viernes, marzo 28, 2008

Septuagésima sexta - Viajando -

Salutations mon cher et théorique lecteur.

Estoy aquí para postear animadamente otra de las aventuras que te deshacen de emoción.
Como todos sabemos y disfrutamos, la semana santa trae consigo muchas bendiciones. Representa los últimos días de Cristo en la tierra y afirma su poderío en la panacea de los milagros: “El domingo de resurrección”. Pero para los que somos ateos, representa más, mucho más: representa que tendremos dos días de hueva. Representa un puente de vacaciones que nos alegrará la vida permitiéndonos faltar al trabajo durante cuatro días.

Estos cuatro días los utilizamos normalmente para tirar barra, holgazanear, dormir y demás actividades que aumentan nuestra opulencia de holgazanería. Algunas otras personas aprovechan que sus hijos están también de huevones y se alejan de la ciudad para tomar unas merecidas vacaciones. Normalmente se van a alguna playa o a los escondidos rincones de la huasteca potosina (o la huasteca del lugar dónde vivas querido y teórico lector). Además, normalmente la Semana Santa cae en posteriores días a la entrada de la primavera por lo que estos destinos turísticos son perfectos para eliminar el calor que nos agobia. Los padres de familia salen con sus hijos pequeños a los balnearios, los amigos salen de paseo y deciden llegar a alguna cascada o algún río en el que puedan mostrar sus apoliyados cuerpos. Esas son las vacaciones de semana santa, curiosamente muy parecidas a las vacaciones de verano.

En el trabajo a la hora de la comida, se me cuestionó de a qué lugar iba a salir de vacaciones. Yo contesté indiferentemente que a ningún lado. A mi no me gusta viajar. Me encanta conocer lugares nuevos y atractivos que aumenten mi cultura o me distraigan de mi aburrida vida citadina. Pero el hecho de transportarme hasta aquellos lugares me produce una hueva dinosáurica. ¡Qué cabrón salí! Me gusta ir de viaje pero no me gusta transportarme hasta mi destino. PSA’huevo, qué conveniente.

El punto es que mi jefe y demás ingenieros estuvieron castrándome diciendo que con esa mentalidad nunca conocería ningún lado y que siempre estaría en mi casa y demás. En lo personal no me molestaría. Me gusta la idea de pasar vacaciones holgazaneando en mi casa entregado completamente a mi hobby mediático pajero. Pero ese no es el punto.

Mucho más tarde ese día, un cuate, amigo, pana, compadre o como gustes decirle querido y teórico lector - al que para proteger su identidad le llamaré G. Olvera… no, es muy obvio… le llamaré Gil O. - llama a mi casa y me informa que el cumpleaños de uno de sus antepasados está por llevarse a cabo al día siguiente en un paradisíaco lugar llamado “Lagunillas”. Y cordialmente me invita a que vayamos, prometiendo diversión y lo mejor de todo, abundante y deliciosa comida. Con toda la emoción que puede caber en mi cuerpo (nótese el sarcasmo), le pregunto:

Teh Dib - ¿A cuántas horas queda?

Gil - Tres horas veinte minutos, tres horas y media máximo.

Fuuuuuck!!!

Tres horas y media desperdiciadas en un automóvil. No mamar. No estoy diseñado para esa clase de actividades. Me da hueva transportarme de mi casa al centro de la ciudad y eso que me queda a 20 minutos (en camión). Estaba a punto de mandarlo sonoramente a la verga cuando recordé la conversación con mis compañeros de trabajo y me dije a mí mismo: ¡Pu’s órale, chingue su madre!

Y así se lo hice saber al invitador:

Teh Dib: - ¡Pu’s órale, chingue su madre!

Gil - Eso es todo. Chido, además, también va a ir el Juan. (Su nombre fue alterado para mantener el anonimato).

Así comienza, querido y teórico lector:

Lagunillas
Y cuando andábamos cortando rábanos.


Son las 14:00 hrs del miércoles y acabo de llegar a la casa de Gil. Llevo una pequeña maleta en la que se acomodan hábilmente tres pantalones, dos pants, un short, cinco playeras varios pares de calcetines, algunos calzoncillos y demás ítems indispensables para el buen llevar de unas vacaciones. Y todo esto, para pasar únicamente dos días y medio.

La salida sería posterior a las 17:00, pero pues necesitábamos tiempo para “echar las retas”. Ya saben, agarrarnos a golpes virtualmente.

Fue algo así

Teh Dib: ¿Qué onda?

Gil: ¡Bofo! ¿Qué tantas madres traes en la maleta?

Teh Dib: ¿A qué te refieres? No llevo ningún cadáver.

Los minutos pasaron al igual que las retas. Posteriormente llegó Juan y las cosas sucedieron de la misma manera.

Entre las retas y las ofensas mutuas, Gil nos comenzó a hablar del pueblito al que nos dirigiríamos.

Gil: Sssss… Es basura. Es un pueblito pequeño, sin tecnología, sin señal del celular. Un apestoso rancho que tiene una laguna muy cerca y que solía tener un río atravesando el pueblo.

Faltando 20 minutos para las 17:00 decidimos que era una buena idea adquirir algo de materia esencial para la vida en forma de frituras. Así que fuimos al expendio de frituras más cercano, y compramos más o menos medio kilo de frituras. Al ver la obscena cantidad de frituras que compramos, el amable tendero nos preguntó si queríamos limones y salsa en una bolsa o preferíamos mezclarlas de una vez.

Preferimos llevarnos la salsa en una bolsa.

Cualquier parecido con unos intestinos, es mera coincidencia

Así, el amable tendero nos proporcionó nuestra gigantesca bolsa de frituras, que contenía además de las mencionadas botanas, una bolsa con mucha salsa y limones en abundancia. Al hacer una inspección más minuciosa de los limones, observamos que aunque eran en efecto bastantes, NO estaban partidos.

¡Putísima y se casó de blanco!

¿Cómo nos da unos limones sin partir?

Me cae que la amabilidad del sujeto es únicamente comparable con su estupidez.

Pero bueno, a las 17:00 comenzó el viaje.

Llegamos a la gasolinería y pedimos $300.00 pesos de la verde. Y algo de gasolina también. El viaje estuvo lleno de las clásicas bromas castrosas de viaje. Los molestos y milenarios: ¿Ya llegamos? ¡Quiero ir al baño! ¿Podemos comprar helado? ¿Ya llegamos? ¡Quiero ir al baño! ¿Podemos subir a ese vagabundo? ¿Ya llegamos? ¡Quiero ir al baño! ¿Podemos comprar helado?

Y aunque las bromas, la mierda que nos tirábamos y la evocación de inútiles compañeros de preparatoria eran entretenidos como una comedia de situación que tanto me gustan, las curvas realizaron abrumadoramente su misión y atacaron mi estómago. Comencé a marearme. No era algo brutal como si me acabara de bajar de las “tazas locas” o similares, pero me sentí un poco indispuesto del estómago. Así que para evitar posibles malestares que terminaran en la exposición de mis jugos gástricos desde un vehículo en movimiento, decidí que era mejor recostarme, cerrar los ojos, poner mi celular con las canciones de Molotov que tanto me gustan y tratar de dormir.


Cuando llegamos a Río Verde (más o menos a la mitad del camino) bajamos a comprar elotes. Según me decían, los mejores del rumbo. Al final todos concordaron que el lugar en el que los adquirieron no era ni de cerca el óptimo ya que había omitido importantes elementos en la preparación de tan deliciosa gramínea.

Muestra inequívoca de que en Río Verde también hay judíos.

Cerca de las 20:00 hrs. Nos acercábamos a nuestro destino. Con el camino completamente oscuro y lleno de matorrales a los lados, parecía como la tercera parte de “El proyecto de la Bruja de Blair”. Cruces y vírgenes de mármol en posiciones de ataque y con semblante amenazador adornaban el camino que nos llevó hasta la casa que nos serviría de posada.

¿A poco no está como de Leyenda Potosina?

Al llegar, observé con asombro lo inclinada que estaba la calle principal. Los postes de luz eléctrica iluminaban tenuemente la calzada dejándonos ver una hilera de casas con el típico aspecto de las casas en un pequeño pueblo: casas enormes, terrenos aún más grandes, y alrededor de la casa animales de granja, vacas, toros, perros, gallinas, etc. Una amable señora abrió la puerta y nos atendió con celeridad y paciencia. Era la tía de Gil.

Al mostrarnos la casa, llegamos a una de las más importantes: El baño.

Aquí, fue donde Gil nos dio una noticia que nos perturbó de tal manera que incrédulos tuvimos que comprobarlo.

Gil: No hay agua. Para lavarse las manos, bañarse y “bajarle” al baño deben utilizar cubetas.

¡Mergas!

No mamar. ¿Qué es eso de utilizar cubetas para el baño?

Recelosos de la noticia, velozmente nos acercamos al inodoro y con cuidado y se podría decir que hasta un poco de miedo, estiramos nuestro dedo índice y empujamos la palanca hacia abajo, como normalmente se haría. Repetimos el movimiento varias veces y sorprendidos observamos como simplemente no pasaba nada. La mágica palanquita que se encarga de vaciar el retrete no estaba realizando función alguna.

NOOOOOOO

Gritamos al unísono Juan y yo, visiblemente perturbados al notar que todo en lo que creíamos y que para nosotros solía tan común como respirar, era tomado por la cara y violado con lujuria demoníaca.

Pero llegó la parte importante. La cena.

Afortunadamente para nosotros, la familia de Gil cocina estupendamente. Todas las comidas estuvieron deliciosas y abundantes.

Así que al terminar de cenar (y tendiendo problemas para respirar por lo llenos que estábamos), pasamos a la habitación que hace las veces de sala y encontramos lo mejor de todo: sus tías tienen sky. PSa’huevo. Inmediatamente, tomé el control y busqué con la guía toda la programación de MTV, hasta que apareció, mirándonos desdeñosamente desde lo alto de su grandeza, el nombre más sexy que haya leído en una guía de televisión satelital: Daria. A las 13:30 del día siguiente saldría un episodio de Daria. Olvidando todas las reglas de comportamiento y valiéndome menos de media madre las buenas costumbres, aparté el programa, sin saber si a esa hora sus tías ven algún programa.

La noche prosiguió y nosotros seguíamos viendo la TV. Gozando de los beneficios de la televisión satelital. A las 02:00 nos fuimos a dormir.

Pero esto no podía ser tan sencillo. ¡Oh, no! Para comenzar, al entrar a la habitación, vemos como tiene una especie de “techo falso” que estaba perturbadoramente dispuesto para ocultar el ataque de una serpiente, una cucaracha o una de esas arañas mortales que andan viviendo por ahí. Así que comenzamos a cuestionar al anfitrión:

- Goey, no mamar. ¿De ahí no salen serpientes, escorpiones o fantasmas?

Gil: Yo tenía ese mismo miedo hasta los 15 años. Pero después se me quitó… nunca ha sucedido nada… hasta ahora.


Este es el techo... si no nos atacó ningún animal fue pura suerte...

No tan convencidos como nos hubiera gustado, y con cuidado de no hacer ningún ruido, decidimos que era hora de descansar… pero obviamente, no íbamos a dormir con la ropa que llevábamos. Era imperioso el cambiarnos de ropa por, al menos, un pants.

La habitación.

Sabiendo qué iba a suceder, los tres nos quedamos mirando fijamente. Era obvio que necesitábamos cambiarnos, pero la presencia de las otras dos personas ahí nos incomodaba de sobremanera. Entonces, Gil trata de tomar el mando:

Gil: Mkay! Yo me cambio aquí y ustedes se van a baño

The Dib: ¡ni mergas!

Después de una sucesiva discusión de quién se iba al baño a cambiar y hastiado por todo decidí que si queríamos dormir, alguien debería comenzar a cambiarse. Entonces decidí que era ahora o nunca.

Saqué el pants de mi maleta mientras con incredulidad me observaban los dos perturbados sujetos. Me desabroché el pantalón y les dije:

- Voy a hacerlo. Me voy a cambiar en este momento. Si no salen, es bajo su responsabilidad.

Gil: No lo harás, no tienes el valor. (En ese momento, Juan se voltea)

Teh Dib (bajándome el cierre)… es la última oportunidad.

Gil: No te atreverías. Juan míralo, si ambos lo miramos no lo hará. No tiene el valor.

Estaba a punto de hacerlo cuando se nos ocurrió que todo sería más fácil si mientras uno se cambiaba, los otros dos esperaban afuera. De hecho, era casi lo mismo que si nos cambiáramos en el baño, pero eso se convirtió en una cuestión de honor. No era por ver quién se cambiaba primero, sino por ver quién se quedaba a cambiar en el cuarto.

Las bromas completamente sin sentido no se hicieron esperar:

- Oye, “Mancha en el gluteo izquierdo

- ¿Qué quieres, lampiño?

- ¡Cállense los dos, “pequeños”!

Al amanecer del día siguiente, al fin pudimos constatar el tamaño del “patio trasero” de la casa. En verdad enorme y con espacio suficiente para que maniobren a placer gallinas y otros animales.

Pero bueno, habíamos ido a ese lugar para una cosa en específico y es lo que íbamos a hacer. Así que desde temprano, decidimos realizar nuestro propósito: nos pusimos a jugar Play Station.

Así estuvimos hasta que llegó la hora de Daria y disfrutamos de un excelente episodio de Daria. Después, seguimos jugando. Horas y horas de retas nos permitieron olvidarnos de que había todo un pueblo por explorar. Hasta que se nos “sugirió amable pero firmemente ir a dar una vuelta por el pueblo, para conocerlo y admirar la laguna que le da nombre al pueblo.

Así que pues para aprovechar el viaje, decidimos salir. Caminamos algunos metros hasta llegar al que denominan como “el centro del pueblo”. Un apestoso kiosco con unas banquitas en el perímetro y eso es todo. ¡No me imagino lo emocionante que se ha de poner el día de la independencia! A continuación, seguimos caminando y observábamos curiosamente que todas las casas eran en concepto iguales. No era nada más un lugar para vivir. Eran delimitaciones congruentes suficientes para sembrar y cosechar algunos vegetales, criar ganado, y claro cómo no, para vivir cómodamente. Eso si tuvieran agua corriente y drenaje, pero según se nos comentó, esos eran lujos con los que aún no contaban. Finalmente llegamos a un lugar llamado “El sótano”. Era ni más ni menos un valle gigantesco en el que antes solía pasar agua. Eso era todo. Una especie de hoyo gigantesco que hasta parecía creado por un meteoro hace millones de años. Cubierto de matorrales y piedras peligrosamente filosas, si lanzas un cadáver ahí, nadie se preocuparía por intentar rescatarlo. Sería demasiado complicado como para intentarlo y no valdría la pena ni aunque fuera el cadáver del asesino de J. F. K.

El sótano.

El centro del pueblo

Regresamos sobre nuestros pasos y dimos vuelta en una de las “calles principales” (únicamente tiene dos) y fuimos descendiendo por la carretera. Caminamos cerca de 20 minutos cuando llegamos a la máxima muestra de orgullo del pueblo: La laguna colorada.

Teh Dib: - Disculpe señor... ¿En dónde queda la laguna colorada?
Pueblerino: - Allá, por donde se ve la bolota amarilla.

Era como un enorme charco, rodeado de piedras blancas, lleno de agua particularmente verdosa a la mitad de la nada. Y eso era todo. No había vegetación exótica ni animales peculiares que habitan en la laguna. Digo, no esperaba ver a “Nessy”, pero algunos peces hubieran sido agradables. Cuando llegamos, unas personas se sordeaban hábilmente para que no notáramos que estaban extrayendo agua con una bomba. Según se nos informó posteriormente, el extraer agua de la laguna está prohibido, puesto que hace algunos años se secó por primera vez en toda la historia del pueblo.

Se rumora que el mismo Dios bajó y la llenó con una bomba.

Y eso era todo.

Ese fue el pueblo.

Únicamente ganado, perros, y terrenos considerablemente grandes.

Para el regreso, tomamos un atajo. Un atajo que me pateó las bolas considerablemente. Era subir una ladera que nos llevaba directo al panteón. Pero la puta ladera estaba más inclinada que la chingada. Ya ven que la chingada está inclinada, pues esta ladera estaba peor. Prácticamente parecíamos los goeyes de límite vertical de lo empinado que estaba. Casi vomitando los pulmones por el esfuerzo y con los tendones tiesos al fin subimos la ladera. Observábamos desde arriba la colina que subimos y dijimos:

PSA’huevo, qué cabrones somos.

¿Cuál Everest? Esta es "el ascenso"

Regresamos a jugar Play Station de nuevo. Burlándonos de los ataques increíblemente bizarros que salen en el juego de Melty Blood o muriéndonos miserablemente en los pantanos del Metal Gear Solid 3.

Así estuvimos hasta la hora de la cena, en la que los anfitriones nos consintieron con una copiosa cena cuya descripción más acertada sería “deliciosa”. Posteriormente volvimos a jugar y así llegó la madrugada.

Repitiendo el procedimiento anterior, estábamos en toda la disposición de dormir cuando de la nada, comenzaron las clásicas preguntas que pueden hacerse tres hombres a mitad de la nada:

¿Con cuántas? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué?

Y por si no te lo imaginabas querido y teórico lector, todas esas preguntas eran relacionadas con mujeres. La primera, la última, la más especial, etc. Comentando anécdotas y experiencias agradables, dolorosas, graciosas, etc. en una conversación que se formó de la nada y se prolongó casi hasta el amanecer. Promesas hechas, desamores y los efímeros traumas de una niñez peculiarmente solitaria salieron a la luz, bajo la sombra pálida de la luna.

Finalmente el último día llegó. Repetimos todas las secuencias ya descritas y poco después del medio día salimos. Cansados, ojerosos, sin ilusiones, con la idea feliz de que regresaríamos a la civilización y con elemental parsimonia abordamos la camioneta; tres horas con treinta minutos después llegamos a la ciudad. Tal vez no más amigos, tal vez no con un mayor conocimiento de nosotros mismos, pero ciertamente con un tema para postear en nuestros blogs. Afortunadamente, yo soy el único que tiene blog. ^_ ^

En verdad debo agradecer a la cordial familia de Gil ya que nos atendieron muy bien todo el tiempo que estuvimos invadiendo su casa. Su abuelita es en verdad generosa y por momentos me recordó a la mía. Sus tías son en efecto, muy amables y eficientes.


Desde aquí quiero mandar una felicitación a Dio porque su cumpleaños es el día 30 y el año pasado no lo felicité. U_U

5 Personas con IQ alto han comentado:

Anónimo dijo...

gracias de por si que es un hecho la llegada del dia 31, lotienes que recordar, como sea saludos y que buen viaje

Anónimo dijo...

Qué bueno que te valió todo y decidiste ir al viaje. Oye estuvo buenísima la foto del judío y en general todo el blog... XD

Saludos!!! ^_^

Parabrisas dijo...

bolota amarilla!!! jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja.......

Anónimo dijo...

.

Judios ¬¬ ...

Como al final, mis padres no consiguieron días libres para salir de vacaciones, ésta fue mi única salida, y valió la pena.
También agradezco mucho a G.O. la invitación y a su familia por ser tan amable... y vaya, agradezco aquellos graciosos y amenos momentos con ustedes XD.

PD: Canal religioso... siempre pensé que era un chiste hasta ese entonces o_o.

.

Anónimo dijo...

En realidad el ateísmo es imposible.

El ateo niega una divinidad, o en otras palabras, "cree" que no hay nada superior o ajeno al humano.

El creyente acepta una divinidad, o en otras palabras, "cree" que hay algo superior o a la par del humano.

¿Cuál es la diferencia entonces?

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