miércoles, noviembre 21, 2007

Sexagésimo séptimo - Conmemoración -

Saludos querido y teórico lector. Escribo esto medianamente agusto porque los comentarios han aumentado felizmente. Casi hasta me dan ganas de escribir más seguido. La palabra clave aquí es casi. Hoy, a solo unas horas de salir a un delicioso puente de tres días, liberado de la presión del trabajo y con tiempo para relajarme acabo de darme cuenta de que el año está a punto de terminar. Solo faltan algunos días y un mes y ya estamos en el año dos mil ocho. Por supuesto, externaré aquí algunos agradecimientos a las personas que este año realizaron algo bueno por mi personita.
El fin de año trae consigo excelentes regalos (y no solo los de Navidad o año nuevo), sino también algunos otros regalos un poco más costosos. Primeramente, este año termino todas mis materias. Con esto quiero decir que ya finalmente, dejaré de batallar con profesores inverbes, cada uno más inútil que el anterior (con algunas muy raras excepciones). Además, en la primera quincena de enero concluyo con la residencia, lo que significaría la culminación de mis estudios de licenciatura. A solo meses de recibir mi título como Ing. en Mecatrónica.

PSA'huevo!!!

Ciertamente ese día está cerca, pero muchas cosas pueden suceder en el inter. Por supuesto que escribiré un post acerca de ese tema, agradeciendo a cualquier persona, animal, cosa, fantasma o quimera que haya intervenido, aunque sea un poco, en beneficio de la obtención de tal grado. Por supuesto, saludaré nada cordialmente a las madres de todas las personas que hayan hecho un esfuerzo para siquiera imaginar alguna forma de patearme las bolas. Externaré comentarios a TODOS y cada uno de los profesores que tuvieron el honor de tenerme como estudiante. Incluso hasta me gustaría realizar una reseña de algunos compañeros de clase. Pero eso sería ciertamente injusto para todos aquellos querídos y teóricos lectores que no conocen al mencionado hato de bestias. Digo, sería muy fácil burlarme de aquellas personas con coeficientes intelectuales menores a la cantidad de chupadas que hay que dar para llegar al chiclocentro de una tutsi pop; como el Arqui, sujeto del que ya había hablado antes.
O podría burlarme de nuevo de los ing. en sistemas, o de los industriales o de los licenciados o de lo que yo quiera. Digo, para eso es mi blog.

Pero en lo que llega el mencionado día, vengo a postear un tema que ciertamente es común en esta época. "La revolución mexicana".

Esta fecha en la que celebramos el aniversario del inicio de la guerra civil entre el pueblo mexicano y el gobierno Porfirista me patea la entrepierna.Y es que pocas actividades conmemorativas me han molestado tanto desde la niñez.
Sin más ni más, te presento querido y teórico lector:

Aniversario de la Revolución Mexicana
Creo que en mi otra vida fui Pancho Villa

Antes que nada, quiero decir que no tengo nada en contra de la revolución mexicana. Tal vez fue algo provechoso para el país (aunque Díaz ciertamente trajo muchos avances tecnológicos) y no soy ninguna clase de experto para siquiera tratar de entender los motivos sociales, políticos e ideológicos que hicieron que tal revolución se llevara a cabo en la fecha por todos conocida.
Sin embargo, su conmemoración me ha molestado desde niño. No por el hecho de recordar el inicio de la guerilla, sino por la forma en que las escuelas lo hacen.

Cuándo era pequeño y asistía a la primaria, solía participar en toda clase de festivales. Más a huevo que de ganas, tenías que morderte uno de los mencionados para no maldecir al mundo y ponerte el horrible traje de revolucionario que tu madre hacía.
Los sombreros ridículamente grandes, los huaraches tan incómodos (cómo diría Marcel) como un "cadillo entre las bolas", las escopetas y los rifles hechos de madera o cartón y los bigotes obscenamente maquillados en tu infantil rostro hacían de este evento una verdadera castrosidad.
Haciendo los clásicos desfiles al rededor de las respectivas escuelas, desquiciando el tráfico.
Digo, algunas personas castrosas y bigotonas (saludos Carlito) han de haber disfrutado medianamente estas actividades.

Por otro lado, mis queridas y teóricas lectoras (más queridas que teóricas) recordarán que eran vestidas de "Adelita" con sus faldas graciosamente largas y sus carrilleras de cartulina, mientras sus madres, sonreían felices porque al fin tenían una razón suficientemente justificativa para hacerles unas trenzas en el cabello.

Todos los niños eran obligados a participar en el desfile. Si ibas o no, disfrazado de revolucionario, tenías que participar en el desfile. Cientos de apestosos niños sucios simulando que marchaban, mientras en realidad jugueteaban entre ellos con sus rifles de cartón. Te frustrabas porque los profesores exigían que tus pasos sonaran como si marcharan, pero tu ibas con el traje de revolucionario, ergo, llevas huaraches. Y hacer que tus "zapateos" con huaraches suenen como si fueran un organizado grupo de soldados marchando, necesita algo más que ganas.
El caluroso sol de noviembre (qué ironía) te llegaba a la cara como una lluvia de lanzas calientes que tratan de arrancarte los ojos. Después de los primeros veinte minutos de caminata ya comienzas a sentir los estragos de la deshidratación. Los profesores, más hartos que tu, desahogan sus tritezas y penas en tu disfrazada persona regañándote por toda clase de nimiedades.

Regresas a la escuela y te encuentras con que hay una kermesse. Decenas de puestos de comida hecha por las madres de familia están ocupando el patio donde sueles jugar. Con alegría e inquietud te acercas a ver cuáles son las delicias que prepararon. Cada año lo mismo. Tostadas de nosequé, kilos de frituras y chicharrones, y afortunadamente no recuerdo qué más.
El punto es que tu estás ahí, aburrido, sin ganas de comer nada de lo que presentan ante tí, en especial porque el dinero que desperdiciarías en "botanas" puedes irte a gastarlo en maquinitas.
Aunque claro, la escuela necesita dinero y no va a perder la oportunidad de obtenerlo de tí. Y mejor si es a la fuerza. La puerta está cerrada a los alumnos, por lo que no puedes salir a la libertad, la horrible libertad. La coperativa está cerrada y la escuela prohibe terminantemente comprar con "Licha", la señora de la tiendita ambulante que ofrece porquerías más económicas.

Con el riesgo inminente de golpearte el meñique del pie por llevar huaraches jugueteas por todas partes buscando algunos minutos de diversión. Pero los profesores te amargan la vida y no te dejan jugar a placer puesto que puedes destruir los adornos que con tanto esfuerzo colocaron. Adornos revolucionarios que los profesores te encargaron realizar a tí, que al final terminó realizando tu madre. Sin saber en donde dejar tu colosal sombrero lo llevas en el craneo todo el tiempo. Algunos niños de los primeros años llevan sombreros tan grandes que hasta los hacen perder el equilibrio, logrando parecerse a bebés disfrazados de campesinos.


Pero no solo en la primaria te pateaba el aniversario de la revolución mexicana.

En la secundaria (o al menos en la mía), cada día 20 de noviembre se realizaba una pequeña carrera atlética que emulaba al mencionado desfile. Eran poco más de 6 Km lo que se tenían que correr. Todos los estudiantes estaban "invitados" a correr. Aunque siempre estaba a elección del alumno, el no hacerlo representaba el odio inmediato del profesor de educación física, trayendo consigo las represalias inherentes.
El correr es una actividad que nunca se me ha dado. Anque solía ser bueno para otros deportes (fútbol, ajedrez, esgrima, levantamiento de control remoto, cricket, etc.) el atletismo es algo que nunca se me dio muy bien. Por tal motivo, el participar en esa carrera me parecía una tortura medieval, cuyo castigo era terminar prácticamente vomitando mis pulmones.

Felizmente la secundaria terminó y en el Cobach la tortura continuó. Para conmemorar el aniversario de la revolución mexicana, el Cobach realiza su "muestra deportiva anual", en la que los mejores jugadores de todos los deportes, de todo el estado realizan acto de presencia en el municipio que haya sido elegido como sede de la muestra deportiva estatal de los Cobach. Normalmente no era tan mala. Si no destacabas en nada, simplemente te pasabas ese día holgazaneando en tu casa. Excepto claro, si eras de primer semestre. Para evitar gastos innecesarios, el Cobach realiza lo que se le llaman "estancias". En estas estancias, cada uno de los alumnos de 1° semestre, estaba obligado a "albergar" a por lo menos uno de los deportistas que venían de otros municipios.
Casi siempre, los fresas castrosos de Cd. Valles se iban a un hotel, pero los de municipios menos afortunados, tenían que enviar a sus alumnos a las casas de otros alumnos.
La ocasión que me tocó albergar a un estudiante pasó algo más o menos así:

Teh Dib: - Ojalá que me toque una chava potable.
Compañero genérico de Teh Dib: - A mi también.
Profesora castrosa: - Teh Dib... a tí te tocará un goey.
Teh Dib: - mmmta.

Afortunadamente el chavo era alguién callado y recatado, por lo que no causó molestia alguna. Sin embargo, yo también era responsable de llevarlo al lugar en el que se desarrollaría la competencia en que el chavo participaría.
Él era un participante de "Danza folklórica". Tenía que pasarme TODO el día en la competencia de danza porque no sabía a que hora iba a salir el chavo. Normalmente la danza no me molesta. En la mayoría de los casos me agrada. Pero pasar ocho horas en una competencia de danza es algo que es superior a mí. En especial cuando la música es prácticamente la misma para todas las danzas de todas las escuelas.

Como si toda esta clase de actividades no me pateara suficiente, llega la panacea de la castrosidad. Un momento de tan elevada molestia y frustración junta que se podría hacer un campo castrositorio de propiedades épicas.
Cuándo tuve que desempeñarme como valla humana al desfile del 20 de noviembre para cumplir cabalmente con mis obligaciones del Servicio Militar Nacional. Nos sitan a las 06:30 horas en la plaza de los fundadores. Los soldados llegan a las 08:30. Nos mantienen formados hasta las 09:00. A las 09:30 llegamos a la posición que ocuparemos y nos extienden por el perímetro comunicándonos que nuestro deber es estar en el inclemente frío otoñal con solo una playerita que dice SMN y una gorra roja impidiendo que las personas cruzaran la valla metálica que habían puesto con anticipación.
El desfile comienza hasta las 11:00 y dura 21 minutos. Todos nos separamos y regresamos a la mencionada y conocida plaza para que nos tomen lista. Al reunirnos suficientes elementos, el de más alto rango nos dice que le acaban de dar instrucciones de que no nos tome lista y nos manda sonoramente a la verga.
Con cientos de deseos de que se fuera a chingar a su madre, adentro de un bote para que suene y en abonos para que le dure hasta el próximo desfile, nos largamos de ahí con una chifladera épica; deseando que el sargento sufra de una repentina dislocación de pene.

¿Ahora entiendes, querido y teórico lector, el por qué me caga el día 20 de noviembre? Al menos ahora, en la residencia ya no tengo que disfrazarme de nada y nos dan el día ^_^.

Por cierto, deseo enviar un saludo, un abrazo y un beso a Jeny que cumplió años el día 17.
Y un saludo al Marcel que cumple años el día 20.

Si, definitivamente el día 20 me corroe las entrañas.
ROFL!

P.S. Mi hermano cumple años el día 30. También le mando un saludo, aunque casi estoy seguro de que nunca leerá esto.

PS2. Exigo de nuevo que la autora del blog "En La PlanTa De Tus PiEs" active los comentarios. Me identifiqué tanto con el último post que me muero de ganas por poner un comentario. Aunque ella me describa como "Algo loco, pero interesante".

2 Personas con IQ alto han comentado:

Parabrisas dijo...

aah! si, estoy de acuerdo contigo, yo odiaba las mugres marchas en pants de la escuela, con el chi claor que hacia!!..en prepa estuve en banda de guerra y los trajes no son nada frescos, sin contar que tenia que ir cargando un tamborcito de 3 kg aprox. ... este 20 fui a ver los desfiles y al principio stuve orgullosa de k ahora estaba del otro lado, y la loser no era yo. eso cambio despues de un rato, que empeze a recordar mis dias de escuela, me puse mis ojos remy y maldicion, llego el recuerdo y por primera vez senti k...stoi creciendo!! y es ke es padre acordarte de las ñoñeses q uno pensaba, y las preocupaciones q te acongojaban en ese entonces.. bueno, tengo k dejar de escribir, voe a llorar un poco en el rincon de mi cuarto...sniff!!
jajajaa no cierto, ya paso:p

Parabrisas dijo...

aah se me pasa, jaja fui la unica loser que se sentia bien en los desfiles?? digo, es ke no se siente nada mal que te observen asi con admiracion (o sera con burla), cuando staba en banda de guerra y volaba mis baketas en el aire era genial escuchar el wooo!! seguido por unos aplausos, jajaja y las torres!! los pisotones, aterradas, asoleadas, la nta si valian la pena cuando mirabas la cara de angustia por que no te fueras a caer. aah como soe cirkera. jiji

Publicar un comentario

Ándele, deje su comentario.
Gracias.