Sea como sea, hoy vengo a externar algo que me ha perturbado considerablemente.
La semana pasada, Ángel me invitó a una reunión bloggera - twittera que habría en cierto lugar de la Ciudad de México (el review lo pueden leer directamente aquí). En esta reunión, se congregaría sin duda alguna la Crème de la crème del Internet 2.0 en México. Personalidades como, ni más ni menos que Plaqueta, Botica Pop, Defeña Salerosa, y hasta como no, Kabeza.
Por motivos que a pocos importan, pero sobre todo que a pocos interesan, en esos momentos me encontraba en la ciudad de Toluca, y no pude asistir. Antes de que preguntes, querido y teórico lector, en efecto, yo no podría estar más lejos de ser un blogstar como los que ahí se reunieron, pero la amabilidad de Ángel fue tanta que en orden de conocerme, me invitó a la reunión.
Y aunque no pude ir, he revisado algunos reviews de la reunión y en efecto parece que fue excelente, llena de toda clase de personalidades, amena y entretenida hasta el final.
Pero, y aquí viene el fatídico pero, me pregunto qué habría hecho de haber asistido a la reunión.
Digo, los que me conocen saben perfectamente que no soy precisamente un conglomerado de carisma, o sencillez, o educación, o todas esas cosas que las personas encuentran deseable en las demás personas. Soy sarcástico, mamón, indiferente, geek, flojo, y en resumidas cuentas: soy una persona increiblemente aburrida.
No puedo evitar imaginar complicados escenarios en las que soy presentado a las mencionadas personalidades y después de estecharnos las manos y de los saludos de rigor, habría un silencio incómodo, generado principalmente por dos cosas:
1.- El desconocimiento de quién diablos soy
2.- La admiración por los individuos, que en lugar de canalizar en una amena plática, lo convierta en un respetuoso silencio.
Después, estaría por ahí deambulando, escuchando las sofisticadas conversaciones de todos mientras trato de encontrar una en la que al menos tenga un poquito de conocimiento, sonriendo falsamente cada que alguien haga una broma local y esperando que aunque todos sepan que desconozca de lo que hablan, tengan la amabilidad de no sacarlo en la conversación.
Probablemente, más tarde, ya todos estarían cantando animadamente debido a la generosidad del alcohol y yo, ignoto en la música, estaría riendo secamente sin unirme del todo al grupo y al final todos me tacharían de mamón por no unirme a su grupo.
Pero a pesar de todo, me hubiera gustado mucho asistir, conocer a todas esas personas que leo con chabacana alegría e imperiosa necesidad y como dice Ángel, ponerle rostro a esos textos que tanto disfruto día con día.
Afortunadamente, no todo fue una pérdida, ya que Ángel, (personalidad que ya se ganó unos metros cuadrados del cielo, y el virreinato del mundo cuando yo conquiste el planeta), me consiguió un autógrafo de Plaqueta, con todo y foto.

A ver si para la próxima se me hace ir, aunque sea para hacerla de grupie.