acerca de hacer un doctorado, es que a diferencia de un trabajo normal en el que compites contra una cierta cantidad de personas en tu empresa, aquí las personas con las que compites son las más brillantes en tu campo. Putísima y se casó de blanco, se podría dar el caso de que compites contra las mentes más brillantes del mundo. Al ser un doctor se te reconoce como un experto en tu tema, y como tal debes de realizar investigación de alto nivel para el avance de la ciencia y la tecnología. Y bueno, seamos sinceros: una persona genérica vs el más brillante en el área no es una pelea particularmente justa. En general, compites contra el tipo que escribió los libros en los que aprendiste todo lo que sabes de tu campo.
Como estudiante de maestría y próximo estudiante de doctorado nunca me había dado cuenta de la importancia de esa gran diferencia. Hasta hace poco.

Hace poco menos de una semana, un Doctor vino a dar una pequeña plática aquí a la escuela para nerds más grande del país. Esto no es particularmente importante, de no ser porque el Doctor que vino no es cualquier Doctor. Es "EL DOCTOR". Este simpático personaje ha sido el jefe de departamento de "Microrobotica and Micromecatrónica" en una universidad alemana bien cabrona, tiene más de 50 patentes, es además "jefe del departamento de Nanomanipulación Automática en otra universidad alemana más cabrona", es autor de tres libros de " tecnología de microsistemas, microrobótica y automatización de nano-manipulación". Ha publicado más de 60 artículos de revista (internacional, no de "Ciencia y Desarrollo - revista que por cierto, está muy chida - y ha asistido como conferencista a más de 180 congresos). Es en pocas palabras "UN CABRÓN".

Su plática fue básicamente de nano-manipulación automatizada para fabricación de nano-herramientas. Habla de como usa SEM para su trabajo, ya que los microscopios convencionales le quedan cortos; habla de precisión en nanómetros y de presupuestos de casi 3 millones de Euros sólo para investigación.
Luego de su conferencia, todos salimos hablando de lo interesante que es algo así, y básicamente mamándosela al doctor.

Minutos después, un par de Doctores de aquí de la escuela aparecen en mi laboratorio junto al doctor - que a partir de este momento llamaré Doctor Chingón - . Le estaban dando un tour al Doctor Chingón para que conociera qué es lo que se hace aquí.

Querido y teórico lector, quiero que imagines la siguiente escena:

Llega el Doctor Chingón, minutos después de hablar de su proyecto de millones de Euros, de presumir que tiene un microscopio que puede ver un grano en el trasero de la amiba más diminuta y de hacernos sentir como estiércol a conocer las instalaciones del laboratorio donde yo trabajo con los siguientes robots móviles:



Robot García (tengo dos de estos)



Robot YSR-A (tengo tres de estos)

Sistema en lazo cerrado


Entonces le muestro algunos de mis experimentos, haciendo formación y marcha de mis robots, haciendo que los robots "bailen" como le dicen coloquialmente. Haciendo círculos, lemniscatas, trailer, manteniendo distancias y demás, todo bien chingón.

Como nota, quiero hacer notar que mi trabajo no es precisamente el "mover los robots", sino encontrar las condiciones matemáticas para garantizar el comportamiento asintótico de agentes móviles a posiciones deseadas, pero bueno, hay que probarlo en una plataforma experimental y eso es lo que uso. Los robots García cuestan como USD $5000.00 c/u y los robots YSR-A cuestan como $45000.00 el paquete con tres. ¿Cómo cuánto es eso en Euros?

El Doctor Chingón llegó, vio todo el pedo de mis robots móviles, me hizo unas preguntas del control, del sistema de visión, y luego hizo el comentario generalizado: "Parece que bailan" (luego subo un video para que vean a qué se refiere la gente cuando dice que bailan). Luego me dijo que estaba muy chido, que era muy interesante y la verga de ocho patas.

Yo sé, querido y teórico lector que esa es la respuesta políticamente aceptada, pero no mamar, casi lo sentí condescendiente. YO LE PRESUMÍ UNOS ROBOTITOS BAILANDO POR AHÍ A UN DOCTOR QUE HACE NANO-HERRAMIENTAS. Eso me hizo sentir como si yo fuera un niño de cinco años que acaba de realizar su primer dibujo sin salirse de la raya y se lo presume a su papá y él le dice "Qué padre te quedó hijo, eres muy talentoso"; pero por dentro sabe que está de la verga y que no mames ¡Qué feo e inutil es!

Ya dejo este texto aquí porque hay que chambear fuertemente para que se me quite el olor a perdedor.

viernes, junio 03, 2011

Centésimo cuadragésimo cuarto - Festejo -

Saludos querido y teórico lector. Hacía un buen que no me paraba por este blog, olvidado por la deidades, pero ya sabes que lo único interesante que me pasa es cuando puedo demostrar la estabilidad de mi sistema.

Hoy vengo a hablar de algo muy interesante (bueno, realmente no es interesante; pero comparado con lo que sucede en el día a día sí). Hace un par de semanas, me enteré de que un compañero de la maestría celebrará sus nupcias próximamente. Dijo que ha gastado una cantidad de dinero considerable en los preparativos: fiesta, vestido, y no sé cuántas madres más mencionó, perdí el interés después del segundo elemento.
Sin embargo, con chabacana alegría me hace saber que "será una fiestota", con ese peculiar acento que tienen los chilangos cuando se emocionan.

Sinceramente le digo que me da mucho gusto que se vaya a casar, que realmente se ve que quiere a su novia y que ella lo quiere (en realidad esto último no lo sé, porque no conozco a la susodicha). Pero también le expreso mi desconcierto por hacer una "fiestotototota". Él me dice que no entiendo porque soy bien mamón - y tiene razón - y que la idea es festejar su felicidad o alguna mamada así mencionó. Luego dijo que cuando yo me casara también haría una fiesta así y que me recordaría esa conversación y la puta madre de la conversación también.

Tal vez sea porque en efecto soy bien mamón, y porque como leí en twitter hace un par de días: tengo tanta flojera acumulada que podría ponerla en bolsitas y venderla, pero la idea de una fiesta de boda me da una hueva colosal. No creo que tú, querido y teórico lector, puedas entender la flojera que me causa una fiesta de boda.
Toda la parafernalia que debes hacer, siempre atento a cada maldito detalle para finalizar embriagándote tanto que no puedas "cumplir" en la noche que causa todo ese alboroto.

Realmente me causa una fiaca épica. En general, cuando muchas personas se reúnen, por alguna razón el IQ de cada asistente baja. Sólo por el hecho de reunirse. Ahora imagina que incluyes alcohol en la ecuación.

Todo el ritual de "el baile de los novios", en donde por alguna razón las personas le clavan billetes con alfileres, el pastel, la línea de conga que no es para bailar sino para ver quién se cae primero por la inercia, el arrojar al novio usando una sábana, entre muchas otras cosas no me motiva en nada.

Comento todo esto de forma casi hastiada y el chavo me dice que no importa, que hay que festejar, que los invitados quieren ser parte de tu felicidad y la verga de ocho patas. Yo me pongo a pensar y me doy cuenta de que las personas a las que invitaría a una celebración así serían las personas más allegadas a mí. Esa clase de personas que sabrían que las fiestas y bailes y brindis y demás madres me causan flojera. No las que aprovecharían cualquier ocasión para embrutecerse con alcohol.

Este post no tiene nada de emocionante, divertido, épico o siquiera que valga la pena leer, pero hacía mucho que no posteaba nada y ya se me hacía feo. Antes de escribir este post me puse a leer algunos de los que escribí hace muchos muchos años... y me doy cuenta de que la escuela me va quitando el placer por escribir, me quita tiempo y hasta ¡Jebús no lo quiera! habilidad.

jueves, abril 14, 2011

Centésimo cuadragésimo tercero - Calcetines -

Querido y teórico lector no sé si puedes tú enumerar las cosas que más te parecen una bendición cuando vives sólo (o bueno, cuando aunque vivas con alguien más ya no dependes de nadie), pero puedo asegurarte que lo primero que te viene a la mente es la bendición de "libertad e independencia" que tienes. Luego, la bendición de la TV por cable, el Internet de alta velocidad y sobre todo la bendición de no responder a nadie sobre a quién llevas a tu casa y para qué (guiño, guiño).

Sin embargo, querido y teórico lector, puedo asegurarte con toda la experiencia de la que soy capaz, que la bendición más grande que puedes tener cuando vives por tu cuenta (ya sea compartiendo departamento - como yo - o viviendo sólo) es ROPA LIMPIA.

La ropa limpia es una de esas constantes imprescindibles en tu vida y, que sin embargo, no aprecias hasta que estás a finales de mes, sin dinero, sin lavadora y sin ropa interior limpia. Digo, cualquiera puede lavar su ropa interior a mano, no causa mucho problema, pero cuando la ropa interior también se convierte en playeras, pantalones, camisas, entre otras prendas más, ya cambia la cosa. Y más si eres de talla grande como tu servidor.

Así que querido y teórico lector después de la misma tortura todas las semanas decides que es mejor ahorrar y llevar todo a la lavandería. Durante varios meses todo funciona de manera satisfactoria: llevas tu ropa (sí, incluída la interior), te dan tu notita y dos días después llegas y pagas con una sonrisa, puesto que sabes que cuando llegues a tu departamento y abras la bolsa de plástico chafa que usan, sentirás el aroma fresco y suavecito de la bendición más grande: la ropa limpia. Inclusive hasta de pronto dejas una propinita de $5.00 ahí no'más para que la encargada le de un toquecito extra de suavizante a tus pantalones.

Todo funciona excelente. Hasta el día fatídico. El día en el que llegas a la lavandería, te dan tu ropa, llegas a tu casa y te das cuenta de que ¡Todos tus calcetines están desaparecidos! Ni un maldito calcetín regresó contigo a tu departamento. Bajas desde tu quinto piso tan rápidamente que parece que tienes un palo atravesado en el culo y mientras más te tardes más te entra. Todo mamado (o sea cansado, no fornido) llegas a la lavandería para darte cuenta de que ya cerró. ¡Putísima y se casó de blanco!

Al otro día, usando el último par de calcetines limpios que tienes (y que por cierto, no llevaste a la lavandería porque tienen un hoyo) vas y preguntas a la señora ¿Qué pedo con mis calcetines? Ella extrañada dice que ¡no puede ser! ¡No lo puedo creer! Y tres minutos más de frases de incredulidad mezcladas con ¡María Santísima! y ¡Dios Mío! Al final te dice que es posible que tus calcetines se hayan mezclado con la ropa de alguien más mientras la doblaba y que preguntará a las personas que fueron el mismo día a recoger ropa a ver si no se les fueron de casualidad un chingo de calcetines.

Eso pasó hace dos semanas. Hoy todavía no recupero mis calcetines. Tuve que comprar unos de esos calcetines chafas de $20.00 (que por cierto, ya tienen hoyos) y lavarlos más o menos seguido... lo peor es que ahora cada que vaya a la lavandería iré con la desconfianza... esta vez fueron calcetines, la próxima podría ser mi playera de los 49's o peor aun: Mis calzoncillos del Demonio de Tazmania.

Seguiré informando.

sábado, marzo 12, 2011

Centésimo cuadragésimo segundo - Reunión -

Y ahí estaba yo, frío, calculador: observando el mapa que está a la salida del metro. Memoricé cómo moverme y confiando que estuviera a escala, más o menos calculé el tiempo que me tomaría llegar a mi destino. Salgo de la estación del metro y putísima y se casó de blanco: Una pinche construcción gigantesca de no sé qué madres me impedía el paso por la trayectoria que memoricé. Desconcertado, abrumado por la idea de que en cualquier momento uno de esos albañiles que trabajaban en la construcción podría arrojarme un martillo para knockearme y posteriormente despertar con un colosal dolor en el culo decidí improvisar.
Minutos después, perdido como moneda que se cayó detrás del refrigerador, mensajeo a mi anfitrión para avisar que me tomará un poco más de tiempo del planeado el llegar a la reunión.

Finalmente, como buen macho mexicano (o sea, sin pedir instrucciones) llegué al lugar acordado. En ese momento pensé que si hubiera seguido el mapa que me habían proporcionado hubiera llegado antes, pero mi disfunción para tomar el metrobús me hizo decantar por el metro.

Al llegar a la casa (muy bonita, por cierto) después de los saludos necesarios, veo con curiosidad una generosa cantidad de calzado puesto con cuidadoso orden en una pequeña repisa metálica. Al preguntar se confirman mis sospechas: Debo descalzarme. En un momento así, lo primero que pienso es: ¡NO MAMAR! ¡Qué buen pedo que me traje mis calcetines buenos! (Por buenos me refiero a los que menos agujeros tienen). Lo segundo que piensas es: ¡Qué chingón que no se me olvidó ponerme talco en los tenis!

Ya en la sala, después de las presentaciones de rigor (porque literalmente NADIE me conocía) estuvimos platicando de toda clase de cosas. En serio, en la reunión se platicó de todo: Linux vs Windows vs Mac, Maestrías, Dolce & Gabbana vs Aldo Conti (o bueno, esas fueron las pocas palabras que entendí), TotalPlay vs Telmex vs Cablevisión. Mientras más invitados llegaron más variadas eran las conversaciones. En un momento ya había una conversación en la que jugaban con el doble sentido de "sostener las bolitas" al pedir las quesabritas. Otros hablaban de las razones del porque existe la pornografía, otros de lo que sucedió en Japón y claro cómo no, del nuevo hashtag de #poetuiteocomodulcemaria.

No'mbre querido y teórico lector; me hubieras visto en la reunión: platicando con todos como si hubiéramos sido conocidos de años, haciendo comentarios graciosos que impedían algún silencio incómodo, participando en las conversaciones con un acertado comentario, que no sólo era informativo sino jocoso también. O bueno, así fue como deseé que hubiera sido mientras iba en el taxi de regreso a mi casa.

Pero bueno, aunque no participé activamente en alguna de las conversaciones (o mejor dicho, ninguna) me la pasé excelente. La verdad tenía la idea de que todos iban a ser unos fresas que se sentían mucho porque tienen - como diría Plaqueta - milochimil seguidores tanto en sus blogs como en su cuenta de twitter. Pero no, al contrario: todos son extremadamente amables, bien buen pedo, divertidos y la mayoría de ellos tiene un lado geek que de repente les aflora.
Enlace
Al final, todos nos despedimos y ya que se nos negaron unos tacos que tanto se nos antojaron, unos se fueron a la casa de rufian y yo me fui a mi depa a ver Ocean's Thirteen porque bueno... era lo mejor que había a esa hora en la TV (en serio, ni las películas eróticas del Golden estaban).

Lo que me gustó:

- Todos son bien buen pedo. NO mamar, necesito amigos así.
- La casa del anfitrión: más o menos así me imagino mi casa en un futuro (suponiendo que Mayuya así lo quiera, el mundo Enlaceno termine en el 2012). Con todo y líneas como código de barra en la pared.
- Que se pueda tener una reunión en la que se hable de tecnología, de moda, de pornografía, de albures, de japón y hasta de Charlie Sheen y que no sea aburrida.
- De_efe_Salerosa es a falta de una mejor palabra: Un AMOR.
- Valsolar, Guapologa y Aniuxa están bien sabrosas.
- Conocer y finalmente ponerle rostro a todas esas personas que leo con regularidad.
- Conocer a personas que definitivamente leeré con regularidad.

Lo que no me gustó:
- Que en google maps no muestren la pinche construcción que hizo que me perdiera.


P.S. ¡Feliz cumpleaños, Ángel!
P.S.2. ¡Muchas gracias por la invitación!

lunes, febrero 21, 2011

Centésimo cuadragésimo primero - Leyes -

Saludos, querido y teórico lector. En este momento estoy aprovechando recursos federales para postear esto, que por mi parte será corto pero bien sincero.

Como muchos de ustedes deben saber, en España se aprobó una pinche ley llamada (mal llamada, por cierto) Ley Sinde. Esta ley es una patada en las bolas a todos los que alguna vez han descargado o piensan descargar algo de Internet. No me voy a poner a explicar qué dice la mentada ley, para eso te puse el link.

Esto, como bien puedes pensar, sólo afecta a España. Y aunque teóricamente es así, lo que importa más es que sienta un precendente. Justo en estos momentos en México y otros países se lleva a cabo una asamblea para determinar si se aprobará la propuesta de ley ACTA. Yo no soy una persona política, primeramente porque la política me vale madre, pero sobre todo porque me vale un carajo. Sin embargo, cuando me quieren quitar el derecho del acceso a Internet por alguna mamada, se encienden mis bragas como si hubiera comido chipotle.

Entonces bien, lo que ahora vengo a postear, es un pequeño ensayo que escribió Cristina Macía
y que encontré en el blog de Pornografía Emocional (vía un comment de Rox, en el blog de El Ornitorrinco en Línea). Ella habla de forma mordaz, pero con sinceridad de cómo se encuentran las cosas y como deberían ser; pero lo hace de una forma divertida, interesante y sobre todo, real. Sin más que agregar, te dejo con el texto:

---------------------------------------------------------

Me llamo Cristina Macía, tengo 45 años, me manejo con bastante soltura en temas informáticos y soy consumidora habitual de productos culturales como libros, series de televisión y películas de cine. Un poco de música también; no mucha, no es lo mío. Tengo unos ingresos razonables que me dan para lujos pequeñitos, y casi la mitad de ellos proceden de los pagos por derechos de autor de mis libros y traducciones. Soy atea, así que no creo en pecados ni en su castigo, y voto al PSOE principalmente porque recuerdo muy bien los ocho años de PP.

Ahora, sabiendo lo que sabes de mí, igual puedes responder a esto: ¿Qué crees que prefiere una persona de mis características en cada una de las siguientes situaciones, suponiendo que en todos los casos las tres opciones fueran alternativas existentes?

1) A la hora de ver una película de hace treinta años, prefiero...

a.- Ir a Rapidshare, bajarme los dieciseis pedacitos esperando diez minutos entre cada descarga, juntarlos con un programa sólo para descubrir que el pedacito 11 falta y el 12 está repetido, volver a bajarlo esta vez de Megaupload, juntar los pedacitos con un programa que he tenido que bajar ad hoc, encontrarme con que la versión de la película que he bajado está en turco con los subtítulos en chino, empezar a descargar dieciséis pedacitos diferentes (sin saber si son diferentes de verdad o estoy bajando los turcos otra vez), descargar aparte los subtítulos traducidos al castellano, sincronizarlos con Subtitles Workshop... Unas cuantas horas de trabajo, vamos, sin resultados garantizados.

b.- Adquirir la película en uno de los abundantes catálogos que las distribuidoras ponen a disposición de los consumidores de cine. Ah, no, espera. Las pelis antiguas rara vez se encuentran ahí. Bueno, pues escribir un mail a la distribuidora. Esperar tres días su respuesta. Me responden que no está a la venta. Mandarles otro mail para saber si planean ponerla a la venta. Esperar otra vez. Esta vez no responden. Quedarme con la duda y con las ganas.

c.- Comprar la película online a un precio razonable (¿seis euros estaría bien? Hablamos de una peli antigua y de un producto no físico, sin gastos de soporte para el vendedor) y descargarla a mi ordenador, con buena definición y con subtítulos correctos. Con mi conexión, cuatro minutos.


2) ¡Acaba de salir Danza de dragones, el libro más esperado desde... bueno, desde hace una burrada de tiempo! Como me muero por leerlo, lo que hago es...

a.- Esperar a que algún friki yanqui escanée el libro para bajarme un PDF horroroso pasado por un OCR que convierte las ies en jotas, perdiendo todo el formato y saltándose alguna que otra página, porque total tengo nueve años, la calidad me importa un bledo y voy a disfrutar igual.

b.- Desenfundar la Visa e ir a Amazon para bajarme el libro en formato digital pagando un dólar menos de lo que pagaría por la edición en papel en tapa dura. Luego convertir el puñetero formato Kindle en otro legible por mi ebook, probablemente trastocando el formato y perdiendo las cursivas, que se han convertido de repente en negritas.

c.- Descargarme el libro a un precio razonable (pongamos que en papel costaba treinta euros; ¿quince sería razonable?) y en un formato que me permita leerlo en mi ebook o en cualquiera, por si dentro de un año me compro otro; meterle notas, hacer copias de seguridad y prestárselo a un amiguete si me da la gana, que para algo es mi libro y lo he pagado.


3) Quiero un juego nuevo para la WII. Este Mario es un crack, ¡quién lo pillara de fontanero!

a.- Me voy a la tienda y pago casi cincuenta euros por él. Luego llego a casa y lo pongo en una urna, prohibiendo a mi hija que lo toque bajo pena de amputación (de la mano), porque no se puede hacer copia de seguridad, y como el puñetero disco se lesione (cosa que pasa a menudo si mi hija está de por medio) toca pagar otros cincuenta euros.

b.- Llevo la WII a una tienda cutrepiratosa y me la “tunean” por cuarenta euros, aunque así voy a perder la garantía del fabricante y ya no podré utilizarla para conectarme con otras consolas. Ahora ya puedo bajarme los juegos de Internet y grabarlos en DVDs normales, aunque por alguna extraña razón ocho de cada diez veces los discos fallan, a no ser que utilice unos de marca Notefijes de doble capa y media que sólo se venden en una tienda de chinos a media hora en autobús de mi casa. Además, los juegos que me bajo están en italiano, vayausteasaberporqué.

c.- Tengo la nueva WII modelo “MisUsuariosNoSonDelincuentes”. Me conecto directamente a Nintendo a través de la propia consola y utilizo los juegos antiguos por cuatro perras, y los nuevos a mitad del precio de lo que me habrían costado en El Corto Inglés (a Nintendo ya le va bien, porque se ahorra distribución, intermediarios, soportes...). No hay riesgo de que el juego se estropee, porque en realidad no lo tengo almacenado en mi WII, sino en el servidor remoto de Nintendo.


4) ¡Empieza la tercera temporada de Misfits!

a.- Busco el torrent. Rayos, las series británicas siempre son más difíciles. Lo encuentro al final. Bajo el episodio. Rayos, no tiene sonido. Bajo otro torrent, este es el PROPER. Rayos, le faltan cinco minutos del final y la logoforma de la cadena ocupa media pantalla. Bajo otro torrent, el REAL PROPER. Menos mal, este va bien. Bajo los subtítulos. Rayos, están sincronizados para la versión PROPER, no la REAL PROPER. Nada que no se resuelva con media hora de trabajo de sincronización.

b.- Llamo al servicio de atención al cliente de todas las emisoras, a ver si alguna tiene planeado emitirla. En la Primera no saben de qué hablo, igual que en las otras nacionales. En Intereconomía sí lo saben y se descojonan de mí. En MTV me dicen que van a emitir la primera temporada, así que depende de cómo les vaya igual emiten la tercera (probablemente antes que la segunda, o intercalando episodios), que les llame el año que viene a ver.

c.- Me he suscrito directamente a la serie, pagando a la emisora 2’50 euros por episodio. Esta temporada tendrá siete episodios, así que me costará poco menos de lo que me habría costado comprar el pack cuando saliera a la venta. Podría haber pagado sólo el primer episodo por aquello de “probar antes de comprar”, pero Misfits está garantizada. Los subtítulos son opcionales y se pagan aparte, cincuenta céntimos más por episodio. Tras la emisión de cada uno en Inglaterra, la cadena me manda un link y procedo a descargármelo. Tardo un minuto, dos si la red va muy saturada.


5) Nueva peli de Clint Eastwood, y soy de las que creen que Eastwood sólo tiene que salir en pantalla para que la peli gane muchos puntos.

a.- La bajo de la Mula. Mierda, era una porno con el título cambiado. Me la vuelvo a bajar. Mierda, hay poca gente compartiendo, esto no tira. Empiezo de nuevo. Hala, otra porno. Al final tengo el ordenador lleno de virus, tres pelis porno y la que buscaba, sólo que está grabada en un cine con un teléfono móvil con cámara. El que sostenía la cámara padece parkinson, obviamente.

b.- Espero a que la pongan en el cine, y como los doblajes hacen que me imagine a Eastwood con la cara de Constantino Romero, busco uno en versión original. Encuentro el más cercano a la ciudad donde vivo: Esta a unos quinientos kilómetros. Precio de la entrada: 8 euros. Precio del avión: 200 euros. Precio de la noche de hotel: 75 euros (soy de gustos sencillos, pero no arrastrados). Suma lo que me cobre la canguro por vigilar a mi retoño esa noche. Ver a Clint Eastwood no tiene precio, pero esto se le parece mucho.

c.- Voy a la web de la productora, donde ofrecen la peli en alta definición, debidamente subtitulada y en streaming por seis euros. Conecto el ordenata a la tele, apago las luces, me sirvo una cervecita... Qué pena haber dejado de fumar, hasta eso podría encender un cigarrito si quisiera.


Moraleja(s):

No todos los consumidores de cine, música, televisión, libros, etc., somos delincuentes. Muchos de nosotros no tenemos doce años, así que tenemos tarjeta de crédito y no nos importaría nada pagar un precio razonable por aquello que queremos. Pero vosotros seguid construyendo un mundo en el que lo natural sea piratear el producto y ni siquiera plantearse la opción de pagarlo (más que nada porque no existe, o existe en unas condiciones infames).

Cada persona que se baja tu libro/película/disco NO es un cliente que has perdido. Puede que sea un cliente que nunca ibas a tener. Puede que sea un cliente entusiasta para tu próximo libro/película/disco. Neil Gaiman sabe algo de esto (http://www.youtube.com/watch?v=VlwPETn3PxM)

Cuando me compro tu DVD original, antes de que empiece la peli me llamas pirata y criminal durante cinco minutos, y cuando lo descargo por el morro nadie me insulta a la cara. Pregunta tonta, ¿qué clase de imbécil masoquista crees que soy?

(Perdón por los dedazos y las incoherencias que pueda haber; texto escrito a vuelapluma, con mucho cabreo y mala leche, y muchas ganas de que Álex de la Iglesia hubiera sido mucho menos cortés durante la gala de los Goya; un buen corte de mangas a la Sinde, eso es lo que tenía que haber hecho).
-----------------------------------------------------------

Querido y teórico lector, te invito ahora a leer (si no lo has hecho ya) el post que hizo Ángel "El ornitorrinco" sobre la iniciativa ACTA.

Ahora bien,