sábado, septiembre 15, 2007

Quicuagésimo noveno - Vida Laboral -

‘s up? Querido y teórico lector que desesperadamente ansiabas una actualización del blog. Te saludo desde mi casa, escribiendo estas líneas en el primer momento que tengo de descanso desde hace algunas semanas.
Te preguntarás ávidamente (y si no, deberías) el por qué menciono que no tengo descanso si solo llevo una materia… fácil, ya conseguí residencia.
En efecto querido y teórico lector incrédulo, ya formo parte de la sociedad no solo como un ser, sino como un ser productivo y funcional.
La empresa que tiene la suerte de ser la que me paga, afirma ser la primera en su ramo y, ciertamente, no tengo razones para no creerle.

Pero dejemos los regodeos para otra ocasión. La empresa no me paga para que me ufane.

Por tal motivo, te presento, sin más ni más:


Residencia Profesional
Residente, quiero que el baño quede tan limpio que pueda comer en el, porque voy a hacerlo.


En efecto, después de varias semanas de infructuosa búsqueda he alcanzado satisfactoriamente adecuarme a las necesidades de una empresa.
En esta, estaré asistiendo de lunes a viernes 8 horas diarias. Y eso rulea.

No obstante que solo hace tres días formo parte del mundo laboral, ya hasta me siento con experiencia para relatar los eventos en como se desenvuelven las actividades en la empresa. ¡A huevo!
Primero que nada, quiero decir que tuve mucha suerte de quedar en esa empresa. Pagan razonablemente bien, me dan de comer gratis y claro, como no, es de las más cercanas a mi casa.

El trabajar en una empresa multinacional que factura 8 mil millones de dólares al año te hace ver las cosas de una manera un poco diferente. Va más o menos así:

En la escuela, eras alguien. Podrías ser el listo, el ebrio, el mamón, el que sabía manejar la Voyage, la sexy, el chico especial, el gay, el Arqui, el que sabía simular, etc. Pero en la empresa, no eres nadie… Absolutamente nadie. Eres un grano en el trasero de la amiba más diminuta en el estómago del más patético gusano. Todas las habilidades que según tú te hacían especial, son brutalmente superadas por cientos de personas con las que trabajas. ¿Te sentías especial por que hablabas inglés de una manera aceptable y sabes un poco de francés? Ja. Ahora conoces a personas que hablan español mejor que tú, inglés tan perfecto que los gringos no distinguirían que es mexicano y tiene un nivel de francés tan aceptable como el que puede dar una maestría en Francia. Además, el goey habla alemán al 70% y conoce unos míseros 2000 símbolos chinos. Y, cómo olvidar que todas las demás personas de la oficina, tienen un exorbitante nivel de inglés. Y algunos rebeldes, también hablan alemán.

Te sentías orgulloso de tus reconocimientos en ciencias básicas… LOL!!! En la empresa hay un ingeniero que realizó su doctorado en ingeniería mecánica en el MIT.
Pensabas que tus habilidades de AutoCAD o Solid Works eran buenas… Pues no son nada comparadas con los diseñadores de la planta. Constantemente te dan muestras virtuales de la majestuosidad de una pieza en Solid Works, o de un layout de una línea de producción completa en AutoCAD. Para molestarte más, esporádicamente utilizan el CATIA, solo para calcular momentos de inercia y centros de masa de piezas vomitivamente complejas.
Y aún hasta en el Office te dan tus pataditas. Realizando complejas maniobras en Excel, te permiten manipular eficientes hojas de cálculo. Digo, nunca fui muy bueno en Excel. Sabía ser algunas cosas… lo de siempre, sumas, matrices, aplicar fórmulas entre libros, exportar e importar de bases de datos, crear algunas macros, dar formato a las celdas, obtener algunos conceptos estadísticos y financieros, etc. Pero estos goeyes hacen del Excel un arte. No mamar, en serio. Hacen cada mamada en Excel… me cae que no mamen. Es como si tuvieran Word, Power Point, Publisher, Project, Access, Front Page y una hoja de cálculo en un solo libro de Excel.

Dejando a un lado las actividades en las que no eres nadie, lentamente vas aprendiendo cosas. Pueden servirte algún día, tal vez no. Pero las vas aprendiendo. Cierto día, escuchas una conversación de tu jefe.

Jefe de Teh Dib - No goey, no puedo. Tengo mucho trabajo.


Jefe de The Dib - No, en serio, no puedo. De por sí ahorita no me la acabo con el trabajo. Si no tuviera a Teh Dib no se que haría.

En ese momento, te sientes bien cabrón. Eres alguien importante para tu jefe. El confía en ti y no puede realizar su trabajo sin tu ayuda. Pero la conversación sigue.

Jefe de Teh Dib - Si, si no tuviera a Teh Dib o a alguien que me ayudara.

¡¡¡No mamar!!! O sea que no eres tan cabrón. Te llega de pronto: eres completamente prescindible. Vales tan poco en la cadena alimenticia implícita en el organigrama que ni siquiera apareces. Si te vas, o haces algo mal, siempre habrá otra persona que te remplazará. Y a nadie le va a importar. Absolutamente nadie te va a extrañar. Inclusive en tu dirección de correo electrónico te recuerdan lo limitado que estás, al poner como prefijos palabras como: Limited, Practicante, Provisional, etc.

Varios días después, ya te llevas bien con las personas más cercanas a tu cubículo. Tu jefe, los compañeros de tu jefe, que aunque están a su nivel, no son tus jefes, el ingeniero que tiene 20 años trabajando en la empresa, etc. A todos pareces agradarle… excepto al jefe de tu jefe. No me jodas… nunca le he hecho nada y el goey cada vez que me ve pareciera que le pateé las bolas con mis zapatos con casquillo. Ni pedo, nunca es bueno caerle mal al jefe de tu jefe, pero que se le va a hacer.

Como ya podrás imaginarte, al ser el residente, no solo eres el que no tiene experiencia, también eres el que debe ser sometido a toda clase de pruebas para demostrar que sabes lo que haces. Te ponen a “capturar” algunos archivos, a revisar algunos cronogramas, a conocer el sistema de calidad y claro, tratan constantemente de alejarte de los lugares en los que se puede requerir de cierto nivel de habilidad ingenieril.
Toda esa clase de humillantes elementos se conjuntan para mantenerte aburrido la mayor parte del tiempo. Pero, el que te traten como la basura que eres solo forma parte de tu experiencia. Además, sabes que cuando seas gerente y sea tu turno de solicitar un residente, harás exactamente lo mismo, cerrando así el ciclo de la vida.
Pero, para acabarla de molestar, no solo soy el “residente” también soy (y al parecer por algún tiempo), el “residente nuevo”.
Eso significa, no solo que soy un practicante más, también soy “el nuevo”. El que no sabe donde están los baños, donde los almacenes y demás. Pero lo más molesto es cuando te presentan a toda clase de personas. Digo, el almacén siempre estará en el mismo lugar. Pero si te ordenan buscar a John Doe, entre 500 empleados y 100 de ellos se llaman John, pues está medio cabrón.

Pero vayamos por partes. Comencemos mi día desde el principio.
Son las 05:50… la marcha imperial de Star Wars comienza a sonar en mi celular. Con poca pero parsimoniosa celeridad lo apago y me levanto. Veo con gusto que mi ropa ya ha sido planchada la noche anterior por mi afable personita.
Me meto a bañar, siempre repitiendo la misma rutina… en cuanto entro al baño y mi cuerpo toca el agua, se escucha un “Asopootamadre” por toda la casa. Termino de bañarme y cambiarme y preparo una deliciosa tasa de café soluble. Una pieza de pan será la única compañía de mi bolsa estomacal hasta las 13:15.
A las 07:00 salgo de mi casa y abordo un camión urbano que me llevará hasta avenida industrias. Ahí, desciendo y espero cerca de 15 minutos hasta que aparece a lo lejos un ruta 24.
Esos 15 minutos están llenos de angustia. Volteo para todas partes buscando posibles sospechosos de tratar (Puts!) de atracarme…
Al abordar el camión, impacta de inmediato la cantidad de personas que pueden abordar un camión. Pero, no solo la cantidad de personas es increíble. También la cantidad de maletas y bolsas que pueden cargar cada uno.

Entre empujones y mentadas de madre mutuas, llego al final del camión. Para este punto ya estoy cerca de donde desciendo. Espero 2 minutos más y toco el timbre. Apresuradamente bajo del camión y tomo mi primera bocanada de aire fresco desde que abordé el camión. Son las 07:40 y debo caminar una cierta distancia. No es mucha, pero debe ser caminada.
A las 07:47 llego a la empresa. Saludo a los guardias (que curiosamente son amables con todos los ingenieros, pero con los practicantes son como nefastos monstruos), firmo de entrada y a las 07:50 llego a mi cubículo y enciendo mi computadora. Bueno, ahora un amable compañero me da un aventón y llego mucho más fácil y rápido.
Curiosamente, el que es mi jefe, llega como hasta las 08:30. Pero que se le va a hacer… es el jefe.

Mientras voy caminando, saludo a todas las personas que veo, mientras trato de recordar el nombre de cada una y el puesto que tienen. Lo mejor del día es cuando encuentro a la Lic. Encargada de compras. Es un bizcochito en forma de licenciada. A ella le compro (o le vendo) lo que quiera.

Cuando llega mi jefe, lo saludo, me pregunta como me fue y eso es todo. Después comienza a darme las indicaciones del día: las cosas que desea que haga, que aprenda, etc. No es tan malo después de todo. Siempre había creído que el que sabía, sabía y el que no… era el jefe. Increíblemente para mi, los jefes parecen saber, y bastante.
Sea como sea, algunos minutos más tarde, mi computadora y mi escritorio están llenos de documentos en inglés.

Hablando del inglés, en la empresa es algo tan común como el español. El 95% de los documentos que leo están en inglés. Las acotaciones y notas al pie de los dibujos que me ponen a corregir están en inglés. Incluso algunas de las llamadas que me ponen a hacer tienen que ser en inglés.
No tengo nada contra leer en inglés. De hecho, me gusta. Pero hablar en inglés es algo que nunca me ha agradado. Tal vez sea porque en lugar de tener ese acento británico taaaan cool que tienen algunas personas europeas (no solo inglesas geniecillo), tengo este patético y soso acento predominantemente norestense.
No obstante, tengo que hacerlo.

Algo mucho mas entretenido, es cuando tengo que estar en la línea de producción. Ver todos esos operarios trabajando al unísono dejando las piezas que terminan en una banda transportadora que las llevará a una inspección robótica con visión artificial y luego las manden al almacén es emocionante.
Los brazos robóticos y los sistemas neumáticos complejos me llaman poderosamente. Las prensas de 10 metros de alto con capacidad de hasta 1000 toneladas y las calderas de altura inmensurable por medios convencionales están tentándome a mandar al diablo todo y quedarme ahí. Pero tengo que hacer papeleo…

Ya hasta tengo a mis operarios favoritos. Un amable señor más o menos de la edad de mi padre que trabaja por las mañanas. Desde el principio amablemente me estuvo enseñando algunas cosas del proceso. Cada que tengo alguna duda (que es seguido), el la resuelve al instante. Hasta le tiramos carrilla al supervisor mientras se aleja parsimoniosamente. Y el otro es un señor como de 60 años también muy amable, que servicialmente me mostró un proceso. Aunque debo decir que no aprendí mucho de él… el proceso consistía en poner un dispositivo en una máquina y apretar dos botones al mismo tiempo… LOL! La empresa está tan automatizada que es difícil ver funcionar las máquinas. Simplemente ves como los relevadores encienden y apagan sus foquitos cada que están funcionando. O como se presionan dos botones para bajar una prensa de 12 metros de alto.
En el otro extremo, también tengo a mi operario más odiado. Un apestoso chaparro de porquería que lo único que sabe hacer es castrar y seguir las órdenes de un ingeniero que curiosamente, también solo sabe castrar. Aunque debo admitir que el control que tiene sobre los montacargas es casi sublime. Schumaher vomitaría de envidia al ver que alguien puede conducir así un transporte con dos toneladas de peso, a velocidades tan riesgosas que no dejan de ser divertidas.

La hora de la comida es atractiva. Llegas, tomas una charola, unos cubiertos y un vaso y te formas para recibir tu dotación de frijoles, arroz, ensalada y un delicioso platillo, acompañado de un postre. En caso de que no te guste el platillo simplemente puedes pedir tortas, pollo a la plancha, sandwiches o hamburguesas. Agua saborizada hasta que te hartes. Si lo prefieres puedes obtener un refresco de lata. O si no puedes vivir sin la comida de tu madre, puedes llevarla y calentarla en el horno de microondas, que está junto a la máquina de café capuchino.
El primer día, frickeado por estar rodeado de ingenieros, traté de no hablar mucho a la hora de la comida. Decidí escuchar la conversación que tenían, imaginando que estaría llena de cosas como: El PPAP debemos hacerlo antes y después del PTR, porque el QS9000 ordena que tengamos el ATA corregido por el CFT. Curiosamente, los ingenieros se pusieron a platicar de las películas que habían visto en el cine el fin de semana pasado, que se perdieron el último capítulo de Malcolm, que héroes no les gusta por que es una copia barata del cómic de X-Men. Y que solían jugar noches enteras retas de Starcraft.
OMFG!!! Eso si no lo esperaba.

Y ahí es cuando me di cuenta. La mayor parte de la gente con la que trabajo, son personas jóvenes. Digo, no son Duggie Houser, pero son jóvenes. Algunos tienen hijos y esposas, pero no son viejos. Eso, al menos, lo hace más llevadero. El tipo que tiene su doctorado del MIT tiene 39 años…

Termina la hora de la comida y es momento de regresar a los documentos. Bases de datos que tienen que ser llenadas. Correos que recibir. Por cierto, NUNCA le había sacado tanto provecho al Outlook como ahora. Enviar y recibir correos por Outlook nunca había sido útil para mí, hasta ahora. Lo malo, es que no puedo entrar a mis otras cuentas de correo (gmail, yahoo, Hotmail, amen-amen, etc.) la política de seguridad de la Intranet de la empresa no lo permite. Antes, me sentía incómodo por recibir 10 correos electrónicos en una semana… sentía que eran demasiados. Ahora, llego a tener hasta 25 correos diariamente. Ya me acostumbré. No obstante, es obscena la cantidad de correos que algunos ingenieros reciben. Tuve la fortuna de ver la bandeja de entrada del ingeniero que se encarga de algunos aspectos del producto. 900 (sí, novecientos) correos electrónicos nuevos. Y en su bandeja de enviados, tenía 1600 (si, mil seiscientos) correos electrónicos. Ese ingeniero es un cabrón. Un cabrón y no mamadas.
Desafortunadamente, no tengo acceso a Internet, por lo que la navegación de los foros de Atomix.vg y mecatronicaitq.com es imposible. Ni que decir que ni siquiera por un segundo he intentado entrar a los foros de Lucy Pinder. Podrían despedirme y mi padre me caparía en ese momento.

Termina mi turno y salgo de la empresa.

Para terminar llego a mi casa, veo la TV y cuando comienza a darme sueño, plancho la ropa que me llevaré al día siguiente.

Ese es mi día ahora que soy productivo. Espero con ansias mi primer pago.

Por cierto, para no aburrirme en el trabajo sin leer nada nuevo, voy a permitir los comentarios de nuevo. Siéntanse libres de dejarme un comentario. Bueno, malo, no importa, solo hagan buen uso de los comentarios, no me obliguen a poner un sistema de seguridad como AdSense, HaloScan o sacar una cuenta en WordPress. Nadie quiere eso.

Bytes!




Como me tardé mucho tiempo en actualizar el blog, esta vez voy a compensarte escribiendo otro post en la misma entrada. Además, tiene un poco que ver con el post anterior por lo que ya que estamos “en calor” sería conveniente ponerlo.
No voy a nombrarlo, ya que es una de esas entradas que solía poner en la que solo algunas cosas que se me ocurrían, y que no merecían ser consideradas un post.

Pero como sea, comencemos:


¡En la madre!
Es lo que pensé hace algunos días al darme cuenta de que ya trabajaba.
Me refiero a que después de algunos días de trabajo, “me cayó el veinte”, como se dice coloquialmente. Ya estoy trabajando. Estoy en el trabajo 9 horas diarias, más 1 hora de camino de ida y otra de vuelta, ya hacen 11 horas al día. Voy a la escuela dos horas diarias y ya son 13. Duermo 7 horas ya son veinte. Una hora más para prepararme para ir al trabajo y ya son veintiuna horas diarias desperdiciadas. Solo tengo tres horas para mí.
En el caso de una persona como yo, eso es una mentada. Estaba acostumbrado a estar en la escuela 6 o 7 horas al día, dormir 7 y perder el tiempo el resto. Pero ya no es posible. Las felices horas que gastaba jugando PS2 o Arcades se han reducido a un par cada sábado. Las horas que pasaba burlándome de mis compañeros de clase por que decían o hacían algo cada vez más estúpido han sido cambiadas por momentos en los que trato de poner atención a todo lo que dicen los ingenieros de mantenimiento, calidad, producción y demás. El tiempo que dedicaba a leer lo utilizo para ir a la escuela, planchar, lavar y demás actividades caseras que deben hacerse ahora que no está mi madre en casa.

Todas estas cosas se han juntado para patearme las bolas con una idea, cada vez más castrosa, cada vez más aguda… “ya no soy un adolescente”. Me refiero a que, aunque se considere que desde los 18 años eres adulto (o legal), sigues estando en una etapa de énfasis desenfrenados. Sigues en la escuela, sigues tirando barra, sigues embriagándote cada que puedes, sigues viendo con alegría lo fácil que consigues lo necesario para la vida, etc.
Pero acabo de entrar en una etapa similar a la “crisis de la mediana edad”. Ya me di cuenta de que no soy un chavo; ya se lo que se siente trabajar ocho horas diarias (sea pesado o no, estás trabajando ocho horas diarias), se lo que se siente ganar dinero (sea mucho o no). Pero gracias a eso, también se como se siente dejar de tirar barra. Dejar de ver mi amada televisión por horas y solo verla una o tal vez, con suerte dos horas diarias. Siento el dolor intrínseco de no poder desvelarme para ver los más ridículos programas de televisión.
Siempre pensé que cuando trabajara, llegaría a mi casa a ver en mi televisor de colosales dimensiones, con sonido DTS, agradables y nocturnos programas de televisión de paga. O a jugar con la consola de moda en ese tiempo. Ahora, llego cansado, hastiado, sabiendo que no podré ver la TV tanto como me gustaría porque debo levantarme temprano. Los programas de entretenimiento que tanto disfrutaba van siendo poco a poco reemplazados por noticieros y programas de debates, ya que debo aprovechar sabiamente las pocas horas que tengo de relajación frente a la TV. Y alguien como yo debe estar enterado de las cosas… Constantemente he sido una persona que sabía los sucesos del mundo, que le gustaba discutirlos. Incluso, me sabía muchas efemérides y cuando veía la bandera en el asta, sin saber el por qué, me molestaba… Ahora, ni siquiera me enteré de la muerte de Pavaroti.
Ya no compartes el día con personas de tu edad, personas que en un día caluroso pueden elegir ir a la presa aunque pierdan clases. Personas con las que vas a ver una película a solo horas de un examen. Ahora estás con personas que pueden o no, ser activas. Personas que pueden o no, ser buenas en lo que hacen. Pero estas personas van a hacer un trabajo y no pueden - al igual que tú- simplemente elegir no asistir o no hacer su trabajo. Ya no está en juego una calificación. Está en juego un trabajo, una reputación, y algunas veces, hasta el destino de sus familias. Las conversaciones con los amigos dejan de ser de su vida y se convierten en conversaciones de su día laboral. Ya no se habla de que alguien fue a nadar o que alguien ha sido atropellado. Se habla de cuantas máquinas se pararon, cuantos obreros no asistieron por un brote de gripa, cuantos sensores produce una operaria en una hora, de si alguien va o no a programar un robot, etc.

Yo sabía que mi vida cambiaría, pero esto, esto fue brutal.

Tal vez pienses, querido y teórico lector que todo esto es obvio. Tal vez digas: “Pues claro que dejas de ser un adolescente, creciste”. “Obvio, ya trabajando no es lo mismo”. “Pinche Teh Dib, ¿a poco creíste que así sería toda tu vida?”

Tú piensas que cuando trabajes las cosas serán diferentes. Tú lo sabes. Pero cuando te cae el veinte, cuando realmente entiendes que ya se acabó esa parte de tu vida, cuando finalmente alcanzas a vislumbrar que todo lo que creíste acerca de tu futuro no es sino una mísera parte del gran y desconocido universo al que te enfrentas, ahí es cuando dices… ¡En la madre!

Y esto no es un post con moraleja de ¡Vive la vida plenamente! Simplemente es un pensamiento, es lo que siento y es lo que quise escribir. Yo disfruté mucho mi vida de niño y adolescente y en efecto, llegado a esta etapa de la vida, es cuando comienzan las preguntas y las reflexiones… “hubiera hecho esto”, “hubiera hecho aquello”. Yo solo me arrepiento de una cosa… no haber entendido esto antes.


Hasta hace poco, veía a mi padre llegar de su jornada de trabajo ridículamente larga y asumía que todo estaba bien. Había llegado, yo recibiría dinero y podría tirar barra mientras tanto. Actualmente, siento un respeto hacia él que nunca había sentido hacia ninguna persona. Trabajando jornadas de 14 horas diarias, con un día de descanso que ni siquiera cumple las 24 horas y durmiendo 7 o menos horas al día, le queda solo una hora o tal vez menos para disfrutar de su hogar. Y así ha sido desde que tengo memoria… mi padre ha tenido muchos empleos… no puedo recordar uno en el que trabajara menos de 12 horas diarias.
Tal vez mi padre nunca lea esto, pero aun así, me gustaría por este medio enviar un reconocimiento a mi padre; la persona más trabajadora que jamás haya conocido.

Nos vemos el próximo post.

P.S. El post de potabilidad se pospondrá hasta nuevo aviso… a menos que envíen sus fotos.

P.S.2. Si no lloraron con el último párrafo del post es porque no conocen a mi padre.

P.S.3. Si quieren ser como yo, doy clases los sábados.

6 Personas con IQ alto han comentado:

Anónimo dijo...

Ya se pueden dejar comentarios

Anónimo dijo...

Muy bueno Teh Dib, a mi también me "calló el 20" y claro, ahora las cosas se ven diferentes, pero alegrate!! Ahora recibes una paga (grande o pequeña, no importa) y sabes que ésa paga la ganaste con el sudor de tu frente. No te estanques haciendo cosas "administrativas", en la industria puedes encontrar demasiadas puertas para que un dia, tu trabajo te motive a realizarlo, no por el simple hecho de recibir una paga.
P.D. Saludos a tu padre, aunque lo he tratado poco, es una de las mejores personas que conozco, es mas, ahora que lo veo en mi mente, se le ve con una sonriza. Obrigado!!

Anónimo dijo...

geniecillo, descubriendo el hilo negro ahh?
pues asi es , efectivamente, ah por cierto, yo tambien pienso que mi padre rulea (y estoy tambien seguro que el tuyo tambien). ahora te das cuenta de todos los sacrificios que ellos hacen por nosotros. es como si de alguna manera hubieran aceptado dar su vida a cambio de la nuestra, en un sentido figurado por supuesto.

Lo que en realidad me patea es que en la escuela de lo unico que se hable sea de las actividades o anecdotas propias de la vida laboral. Me C...Digo, yo tambien estoy me siento muy comodo donde trabajo y me gusta lo que hago, pero por favor, Acaso no tienen otro tema de conversacion?. Cuando me vuelva de esa forma por favor avisenme.

P.S. bien por lo de los comentarop.
P.S. Saludos a carlito ( que ya no maneje ebrio, jaja)
P.S. pero que sordos, dejaron tarea y no me han pasado el dibujo, ehh?

Anónimo dijo...

Hola Teh Dib... Tal vez ni idea k io existia eeeh!! Me pérmito dejarte un comentario porke, dejame decirte que tu "blog" esta en mis favoritos. zOE de Torreon, y conoci tu espacio cuando buscaba algunas frases del libro la levedad del ser. Y ps me caiste re- bien. Y conste digo -RE porke aah como me inspira lo que escribes... Y me ispira para preguntarme- porke ia no tiro barra asi!! jajaja con esto k escribiste, ps bienvenido a las estadisticas de gente productiva (k eso dicen las estadisticas), saludos a tu papa, jaja casi casi me hiciste llorar. estuvo mejor k haber visto a Bambi:p Pero fue lindo. Bueno, se despide tu agmiradora ABZURDAH

Dib dijo...

... Pues... gracias.
Esta clase de comentarios son los que me muestran que en algún lugar del planeta, soy apreciado no por lo que soy, sino por lo que aparento ser.

Por cierto... sería interesante ver tu blog (si tienes). Te agradecería que me enviaras el link.

P.S. El libro de Abzurdah RULEA el universo!!! Si tienen tiempo (y dinero), cómprenlo. No recuerdo el nombre de la autora... Cielo algo...

Y para el primer anónimo (que no soy yo)... DEMANDO saber quién es. Pero para no hacer esto un chat o un foro, mejor me dices hasta el próximo post.

dio dijo...

antes eras chevere dib has cambiado









como sea si es cierto ya estamos adquiriendo responsabilidades y respeto hacia lo que es ganarse la vida casi estoy igual que tu a diferencia que no me pagan sob sob pero ya que, asi es la vida

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Gracias.