viernes, mayo 16, 2008

Septuagésimo noveno - Conviviendo -

Te saludo querido y teórico lector. Pasé aquí no'mas a actualizar este blog que es de todos, pero que siendo un poco más específicos es únicamente mío y de los dueños de blogger.
¿De qué voy a hablar hoy, querido y teórico lector? ¿Será a caso de los juegos olímpicos? ¿Será a caso de las imperiosas ganas que tengo por jugar Guitar Hero? No.
¿Será una compleja tesis acerca de que la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados? No.

Hoy voy a hablar de la convivencia familiar.

No se si te haya pasado alguna vez, querido y teórico lector, pero la continua repetición de las cosas y la tranquila monotonía en que suceden han regido toda mi vida. Siempre he dependido de cronometrar las cosas que hago y hacer un plan mental en el que todo prosiga de acuerdo a lo que sé que debe suceder a la hora que debería suceder. Algo así como:

08:00 hrs, despierto
09:10 desayuno
10:00 reviso correo
12:30 juego PS2
...
19:35 Veo la barra de programación de canal 5.

Y algo similar.
Todo funciona bien, soy un esclavo del reloj y me estreso cuando algo fuera de mi control lo fastidia. No obstante, últimamente se han dado algunas circunstancias que han deshecho mi horario y me han fastidiado de sobremanera. Sin más ni mas, querido y teórico lector, te presento:

En la casa
Hijo... suena el teléfono

Hace algunos días, mi padre comenzó a sentirse mal, mostrando unos desagradables síntomas que por educación, no mencionaré aquí. El punto es que un día mostró síntomas tan fuertes que no pudo ignorarlos y mordiéndose un huevo, fue a ver al médico. Éste le diagnosticó Hepatitis B. El tratamiento: Algunas pastillas y 15 días de descanso obligatorio.
Por una parte, fue bueno. Digo, mi padre es taxista y trabaja todos los días turnos de más o menos 13 horas y media. Al fin un poco de descanso no le caería mal.

Pero por otro lado, el tenerlo aquí ha destruído mi horario y todas las actividades que tenía planeadas durante el día son suplantadas por otras que no tienen nada que ver debido a la imposibilidad de realizarlas por la prescencia de mi padre. Esto funcionaba así:

Entre 19:00 y 19:10, mi madre sale a caminar todos los días. Ahí es cuando yo llegaba a apoderarme de la televisión para ver la barra de entretenimiento de canal 5. Desde ese momento y hasta la hora en la que decidiera retirarme a la computadora para conectarme a Internet, la televisión estaba únicamente en mi poder.
Ahora, con mi padre en la casa, mi padre controla el mando remoto de la televisión y no me queda otra opción más que pasar al departamento de pelaciones. Y no es solo eso. Debido a las pastillas que mi padre toma, duerme más de lo normal. Curiosamente, despierta más o menos a la misma hora en la que deseo tomar mi baño y él también desea tomar un baño.
Debido a que la enfermedad es en extremo contagiosa, no solo debemos mantener su ropa y platos lejos de la comunidad, sino también, negarle el acceso al teléfono. Ergo, cada que suena el teléfono, sucede algo así:

- Riiiiiiiiiiinnnnggg
- Teh Dib, hijo, teléfono... está sonando el teléfono.
- Riiiiiinnnnngggg.
- Está sonando el teléfono.

Ok.
Hasta ahora está todo mi horario destrozado; pero ahí no termina la cosa.
Mi hermano cambió de turno en su empleo. Ahora trabaja en la noche. Esto quiere decir que duerme por las mañanas y convive con nosotros en la tarde. Esto llegó en el modo justo para patearme las bolas.
Ya que duerme por las mañanas, no puedo hacer ningún tipo de ruido. No puedo rebotar mi pelotita contra la pared, no puedo ver la televisión a un volumen alto, no puedo reirme a carcajadas explícitamente exageradas al ver "¡Qué vida más triste!". En la tarde, no puedo ver la TV porque la está viendo o mi padre o mi madre. Y para rematar esto, es temporada de lluvias. En la noche llueve y esto produce que se vaya la luz. Me quedo sin Internet, sin televisión, sin PlayStation2 y sin la posibilidad de leer más que una pura chingada.
Me cae que
partiendo de la nada alcancé las más altas cimas de la miseria.

Partiendo de esto, nos encontramos que las tardes en mi casa son un desmadre que pocas veces se había visto.
Mi padre gritando a los cuatro vientos que suena el teléfono, mi hermano gritando incansablemente que se está bañando y que no puede contestar, mi madre, hastiada levanta la voz para preguntar en dónde está el maldito teléfono y yo, maldiciendo por dentro todo esto me digo a cada momento que mi familia no tiene nada que la reencarnación no vaya a curar.

¿Saben qué?
Se está bajando el voltaje en este momento, así que aquí le dejo... después actualizo de verdad.

3 Personas con IQ alto han comentado:

Anónimo dijo...

Bueno... ya no te estreses.

Todo se pasa.

^_^

Anónimo dijo...

Y espero que tu papá se recupere pronto.

Saludos!!!

Parabrisas dijo...

jajajajaja!! solo puedo reirme de tu desgracia....

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